Síndrome de eco: la fractura de la autoestima

Síndrome de eco: la fractura de la autoestima

El síndrome de eco define a aquellas personas que han dejado de preocuparse por sí mismas para entregarse emocionalmente a los demás.

Síndrome de eco: la fractura de la autoestima

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

síndrome de eco se inspira en la ninfa llamada Eco que, castigada por Hera, se vio obligada a repetir las últimas palabras de cada conversación. Esta figura mitológica hoy representa a muchas personas que luchan día tras día por tener una voz propia, por ser visibles. Lo cual es muy poco probable que lo logren porque están rodeados de un narcisista.



Uno de los términos más novedosos en el campo psicológico es sin duda el término ecoísmo. Aunque la raíz de esta palabra parece estar relacionada con el cuidado del medio ambiente, en realidad encuentra significado en la mitología griega. Más concretamente en una oreada del monte Eliconia, enamorada de un hermoso pastor llamado Narciso.

Fue el Dr. Craig Malkin, profesor de psicología en la facultad de medicina de Harvard y psicólogo clínico, quien introdujo por primera vez la palabra ecoísmo en su libro ¿Qué tiene de malo sentirse especial? Convertir el narcisismo en una ventaja para uno mismo y para los demás. Después de la publicación del texto, el público y la comunidad científica comenzaron a interesarse mucho en este nuevo rasgo de personalidad definido por el Dr. Malkin.

El ecoísmo, o síndrome del Eco, se hace visible en aquella parte de la población que vive presionada o condicionada por una figura narcisista. Personas cariñosas y emocionalmente sensibles que experimentan una gran sensación de incomodidad cuando son el centro de atención. Tienen miedo de expresar sus necesidades y anteponen las de los demás. Se trata de perfiles pasivos y poco asertivos por la presión de la pareja, los padres o un entorno narcisista.



“Egoísta es el que se empeña en hablar de sí mismo cuando te mueres de ganas de hablarle de ti”.

-Jean Cocteau-

Síndrome de eco: orígenes y características

El síndrome de eco ha ganado gran interés a medida que el comportamiento narcisista (y sus efectos) se está extendiendo visiblemente a nuestro alrededor. Una investigación realizada por la Universidad de Bochum (Alemania) y publicada en la revista Public Library of Science, muestra que las redes sociales como Facebook nos permiten ver este creciente incremento

Son muchas las personas que, al estar rodeadas de individuos narcisistas, se sienten limitadas en su identidad y sobre todo en su autoestima. Por otro lado, si analizamos el mito de Eco nos daremos cuenta de un aspecto bastante singular. Eco era la ninfa más asertiva y brillante a la hora de mantener una conversación. Todos cayeron a sus pies por la gracia e inteligencia de sus palabras.

Zeus usó este regalo suyo para entretener a su esposa Hera mientras iba con otras mujeres. Así, el día que Hera se dio cuenta del engaño de la ninfa Eco, la castigó quitándole la voz. Solo pudo repetir las últimas palabras que escuchó. El mayor tormento de Eco fue cuando se enamoró de Narciso y se rió de ella por su característica tan singular.

Fue en ese momento que la tristeza la invadió. El rechazo, la humillación fueron más dolorosos que perder la voz. El ecoísmo encarna esta esencia: todos podemos contar con un pasado de fuertes capacidades psicológicas, pero la presencia de un narcisista puede anularnos por completo y llevarnos a esta cueva simbólica en el monte Eliconia donde Eco encontró refugio.


¿Cómo es una persona con síndrome de Eco?

El síndrome de eco no solo define a una persona con baja autoestima o problemas de adicción. Esta realidad psicológica es más compleja:


  • Se trata de personas de gran sensibilidad emocional.
  • Personas que sepan escuchar a los demás y muy empáticas. Sin embargo, no se sienten cómodos ni seguros a la hora de expresar sus necesidades a los demás.
  • Son personas que no aprecian su propio valor y pocas veces reconocen sus éxitos.
  • No toman medidas para no molestar a los demás y rechazan cualquier proyecto si creen que puede ser una molestia o un problema para los demás.
  • El síndrome de eco es a menudo la consecuencia de una infancia con al menos un padre con una personalidad narcisista. Una infancia durante la cual las necesidades emocionales y personales fueron descuidadas o incluso negadas.
  • Los afectados por este síndrome son conscientes de ello, de hecho están atormentados por grandes luchas internas, tratan de imponerse, de recuperar la voz, de poner límites y de dejar claras sus necesidades. Sin embargo, no siempre tiene éxito y esto conduce a constantes conflictos internos.
  • Es común que los ecoístas mantengan relaciones amorosas con narcisistas. Ambos perfiles se alimentan; donde uno nutre y el otro recibe y donde apenas hay realización o satisfacción real en la pareja.

¿Es el síndrome de Eco un trastorno psicológico?

El síndrome de Eco no es un trastorno psicológico, es solo una característica que muestra un mecanismo de supervivencia deficiente y que se puede resumir así: “si quiero estar seguro de recibir cariño, debo pedirlo lo menos posible y dar lo mejor de mí”.


Esta idea se articula como consecuencia de una infancia basada en un apego inseguro de que un padre narcisista ignoró todas las necesidades emocionales del niño. Con el tiempo la víctima aprende a no tener más voz, a vivir en silencio, a no molestar demasiado y al mismo tiempo a ser una figura clave para que otros narcisistas utilicen sus trucos.


Todos podemos salir de esta cueva personal. Eco recurrió a Némesis para vengarse. Sin embargo, no hay necesidad de llegar a tales extremos. El castigo que recibió Narciso, en efecto, no ayudó a la ninfa Eco a recuperar su oratoria, su maravillosa capacidad de comunicar a través del don de la palabra.

Solo necesitas trabajar la autoestima. Entender que merecemos ser visibles, tener voz, expresar nuestras necesidades y nutrirnos con cariño y dignidad. Porque a veces, no está mal actuar como ese hermoso pastor y mirar nuestro reflejo en el agua para recordarnos cuánto valemos.

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