La resiliencia sigue un proceso similar
Hay personas que cultivan el resentimiento, la ira y la amargura cuando son atacadas. Por tanto, sus heridas permanecen abiertas incluso con el paso del tiempo, provocando sufrimiento y dolor, otras personas logran superar la situación superponiendo varias capas de una sustancia que actúa como bálsamo sobre las heridas; la sustancia se compone de aceptación, perdón y amor. Así, no solo la herida cicatriza más rápido sino que también se hace más fuerte, esto es la resiliencia, la capacidad de afrontar la adversidad y salir fortalecidos, de crecer también gracias a los contratiempos y sacar lo mejor de nosotros mismos en los momentos más difíciles. De hecho, la resiliencia no solo implica enfrentar un problema, sino también aprender de él y crecer como persona, promoviendo algunas de nuestras mejores cualidades.La resiliencia puede ser una cuestión de vida o muerte
Resiliencia No solo nos ayuda a sobrellevar los peores momentos, no solo tiene un impacto positivo en nuestro estado de ánimo, sino que también afecta la forma en que el cuerpo lucha contra las enfermedades. Londres, descubrieron que la forma en que lidiamos con la enfermedad afecta su curso. En su estudio pudieron ver que, cuando dos personas tienen la misma condición clínica inicial, quienes enfrentan la enfermedad con actitud fatalista y desesperada tienen peor pronóstico, mientras que quienes enfrentan la enfermedad con más resiliencia y no se rinden tienen un mejor pronóstico. Pronóstico. ¿Por qué? La respuesta, o al menos parte de ella, proviene de otro estudio, esta vez realizado en la Universidad de Cambridge. Todo parece indicar que el proceso resiliente estimula la producción de DHEA. Es una hormona que ha sido rebautizada como "hormona de la resiliencia" porque regula los niveles de cortisol, una hormona del estrés que también es precursora de los procesos inflamatorios. De hecho, se ha observado que las personas con niveles bajos de DHEA también son más propensas a sufrir depresión y trastorno de estrés postraumático, por lo que ser más resilientes no solo nos ayuda a poner una buena cara a la mala suerte, sino que también juega un papel importante. un papel importante en nuestra salud. La buena noticia es que la resiliencia no es un rasgo innato, pero se puede desarrollar. Todos podemos aprender a ser más resilientes Durante las últimas décadas, se han realizado varios estudios para descubrir qué tienen en común las personas resilientes. Los resultados revelaron estas características y formas de comportarse:1. Tienen una percepción muy desarrollada de su "yo". Las personas que son capaces de desarrollar una percepción muy fuerte de su "yo", saben quiénes son y qué es importante en su vida y pueden afrontar mejor la adversidad, porque son menos sensibles a las influencias externas. Son personas que conocen muy bien sus fortalezas y limitaciones y son capaces de encontrar fuerza dentro de sí mismas, una fuerza interior que les ayuda a evitar las críticas negativas y superar obstáculos. Estas personas son conscientes de que, aunque el camino a veces sea cuesta arriba, son ellos quienes deciden su destino.2. Saben cómo aprovechar al máximo cada situación.Las personas resilientes no son optimistas ingenuos, pero desarrollan un optimismo realista. Son conscientes de su potencial y de los recursos que tienen a su disposición, pero al mismo tiempo, tienen una visión optimista. Estas personas saben que las situaciones no son del todo positivas o negativas, por lo que se esfuerzan por encontrar lo positivo incluso en medio de la adversidad. Cuando las cosas van mal, la persona resiliente intenta aprender una lección. De hecho, una persona resiliente nunca pierde y nunca falla, sino que siempre aprende algo.
3. Miran hacia el futuroLas personas resilientes suelen tener una visión de la vida muy pragmática. Si bien la mayoría de las personas pierden el tiempo llorando por la leche derramada, las personas resilientes miran hacia el futuro. Estas personas son conscientes de que por mucho que duela la herida, el tiempo lo cura todo. Tienen la capacidad de superar las adversidades actuales y mirar hacia el futuro, obteniendo así una imagen más completa de la situación que les permite verla en perspectiva.
4. Son muy flexiblesLas personas resilientes tienen un concepto muy claro de sí mismas y conocen sus objetivos, pero también son muy flexibles ante el cambio. Frente a una tormenta no se endurecen como los robles, sino que se doblan como los sauces. Pueden adaptar sus planes a nuevas circunstancias sin aferrarse al pasado y pueden volver a la carretera muy rápidamente. Dado que no se aferran a una única solución, el universo de posibilidades que tienen a su disposición es mucho mayor.
5. Son persistentes en el cumplimiento de sus propósitos.Las personas resilientes cambian el camino pero no el destino. De hecho, si algo los caracteriza es su enorme perseverancia y tenacidad. Estas personas saben muy bien a dónde quieren ir y se esfuerzan por hacerlo. Su secreto está en no librar batallas perdidas, no luchan contra molinos de viento sino que se dejan llevar por la corriente. Estas personas son conscientes de que no pueden decidir la dirección del viento, pero saben que pueden adaptar sus velas para aprovecharlo al máximo.
6. Se enfrentan a la vida con ironíaUna de las características más importantes que distinguen a las personas resilientes es su sentido del humor. De hecho, no solo son capaces de reírse de la adversidad sino también de sí mismos. De esta forma la sonrisa se convierte en una aliada que les permite seguir siendo optimistas cuando todo lo que les rodea parece perdido. Sin embargo, estas personas nunca se burlan de los demás, su sentido del humor es inteligente y crítico, no se pretende minimizar la situación, sino solo restar importancia y liberar emociones negativas.
7. Cultivan la aceptaciónLos eventos traumáticos que no han sido procesados emocionalmente continúan lastimándonos. De hecho, se ha encontrado que las experiencias traumáticas y las que ya hemos aceptado se almacenan en distintas partes de nuestro cerebro y, cuando las evocamos, nos provocan distintas emociones. Por esta razón, las personas resilientes se esfuerzan por cultivar la aceptación. Estas personas sienten el dolor de la herida, pero no intentan negarlo ni reprimirlo, lo aceptan. Las personas resilientes reflexionan sobre las experiencias negativas para comprenderlas, aceptarlas y encontrarles un lugar dentro de su "yo". De esta forma pueden pasar la página más rápidamente.
8. Aceptan la incertidumbreUna de las mayores fuentes de tensión y estrés es tratar de controlar cada situación. Cuando algo se nos sale de las manos nos asalta la incertidumbre. Por esta razón, las personas resilientes optan por abrazar la incertidumbre, entendiendo que hay respuestas para todo y que a veces le pasan cosas malas a la gente buena. Estas personas no se torturan a sí mismas buscando una explicación que no encuentran, sino que aceptan la incertidumbre que acompaña a cualquier cambio y tratan de gestionarlo de la mejor manera posible.
9. Tienen confianza en sus habilidadesLas personas resilientes no son superhéroes. Y ellos lo saben. Sin embargo, confían en sus habilidades y, sobre todo, en su capacidad para afrontar la adversidad. Ante un obstáculo, la persona resiliente puede que no tenga la habilidad o los conocimientos necesarios para afrontarlo, pero esto no lo desanima, al contrario, acepta la situación como si fuera un desafío, porque confía en que podrá afrontarlo. de la mejor manera posible saliendo de él. Las personas resilientes tienen confianza en sí mismas, nunca creen que harán las cosas a la perfección, pero saben que harán todo lo posible. Y eso es suficiente para que encuentren la fuerza que necesitan.
10. Rodéese de personas positivasSi hay algo que distingue a las personas resilientes es que desde temprana edad saben rodearse de personas positivas que pueden apoyarlas cuando más lo necesitan. Las personas resilientes son independientes y disfrutan enfrentarse a los desafíos solas, pero saben exactamente cuándo es el momento de pedir ayuda. Son conscientes de la importancia de cultivar amistades y elegir cuidadosamente a las personas que pueden encajar en su círculo más cercano. Es como si tuvieran un sexto sentido para detectar personas tóxicas y mantenerlas a distancia. Esta característica les permite crear una sólida red de apoyo que los apoyará en los momentos más difíciles Recuerde siempre las palabras de Viktor Frankl: "El hombre que se pone de pie es incluso más fuerte que el que nunca se cayó". Este psiquiatra, que fue encarcelado en un campo de concentración nazi, sabía exactamente lo que quería decir.