Técnicas de autoconsuelo

Técnicas de autoconsuelo

Proporcionar consuelo y apoyo para nosotros mismos es tan importante, o más, que dárselo a los demás. Sin embargo, estamos más acostumbrados a criticarnos por nuestros errores que a ser compasivos con cada caída y decepción.

Técnicas de autoconsuelo

Última actualización: 15 de marzo de 2022

¿Nos tratamos bien? ¿Nos ofrecemos consuelo de la misma manera que se lo ofrecemos a los demás? La verdad es que muchas veces no es así. Según la ciencia, ignorar las técnicas de autoconsuelo aumenta el riesgo de sufrir trastornos de ansiedad o depresión.



Por regla general, tendemos más a la autocrítica que a la autoconfort. Hacemos esto porque nuestra educación y los rígidos cánones de la sociedad nos empujan a ser perfectos e infalibles. Nos esforzamos por no cometer errores, ser altamente efectivos, competitivos y ser los mejores trabajadores, los mejores socios, los mejores padres, los mejores amigos, etc.

Apuntamos a niveles tan altos de rendimiento que no hay lugar para vulnerabilidades, errores o fallas. No es fácil consolarse cuando uno se mira con culpa y no con cariño. No es fácil cuando hemos sido entrenados para ser duros con nosotros mismos para lograr la perfección preciosa e imposible..

Brindar comodidad significa sentirse humano y estar en contacto con nuestras emociones.

A menudo nos descuidamos tanto que no nos ofrecemos el apoyo que necesitamos en el camino de la vida.

5 técnicas de autoconsuelo en tiempos difíciles

Las técnicas de autoconsuelo son estrategias psicológicas dirigidas a ofrecer calma, alivio emocional y esperanza.. Por eso, ayudan a trabajar consigo mismos para encontrar el mismo bienestar que se obtiene cuando recibes un abrazo o unas palabras de apoyo. Darnos estas caricias emocionales es lícito, necesario y positivo.



Cuando se atraviesa un mal momento, siempre es de sabios contar con el consuelo de quienes nos rodean; sin embargo, no podemos confiar únicamente en estas fuentes externas.

No todo el apoyo que recibimos tiene que venir de nuestro círculo social. Necesitamos obtener consuelo, apoyo, consuelo y validación emocional de nosotros mismos también.. Por ello, conviene conocer algunas estrategias básicas para dominar este arte tan necesario.

1. Acepta las emociones desagradables

La Universidad Pontificia Comillas de Madrid, España, ha realizado un interesante estudio de investigación sobre el tema. La terapia centrada en la emoción, por ejemplo, parece proporcionar recursos valiosos para desarrollar habilidades de autoconsuelo.

Muchas personas no pueden aceptar fácilmente las realidades internas más problemáticas y problemáticas.. La tristeza, la frustración o la ira debido a la decepción, el fracaso o incluso la angustia han sido las que normalmente evitamos.

Es más fácil usar el piloto automático y actuar como si estas emociones no existieran. A la luz de esta, una de las estrategias de autoconsuelo es dejar espacio para lo que duele y validar cada emoción, incluso aquellos con un valor negativo.

En ningún caso debemos decirnos a nosotros mismos “No es nada, es una tontería sentirse así o enfadarse así”. Más bien, lo ideal es aceptar todos los estados de ánimo.

Debe tenerse en cuenta que los sentimientos dolorosos suelen ser temporales. Se debilitarán gradualmente si no los evitamos, los negamos o nos oponemos a ellos.

2. Técnicas de autoconsuelo: ser amable contigo mismo

La psicóloga Kristin Neff es conocida por sus padres contribuciones científicas a un concepto fundamental en psicología: la autocompasión.


Ser compasivo, por lo tanto bondadoso, con uno mismo significa dejar de juzgarse por los propios defectos y errores y aceptarse incondicionalmente.

Pero ¿qué mecanismos o Las estrategias pueden ayudarnos a desarrollar la autocompasión.? Aquí hay algunos ejemplos simples:


  • Disfrute de tiempo de calidad, descanse, participe en actividades que traigan paz o satisfacción.
  • No etiquetes tus emociones como positivas y negativas, no te juzgues a ti mismo. Abraza a la persona que eres aquí y ahora, con sus emociones.
  • Utilizar técnicas de relajación para aliviar tensiones, para conectar mejor contigo mismo desde un estado de calma y paz.

3. Menos autocrítica y más autoempatía

Otra técnica de autoconsuelo que podemos usar es apagar el diálogo interno crítico. Todos tenemos un juez, que puede ser realmente despiadado. y no perdonar ciertos errores, castigar porque nos sentimos vulnerables, tildarnos de débiles y menospreciarnos porque no siempre son efectivos y resolutivos.

Para contrarrestar la autocrítica necesitamos ser más empáticos con nosotros mismos. Godfrey T. Barrett-Lennard, profesor de psicología en la Universidad de Murdoch (Australia), habla de una investigación. La psicoterapia, argumenta, debe entrenar al paciente en esta competencia básica.


La autoempatía te permite sintonizar con la parte de ti que sufre, que tiene miedo, que navega en la tristeza y que necesita consuelo. Si eres empático con amigos o familiares, ¿por qué no hacer lo mismo contigo mismo?

Dejar de ser tan estrictos y exigentes con nosotros mismos puede ser difícil. Sin embargo, necesitamos entrenarnos para usar un diálogo interior más amable y empático.

4. Refugios en los que desahogarse, refugios en los que despejar la mente

Consolar significa crear un espacio seguro para que la persona llore y exprese sus necesidades. Asimismo, proporcionar medios y estrategias para dejar de lado el sufrimiento y abrazar la vida. También debemos hacer esto con nosotros mismos.

Entre las diversas técnicas de autoconsuelo, se recomienda encontrar Canales que te permiten desahogar tus emociones. Escribir, escuchar música… Todo el mundo tiene siempre sus propios refugios catárticos en los que dejar salir su interior.


Por otro lado, no dudamos en conectarnos con escenarios que nos puedan relajar, pensar en otras cosas, distraer la mente (caminar, viajar solo, etc).

Ningún sufrimiento dura para siempre, pero la resistencia o la negación aumentan su duración.

5. Técnicas de autoconsuelo: la temporalidad del dolor

Hay otra estrategia útil en tiempos difíciles: recuerda que nada es eterno y que el dolor difícilmente durará para siempre. Sólo cuando lo negamos, el sufrimiento dura más de lo esperado; sólo cuando reprimimos la herida o nos descuidamos, la angustia se vuelve crónica.

Aceptamos ese inesperado, ese fracaso, esa pérdida. Ofrezcámonos consuelo como lo haríamos con nuestro mejor amigo. No le demos la espalda, pero tratamos de ser el mejor apoyo para nosotros mismos.

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