Presión intraocular

Presión intraocular

¿Qué es la presión ocular?

La presión intraocular está determinada por el equilibrio entre la producción y el drenaje de líquidos dentro del ojo. El método utilizado para cuantificarlo se llama tonometria, que expresa la medida en milímetros de mercurio (mmHg). Para el correcto funcionamiento del ojo y sus estructuras, es muy importante mantener la presión intraocular dentro de valores entre 10 y 21 mmHg. Mantener la presión dentro de este rango fisiológico es necesario para mantener las condiciones anatómicas óptimas para la refracción, por lo tanto, para permitir una visión correcta. Desde un punto de vista fisiológico, de hecho, la presión intraocular ayuda a estabilizar la forma del globo ocular y lo protege de las deformaciones que podrían ser causadas por el peso de los párpados y el tono de los músculos extraoculares. Además, previene la formación de hinchazón, drenando y devolviendo a la circulación sanguínea los líquidos que contienen los metabolitos de desecho.



Varios factores pueden afectar transitoriamente la presión arterial, como la desviación diurna, la frecuencia cardíaca, el consumo de alcohol y cafeína, el ejercicio y la ingesta de líquidos o ciertos medicamentos sistémicos y tópicos. Un cambio patológico en la presión ocular, por otro lado, puede tener consecuencias desagradables para la función visual y puede ocurrir sin que el paciente sea consciente de ello.


La presión elevada dentro del ojo es un indicador importante en la evaluación de la glaucoma, de los cuales constituye un factor de riesgo. Esta enfermedad ocular generalmente no causa dolor ni síntomas particulares, pero produce cambios característicos en el nervio óptico y las células neurales de la retina. Si el glaucoma continúa progresando y no se trata adecuadamente, puede afectar la visión periférica y causar daño irreversible al nervio óptico, lo que puede provocar ceguera. En la mayoría de los casos, la presión arterial es perjudicial cuando es mayor de 21 mmHg, pero algunos pacientes pueden experimentar consecuencias adversas con presiones intraoculares más bajas (glaucoma normotensivo). Por el contrario, algunas personas pueden tolerar niveles de presión arterial más altos de lo normal sin informar daño del nervio óptico o pérdida del campo visual (hipertensión ocular).


Para comprender mejor: la dinámica del humor acuoso

El ojo es una formación esferoidal cerrada, hueca por dentro.
En cada globo ocular se pueden distinguir dos cavidades:

  • La cavidad anterior, más pequeño, a su vez se puede dividir en dos cámaras (frente: entre iris y córnea; espalda: entre iris y cristalino), ambos llenos de humor acuoso (líquido).
  • La cámara vitrea es la gran cavidad posterior, que contiene la cuerpo vitrioso (o humor vítreo), gelatinoso y transparente. Esto actúa como soporte para la porción posterior del cristalino y la retina, presionando la capa neural contra la capa pigmentada. El cuerpo vítreo tiene un volumen relativamente fijo y no participa en la regulación de la presión ocular.

Tanto el cuerpo vítreo como el humor acuoso ayudan a estabilizar la forma y posición del ojo.


Para mantener una presión ocular constante, el ojo produce continuamente una pequeña cantidad de humor acuoso, mientras que un nivel igual de este líquido se drena a través de una compleja red de células y tejidos ubicados en la cámara anterior cerca del cuerpo ciliar. Con su circulación continua, el humor acuoso actúa como transportador de metabolitos y sustancias de desecho.
El humor acuoso se produce como líquido intersticial, predominantemente por mecanismos de secreción activos, justo detrás del margen del iris, en los cuerpos ciliares. Se produce una ruta de producción menor para la ultrafiltración de plasma. El humor acuoso pasa a través de las células epiteliales de las apófisis ciliares y fluye desde la cámara posterior hasta la superficie del cristalino, pasa por el iris y circula hacia la cámara anterior, donde se extrae. La mayor parte de la reabsorción se produce a través de las trabéculas y el canal de Schlemm (o seno venoso de la esclerótica) en la esquina entre la córnea y el iris. El humor acuoso pasa a través de los poros cada vez más pequeños que forman la red trabecular y las células que recubren la pared del canal. El canal de Schlemm constituye una vía de salida hacia la circulación venosa del ojo: se comunica directamente con las venas epiesclerales y la absorción a través de esta vía depende, por tanto, del gradiente de la presión intraocular.
Las implicaciones de lo anterior son:



  • La producción de humor acuoso es en gran parte constante. En condiciones normales, un aumento de la presión ocular se compensará en cierta medida con un aumento del drenaje de líquido.
  • En presencia de cambios patológicos, la presión intraocular disminuye cuando la producción de líquido es menor o el drenaje es excesivo. Por otro lado, si el humor acuoso se produce en exceso y / o si no fluye correctamente por una permeabilidad insuficiente del sistema de drenaje (como ocurre, por ejemplo, en el glaucoma), la presión del líquido en el dentro del ojo aumenta causando hipertensión ocular.

Factores que afectan la presión ocular

En personas sanas, la presión ocular suele estar entre 10 y 21 mmHg (el valor medio es de 15,5 mmHg con fluctuaciones de ± 2,75 mmHg). El rango de valores fisiológicos es relativamente amplio y siempre debe tenerse en cuenta la individualidad del caso; sin embargo, los valores por encima o por debajo de estos límites deben definirse como "sospechosos".

Si bien la presión intraocular elevada no es el único signo clínico en el diagnóstico de trastornos relacionados con el glaucoma, sigue siendo uno de los más importantes. Por tanto, la distinción clínica entre valores fisiológicos, sospechosos y patológicos es muy importante.
Los cambios leves en la presión arterial son normales: pueden ocurrir de una temporada a otra o incluso durante el día y la noche. La variación diurna en sujetos sanos está entre 3 y 6 mmHg, mientras que puede aumentar en pacientes con glaucoma e hipertensión ocular.
Los valores de presión ocular son más altos por la mañana, particularmente inmediatamente después de despertarse, y tienden a disminuir a lo largo del día. Sin embargo, esto solo se aplica a alrededor del 80% de las personas y es un factor a considerar cuando se intenta encontrar los valores reales de presión ocular para un paciente en particular (sería ideal si las mediciones se tomaran en diferentes momentos durante el día). La presión ocular también depende del grosor de la córnea. Este último parámetro se mide en cualquier paciente para interpretar correctamente el significado de los datos encontrados.


Los cambios en la presión ocular pueden ser causados ​​por problemas anatómicos, inflamación, traumatismo o infecciones del ojo, por factores genéticos y por el uso de ciertos medicamentos. El nivel de presión del ojo varía con los cambios en la frecuencia cardíaca o respiratoria y también puede verse afectado por el ejercicio y la ingesta de líquidos. Toser, vomitar y levantar objetos pesados ​​también pueden causar cambios temporales en la presión ocular. El consumo de alcohol induce una reducción transitoria, mientras que la cafeína puede aumentar la presión arterial. Recientemente, este efecto también se ha encontrado entre los jugadores de algunos instrumentos musicales de viento.

Un cambio significativo y persistente en la presión ocular que no se trata adecuadamente puede causar problemas de visión y provocar enfermedades oculares. Los valores de presión ocular anormales generalmente no causan síntomas. Por esta razón, es importante realizarse exámenes de la vista con regularidad para detectar cualquier cambio.

Causar

Los cambios patológicos en la presión ocular pueden deberse a:

  • Producción de fluidos en exceso o deficientes;
  • Drenaje inadecuado o aumentado;
  • El uso prolongado de ciertos medicamentos: por ejemplo, se ha demostrado que los corticosteroides utilizados para tratar el asma y otras afecciones aumentan el riesgo de hipertensión ocular en algunas personas;
  • Traumatismo ocular: una lesión ocular puede afectar el equilibrio entre la producción y el drenaje de líquidos intraoculares. A veces, esta consecuencia puede ocurrir meses o años después del trauma ocular;
  • Otras enfermedades oculares: la hipertensión se ha asociado con una serie de otras afecciones oculares, incluido el síndrome de pseudoexfoliación y el síndrome de dispersión de pigmentos. Según los investigadores, incluso las personas con un grosor corneal más delgado de lo normal pueden tener un mayor riesgo de hipertensión ocular y glaucoma.
  • Cirugía ocular correctiva: los valores de presión intraocular medidos están influenciados por el grosor y la rigidez de la córnea. Como resultado, algunas formas de cirugía refractiva (como la queratectomía fotorrefractiva) pueden tener un resultado normal, cuando en realidad la presión puede elevarse.

Hipertensión ocular

El término hipertensión ocular se refiere a cualquier situación en la que la presión dentro del ojo sea más alta de lo normal. Aunque su definición ha evolucionado a lo largo de los años, esta condición comúnmente presenta los siguientes criterios:

  • Un ojo se considera hipertenso si la presión es constante de 21 mmHg o más (medida dos o más veces en ambos ojos);
  • El nervio óptico parece normal;
  • No se observan signos de glaucoma en el examen del campo visual (evalúe la visión periférica);
  • No hay signos de otras enfermedades oculares.

La hipertensión ocular se usa para describir a las personas que deben ser monitoreadas de cerca por la aparición de glaucoma. Por este motivo, otro término que puede referirse a un aumento de la presión ocular es "sospecha de glaucoma".

Hipotonía ocular

La presión intraocular se define típicamente como 5 mmHg o menos. Este nivel bajo de presión arterial podría indicar un drenaje excesivo o una fuga de líquido del globo ocular. Cuando la presión ocular es demasiado baja puede causar problemas de visión, aunque las manifestaciones pueden variar: algunas personas pueden experimentar síntomas visuales a 10 mmHg, otras permanecen asintomáticas incluso a 6 mmHg. La hipotonía se puede tratar con una variedad de técnicas, según la causa.

diagnóstico

La técnica de diagnóstico más utilizada para determinar el tono ocular, es decir, la presión interna del ojo, es la tonometria.
El oftalmólogo puede utilizar uno de los siguientes métodos de tonometría para medir la presión intraocular:

  • Tonometria ad applanazione: mide la fuerza mecánica necesaria para aplanar temporalmente una pequeña parte de la superficie corneal. La tonometría de aplanación requiere el uso de una lámpara de hendidura, con la ayuda de fluoresceína bajo anestesia tópica. Se toman medidas para ambos ojos al menos en 2-3 ocasiones. Los valores así obtenidos deben estar relacionados con los resultados de la taquimetría central (que mide el grosor corneal).
  • Tonometría sin contacto (o tonometría de chorro de aire): calcula la presión intraocular mediante un chorro de aire dirigido a la superficie corneal. El impulso es capaz de determinar un rápido aplanamiento corneal. Esta técnica es segura, ya que ningún dispositivo entra en contacto con el ojo y no se requiere anestesia tópica. Sin embargo, algunos especialistas consideran que la tonometría sin contacto es menos precisa que la anterior.

Si se detectan presiones intraoculares anormales, es posible que se requieran más pruebas para confirmar el diagnóstico. Estas pruebas pueden incluir oftalmoscopia, examen del campo visual y paquimetría.

  • Gonioscopia. La gonioscopia es una técnica diagnóstica que se utiliza para examinar el espacio entre el iris y la córnea, en el ángulo anatómico, donde están presentes los canales de salida del humor acuoso. El oftalmólogo no puede ver el ángulo de drenaje mirando directamente al frente del ojo, pero puede usar una lente de espejo. Esta prueba es importante para determinar si los ángulos de drenaje están abiertos, estrechos o cerrados y para descartar otras condiciones que podrían causar presión ocular elevada.
  • Oftalmoscopía. El oftalmólogo examina las estructuras en la parte posterior del ojo (fondo de ojo). El oftalmoscopio es un instrumento que proyecta un haz de luz sobre la retina, a través de la pupila, y proporciona información detallada sobre las estructuras oculares internas, con especial atención al nervio óptico.
  • Pruebas de campo visual. Una prueba de campo visual verifica la visión periférica (o lateral) y ayuda a descartar cualquier defecto del campo visual (otro signo de glaucoma).
  • Paquimetria. El grosor de la córnea puede afectar la precisión de los valores de presión ocular encontrados durante las mediciones tonométricas. Una córnea delgada puede dar lecturas falsas de baja presión, mientras que una córnea gruesa puede dar un resultado incorrecto compatible con hipertensión. Durante el procedimiento, se coloca suavemente una sonda, llamada paquímetro, sobre la córnea para medir su grosor.

tratamiento

Dependiendo del caso individual y la extensión del trastorno, el oftalmólogo puede decidir no iniciar la terapia de inmediato, limitándose a monitorear la presión ocular mediante pruebas programadas regularmente: los cambios que no afectan la visión pueden no requerir tratamiento, debido a que a menos que el paciente tiene riesgo de glaucoma. En otros casos, el médico puede decidir recetar uno o más medicamentos para reducir la hipertensión ocular.

La terapia tópica es a menudo la primera línea de tratamiento para lograr la reducción de la presión arterial. El uso de gotas para los ojos puede mejorar la afección, pero para que sea eficaz es importante seguir el régimen prescrito. La adherencia al tratamiento indicado, de hecho, puede representar un problema para las personas con hipertensión ocular, muchas veces asintomáticas. Por este motivo, es importante tener en cuenta que la falta de intervención terapéutica podría conducir a un aumento adicional de la presión intraocular, que a su vez puede inducir daños en el nervio óptico y pérdida permanente de la visión. Para definir la efectividad del plan terapéutico en el tratamiento, el oftalmólogo suele programar una visita a lo largo de varias semanas para volver a medir el parámetro. Reducir la presión ocular, ya sea con gotas para los ojos o cirugía, puede prevenir la progresión del glaucoma.


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