Mejor rendimiento bajo presión: ¿ventaja o desventaja?

Mejor rendimiento bajo presión: ¿ventaja o desventaja?

Aquellos que creen que se desempeñan mejor bajo presión pueden estar desperdiciando su potencial. Te invitamos a averiguar en qué situaciones esto puede ser una ventaja o una desventaja.

Mejor rendimiento bajo presión: ¿ventaja o desventaja?

Última actualización: 24 de mayo de 2022

¿Estudió en la universidad la noche anterior al examen o necesitó supervisión constante para completar una tarea? Como adultos, ¿tiendes a posponer trabajos y proyectos casi hasta la última cita? Quizás sientas que esta tensión adicional es lo que te motiva y te hace eficiente. Pero ¿Es bueno o malo rendir mejor bajo presión?



La respuesta no es sencilla, ya que depende de varios factores. A los niños se nos anima a abordar proyectos y metas con tiempo y calma.

Sin embargo, muchas personas encuentran que sin este estímulo adicional no pueden concentrarse y llevar a cabo sus tareas. Si eres uno de ellos, te interesará saber a qué se debe esto y cuáles son sus consecuencias.

Mejores producciones bajo presión

Un cierto grado de activación puede ser beneficioso, por lo que muchas personas se sienten cómodas trabajando bajo presión.

No todo es imaginación: probablemente das lo mejor de ti cuando tienes que lidiar con cierta cantidad de presión. Esto puede ser causado por falta de tiempo, supervisión por un supervisor o por las estacas.

Es una realidad bien conocida y comprobada en el campo de la psicología, y quedó reflejada en la famosa ley de Yerkes-Dodson. Estos autores desarrollaron su teoría a principios del siglo XX al afirmar que la relación entre ansiedad y rendimiento adopta la forma de una U invertida.

En otras palabras, cierto grado de activación (física o mental) es positivo, pero si es excesivo se vuelve contraproducente.



La presión proporciona motivación y te permite concentrarte más en la tarea que tienes entre manos., por lo tanto, a ser más cuidadoso y meticuloso. Sin ella, podemos sentirnos apáticos y abordar el trabajo de mala gana e imprecisamente.

Sin embargo, si la presión es demasiada, nos sentiremos abrumados y paralizados y rendiremos por debajo de nuestras posibilidades. Calcular el grado exacto de activación que necesitamos para un rendimiento óptimo no es fácil, ya que depende de varias variables.

Por ejemplo, la personalidad de cada individuo o las características de la tarea: una ante una actividad sencilla que conocemos y dominamos bien, la presión puede actuar como estimulante.

Por el contrario, ante un trabajo complejo, desconocido y en el que no estamos muy preparados, la ansiedad excesiva puede resultar sumamente contraproducente.

¿Qué hay detrás de la necesidad de estar bajo presión para rendir al máximo?

El perfeccionismo y la procrastinación a menudo son la base de la necesidad de trabajar bajo presión.

Hay personas que sistemáticamente necesitan tensión para asumir un puesto de trabajo. Generalmente buscan tal situación posponiendo todo hasta el último momento.

Esta tendencia, conocida como procrastinación, a menudo esconde el temor de no poder completar la tarea.

Paradójicamente es tipico de perfeccionistas: el alto grado de exigencia que imponen hace abrumadora la tarea. Así, evitan afrontarlo y posponen indefinidamente el momento de emprender, enredándose en asuntos y tareas sin importancia, hasta que no les queda más remedio que hacerlo.

Pueden pensar que están dando lo mejor de sí mismos bajo presión, pero la verdad es que no lo logran. manejar las emociones negativas que el proyecto o actividad en cuestión da lugar a en ellos.


Mejor rendimiento bajo presión: ventajas y desventajas

La personalidad es uno de los factores que más influye en el grado de activación que podemos soportar antes de que decaiga nuestro rendimiento. Esta es precisamente la razón por la cual algunas personas obtienen mejores resultados bajo presión.



Hoy en día es una cualidad muy apreciada por las empresas, en la que los reclutadores suelen centrarse en los procesos de selección de personal. De hecho, indica la capacidad de llevar a cabo un proyecto de manera rápida y eficiente en situaciones de alto voltaje y sin sentirse abrumado o paralizado.

Pero cuidado: una cosa es saber actuar bajo presión y otra necesitarla para actuar. Si esperamos voluntariamente hasta el último minuto para abordar las tareas pendientes, si lo hacemos porque necesitamos esa presión para sentirnos motivados, estamos cometiendo un error.

En tal situación, lo más probable es que hagamos un trabajo mediocre o, al menos, muy por debajo de lo que podríamos haber hecho en otras circunstancias. La presión ya no nos hace trabajar "para ganar", sino simplemente "para no perder". Ya no podemos prestar atención a los detalles, revisar o agregar nuevas ideas, tenemos que estar contentos.


A la luz de esto, si tiende a procrastinar y no puede motivarse sin esa presión adicional, Es posible que sea necesario revisar la dinámica, los miedos y las habilidades de manejo emocional. Esto le permitirá explotar mejor su potencial.

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