Cuando todo empieza a torcerse, nuestra capacidad de control se pone a prueba. Es fácil dejarse guiar por la ansiedad, pero nos impide pensar con claridad.
Última actualización: 05 marzo, 2020
No es fácil mantener el autocontrol cuando estamos bajo presión., sobre todo si todo parece conspirar para volvernos locos. Si hay días en los que todo sale mal, hacer que vayan por el buen camino es cuestión de actitud.
Es precisamente cuando todo empieza a torcerse cuando nuestra capacidad de control se pone a prueba. Es fácil dejarse guiar por la ansiedad, pero esta ansiedad nos impide pensar con claridad y para resolver el desafío al que nos enfrentamos.
Podemos afrontar estos momentos con estrategias sencillas y evitar que lo que sale mal empeore. Son acciones concretas que marcan la diferencia entre manejar una situación o dejar que se complique y se salga de control. Aquí hay algunas técnicas para usar cuando el caos parece estar tomando el control.
“En las últimas carreras de la temporada, lo que cuenta no es solo el rendimiento y el rendimiento del coche. También cuenta la psicología del piloto, la presión y cuánto es capaz de aguantar".
-Alain Prost-
Las 5 estrategias para mantener el autocontrol incluso bajo presión
1. Presta atención a las palabras
Lenguaje y pensamiento van siempre juntos: uno es consecuencia del otro. Por eso es importante saber adaptar el lenguaje a la situación. Esto moldea automáticamente el pensamiento y lo vuelve a nuestro favor.
Para mantener el autocontrol cuando estamos bajo estrés, es importante describir la situación con la mayor precisión y realismo posible. En otras palabras, es mejor no dar rienda suelta a ese lenguaje catastrofico que surge espontaneamente cuando somos presa de la ansiedad o angustia.
Algunos piensan que se desahogan diciendo "¡Nunca estoy de acuerdo con uno!". En realidad están equivocados. Expresiones como esta solo aumentan el malestar. Por eso es necesario elegir cuidadosamente las palabras con las que estructuramos nuestros pensamientos en momentos de gran presión.
2. Equilibrar el cuerpo para mantener el autocontrol
Las situaciones estresantes provocan una serie de cambios en el organismo, afectando negativamente el funcionamiento de los órganos. Una de las estrategias para mantener el control consiste en regular el cuerpo.
Antes que nada, sin embargo, debemos familiarizarnos con el funcionamiento de nuestro organismo en condiciones normales. Por eso es importante conocer el ritmo de nuestro corazón, nuestra sudoración o la sensación que nos envían nuestros músculos.
De esta forma podremos identificar cualquier variación. Esta toma de conciencia nos ayuda a llevar el cuerpo a una situación normal, sobre todo si nos ayudamos con ejercicios de respiración.
3. Activa pensamientos positivos
El autocontrol depende en gran medida de la perspectiva que adoptemos y de los elementos que ejerzan presión. Si la modalidad que asumimos es "pobre desgraciado", la situación pronto tomará los contornos de la tortura.
Si convertimos nuestros pensamientos, tenemos más posibilidades de salir de la espiral negativa. Cada situación lleva algo dentro de sí misma. El objetivo de este ejercicio es averiguar cuánto de favorable se puede esconder detrás de una situación que genera tanta presión.
A menudo, lo que es inmediatamente fácil no enseña mucho. Por el contrario, las complicaciones pueden alimentar la psique. O simplemente nos enseñan a ser más pacientes y desafían nuestra capacidad de control. Esto ya es, en sí mismo, un hermoso logro.
4. Proyectarnos hacia lo nuevo
Dedicamos poca energía a procesar eventos pasados. No solo los grandes eventos que cambian la vida, sino también las pequeñas experiencias diarias que la moldean.
Cuando adquirimos la costumbre de dedicar un tiempo al análisis, nos damos cuenta de lo que la adversidad nos ha enseñado. También es probable que encontremos allí la confianza para enfrentar desafíos similares.
“Hacer los deberes” en este sentido nos ayuda a situarnos mejor en situaciones de presión o crisis. Tratemos de sentir cómo el nudo al que nos enfrentamos nos puede ayudar a crecer. Incrementamos la capacidad de ser permeables a lo que el curso de los acontecimientos nos pueda enseñar.
5. Haz comparaciones constructivas
Cuando nos enfrentamos a una situación que pone a prueba nuestra paciencia, es sabio referirse a experiencias pasadas. Se trata de hacer una comparación constructiva, con el objetivo de aplicar lo aprendido en situaciones similares.
Esta estrategia es particularmente útil cuando la situación nos parece muy difícil y la mente hace un "intento de recuperación" permaneciendo en blanco. O cuando nos sentimos muy fatigados y experimentamos una sensación de impotencia. En estos casos, lo ideal es utilizar lo aprendido ayer para resolver el problema de hoy.
Como puede ver, la actitud cuenta en todas las estrategias para mantener el autocontrol. Evitamos dejar el mando a lo que nos amenaza. En cambio, preparémonos para ver el problema como un desafío, una experiencia constructiva.