No amo leer: ¿por qué?

No amo leer: ¿por qué?

La lectura es un hábito que ofrece innumerables beneficios. Sin embargo, no todo el mundo ama esta actividad. ¿Dónde encuentran placer los demás en el ejercicio de la lectura?

No amo leer: ¿por qué?

Última actualización: 08 marzo, 2022

La lectura ofrece grandes beneficios y es por eso que la gente suele tratar de inculcar el amor por los libros desde la infancia. De adultos, escuchamos a amigos y conocidos afirmar que la lectura es uno de sus mayores pasatiempos, algo que les apasiona. Sin embargo, no amar la lectura es bastante común.



Quienes no comparten esta afición por la lectura intentan comprender qué les impide disfrutar de una actividad tan recomendable y aparentemente imprescindible.

En más de una ocasión habrás escuchado que las personas que no leen no son cultas ni imaginativas, no tienen un bagaje cultural amplio y son vagas o simples.

¿Cómo no sentirnos culpables o inadecuados ante tales afirmaciones? Pero en realidad, es necesario investigar las razones de la falta de interés por la lectura.

No amar la lectura: posibles razones

Las razones por las que a una persona no le gusta leer pueden ser diferentes. Los analizamos en los siguientes párrafos.

Un concepto inadecuado

A veces, la forma en que tratan de inculcarnos el amor por la lectura es inapropiada. Se nos presenta como una imposición, pero la lectura debe ser un placer, un espacio para dejar volar la imaginación.

Desde pequeños nos obligan a leer, centrándonos en cuántas páginas devoramos al día, haciendo de la lectura un ejercicio de libertad limitada, cuando es todo lo contrario.

No es de extrañar que muchas personas crezcan odiando esta actividad que durante muchos años ha sido para ellos un calvario, un motivo de discusión y una imposición externa. Quizás deberíamos empezar a transmitir la lectura a los más pequeños como una opción de esparcimiento, de entretenimiento.



Debemos lograr que los más pequeños amen la lectura y no solo imponer esta actividad. Tal vez así, de adultos, pueden relacionarse de manera diferente con la palabra escrita.

Amplia variedad de opciones

Otro aspecto importante es que no siempre somos conscientes de la inmensidad de alternativas que tenemos a nuestra disposición. Leer no se trata solo de los grandes clásicos o de los últimos bestsellers. Ni siquiera es una actividad que se limita a los libros.

Debemos tener presente que cada ser humano es un mundo en sí mismo. Cada uno de nosotros tiene particularidades, gustos y preferencias personales..

Quizás a un gran número de personas les encantan las historias de suspenso, quizás todos los que nos rodean hablan de la última novela de ciencia ficción. Pero no tenemos que adaptarnos a los gustos de los demás.

En cambio, pensemos en lo que nos gusta, lo que nos interesa y nos hace soñar. Quizás nos atraigan mucho más las novelas románticas o las biografías de personajes famosos.

O quizás prefiramos leer artículos interesantes sobre cocina, deportes, desarrollo personal o fitness. Todo esto también es lectura; alimenta la mente tanto como lo haría el libro más vendido del momento. Además, es coherente con nuestra identidad.

Cuando nos preparamos para leer, elegimos algo que verdaderamente nos fascina, nos emociona, nos interesa. Algo sobre lo que realmente queremos saber más. Nos olvidamos de la opinión de los demás, leemos para nosotros, solo para nosotros.

Sistemas de representación

No todos tenemos el mismo estilo de comunicación. Hay personas visuales, otras más auditivas, otras más cinestésicas.


En otras palabras, algunos prefieren recibir información visual, otros eligen escucharla y otros eligen experimentarla directamente. A la luz de esto, es poco realista tratar de agruparnos a todos de la misma manera.

Si no te gusta leer, quizás los audiolibros sean la mejor opción. Quizás nos resulte más agradable recibir el mensaje de forma verbal y a día de hoy podemos acceder a numerosos títulos en este formato. O tal vez escribir se siente más satisfactorio, ya que a uno le gusta trabajar activamente en lugar de recibir pasivamente.


No me gusta leer, está bien.

Si después de tener en cuenta todas las perspectivas anteriores, encontramos que no nos gusta leer, no pasa nada. Esto no quiere decir que seas menos inteligente, menos educado o interesante. Cada persona tiene diferentes rasgos de personalidad y su propia forma de vida particular.


Quizás nos encanta hacer deporte, meditar, ver vídeos, pintar con acuarelas… No a todo el mundo le tiene que gustar la misma actividad y está bien. Tenemos derecho a elegir cómo lograr nuestro desarrollo personal.

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