Cuando estamos ansiosos, necesitamos un espacio habitable más grande.

Cuando estamos ansiosos, necesitamos un espacio habitable más grande.

Todos sabemos que la ansiedad es una mala compañera, pero ahora un nuevo estudio arroja nueva luz sobre el tema al descubrir que las personas ansiosas necesitan más espacio para vivir a su alrededor.

El espacio vital, para los no iniciados, es el espacio entre nosotros y los demás que necesitamos para sentirnos cómodos. Como puede imaginar, la cantidad de espacio vital que uno necesita varía de una cultura a otra, dependiendo de cómo se perciba el contacto físico. Así, en las culturas latinas el espacio interpersonal socialmente aceptado es más pequeño que en la cultura anglosajona, por ejemplo.



Sin embargo, en general, las personas necesitan entre 20 y 40 centímetros de espacio habitable para no sentirse amenazadas. Pero ahora, un estudio realizado por investigadores del University College de Londres ha revelado que cuando sufrimos de ansiedad, necesitamos más espacio para vivir a nuestro alrededor.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron a un grupo de 15 jóvenes. El experimento consistió en aplicar un estímulo eléctrico a un nervio de la mano para hacerla oscilar. Este reflejo no se controla conscientemente y, además, se ha demostrado que aumenta cuando el estímulo se induce dentro del espacio vital de la persona.

Los investigadores se limitaron a estimular las manos de los participantes desde diferentes distancias (a 4 cm, 20 cm, 40 cm y 60 cm). Evidentemente, cada persona tuvo que realizar una prueba para evaluar sus niveles de ansiedad.

Después de monitorear las respuestas, los científicos encontraron que las personas con ansiedad percibían los estímulos como más peligrosos y necesitaban más espacio para vivir a su alrededor para sentirse cómodos.

¿A qué se deben estos resultados?

Podemos plantear la hipótesis de que las personas ansiosas son mucho más sensibles a los estímulos ambientales y, por lo tanto, tienden a reaccionar más rápidamente, incluso antes de que su espacio vital haya sido invadido. Pero también podría deberse a que la ansiedad nos vuelve más aprensivos y nos hace reaccionar de forma exagerada a los estímulos.



De una forma u otra, este estudio nos ayuda a mantener las distancias adecuadas; es decir, si se trata de personas que padecen ansiedad, es mejor no acercarse demasiado a ellas, para evitar
que se sientan incómodos.



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