Prejuicios que limitan el bienestar

Prejuicios que limitan el bienestar

Los prejuicios son inconscientes e inconsistentes y muchas veces nos llevan a tomar malas decisiones. Reconocerlos y deshabilitarlos te permite dar forma a un mundo más respetuoso y feliz.

Prejuicios que limitan el bienestar

Última actualización: 06 de enero de 2022

Hay varios tipos de prejuicios que limitan el bienestar. Son creencias predeterminadas e inconscientes que todos tenemos sobre las personas, sobre el mundo y sobre cada realidad que nos rodea.


Estas valoraciones mentales se plantean en muchos casos como sesgos que limitan nuestro potencial humano e incluso nuestra armonía social. Dificultan nuestras relaciones con los demás, simplifican nuestra visión del mundo y nos hacen actuar con miedo y escepticismo en lugar de facilitar la apertura y la flexibilidad cognitiva.


Estos constructos psicológicos son en muchos casos la expresión más pura de nuestro pensamiento ilógico. El psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman ha demostrado que todos hacemos uso de estos recursos cognitivos.

Su finalidad es dar respuestas rápidas filtrando la información disponible de forma subjetiva. Una herramienta para simplificar la complejidad de nuestros entornos y hacer predicciones inmediatas en contextos de incertidumbre.

¿Debo confiar en esa persona? ¿Con quién debo colaborar en el trabajo? ¿Qué información necesito para validar? ¿Cómo debo reaccionar en esta circunstancia?

Muchas de nuestras respuestas y acciones están mediadas por prejuicios. inconscientes que no siempre nos conducen a las metas mejores o deseadas.

Nada nos engaña más que nuestro juicio.

-Leonardo da Vinci-

La necesidad de organizar el mundo en categorías mentales

Racismo, sexismo, vejez, homofobia, xenofobia… Los prejuicios que limitan el bienestar van más allá de esas dimensiones categóricas que todos conocemos.


Son arquitecturas mentales inconscientes y estereotipadas que refuerzan actitudes negativas hacia muchas áreas de la realidad. Y especialmente hacia grupos de personas.


Si nos preguntamos por qué los creamos y fortalecemos, hay varias explicaciones. Como explicó el psicólogo Gordon Allport en su obra The Nature of Prejudice (1954), los prejuicios y los estereotipos son el resultado del pensamiento humano normal. Dado que nuestro mundo es complejo e impredecible, tenemos que organizarlo en "categorías" mentales.

De igual manera, el experto Daniel Kahneman dijo que todos usamos estas heurísticas (atajos mentales) para tomar decisiones a diario. Estos también están mediados por motivaciones morales y afectivas, por la educación recibida y por el entorno que los rodea.

Prejuicios que limitan el bienestar

Reconocer y desactivar los prejuicios que limitan el bienestar solo es posible tomando conciencia de ellos. Por ejemplo, preguntar por qué se fortalecen ciertas creencias sobre algunas personas ya es un avance.

No obstante, también es recomendable realizar un breve repaso a los prejuicios negativos que muchos interiorizamos. Son los siguientes.

1. Lo que no sé es negativo (miedo)

Es una de las principales causas de los prejuicios: lo diferente es peligroso, lo que se ignora es negativo, entonces hay que defenderse. El miedo al otro alimenta el racismo, pero también las conductas de autodefensa.

Esta característica define a las personas que siempre prefieren el mal conocido al bien por conocer y que responden con preocupación y hasta con desprecio ante cualquier cambio o novedad. Al respecto, la Universidad James Cook ha realizado un estudio revelador.


Cuando mostramos un comportamiento curioso, imaginativo y experiencial, los prejuicios se reducen. Se caen solos. Solo así es posible ver lo diferente no como una amenaza, sino como una oportunidad de aprendizaje.

El prejuicio por miedo al diferente es el sustrato de la intolerancia y la raíz que bloquea toda oportunidad de cambio y progreso humano.

2. Si te pareces a mí, me gustarás más (sesgo de afinidad)

Uno de los prejuicios que limitan el bienestar es entender el mundo desde experiencias y puntos de vista personales. Aquellos que tienen opiniones opuestas o que no han tenido las mismas experiencias no son dignos de confianza o amistad.


El sesgo de afinidad dice que mucha gente inconscientemente prefieren a aquellos con cualidades y experiencias similares a las suyas.

Se verá con mejores ojos a los que tienen las mismas opiniones políticas, a los que estudiaron en la misma universidad o tienen la misma nacionalidad.

3. Tu imagen me lo dice todo (prejuicio por apariencia)

El sesgo de la apariencia es un clásico. ¿Quién no lo ha hecho al menos una vez? La mayoría de nosotros tendemos a juzgar por la apariencia.

Sabemos que el aspecto físico siempre cuenta, pero ojo porque a veces caemos en graves errores de juicio que afilan el arma de la discriminación.

4. Los hombres y las mujeres son diferentes (sesgo de género)

Entre los prejuicios que limitan el bienestar se encuentran sin duda los prejuicios de género. Pensémoslo, no solo la sociedad refuerza ciertos esquemas sexistas. Algunas veces, nosotros también seguimos interiorizando ciertos prejuicios que limitan todo nuestro potencial.


Un ejemplo son algunas mujeres que deciden no optar a puestos directivos o de alta dirección porque creen que estas categorías están pensadas sólo para hombres.

5. Prejuicios que limitan el bienestar: prejuicio de poder y belleza)

El prejuicio del poder y la belleza está muy presente en la actualidad. Por ejemplo, muchos jóvenes creen que solo aquellos con ciertos atributos físicos logran el éxito.

Un prejuicio debilitante y negativo ciertamente es la idea de que la delgadez o la belleza abre puertas en cualquier escenario.

El prejuicio del poder y la belleza se sustenta en una baja autoestima. Es un componente emocional y un prejuicio que limita nuestro potencial al pensar que todo éxito o logro de metas comienza solo con el aspecto físico.

6. Un error lo determina todo (prejuicio del diablo)

Las personas a veces son crueles consigo mismas y con los demás. Es suficiente que alguien cometa un error para concluir que no es confiable o que no vale nada.


El prejuicio del diablo nos dice que es basta que alguien muestre una mala cualidad (aunque sea temporal) para pensar que es mejor distanciarse de ella.

Esta idea también se puede aplicar a nosotros mismos: basta con equivocarnos o fallar en algo para considerarnos un desastre total.

7. Cuando algo sale mal, todo saldrá mal (sesgo de línea recta)

Entre los prejuicios que limitan el bienestar se encuentra la creencia de que si algo ha ido mal, también lo será en el futuro. Mientras que el prejuicio del diablo se aplica a las relaciones entre las personas, en este caso la línea recta se trata de nuestras vivencias y hechos cotidianos.

Es un filtro de negatividad que nos hace caer en la desesperación al predecir que lo que empieza mal no se puede mejorar.

Conclusiones

Nada es tan catártico para nuestro potencial como tomar conciencia de estas construcciones psicológicas. Como dijo William James, la mayoría de las veces pensamos que pensamos, lo que realmente hacemos es reordenar nuestros prejuicios.

No es lo correcto. Aprendemos a desactivar los prejuicios que limitan el bienestar a razonar como nos merecemos.

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