La vulnerabilidad es un valor.

La vulnerabilidad es un valor.

Permitirse ser vulnerable es un acto de valentía. Después de todo, no es fuerte quien soporta más o quien usa la máscara de felicidad por más tiempo. Fuerte es el que demuestra lo que siente, admitiendo sus errores y sus heridas.

La vulnerabilidad es un valor.

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Más allá de lo que se pueda pensar, la vulnerabilidad es un valor. Es otra cara de la realidad de los seres humanos y, como tal, merece ser aceptada. A través de ella, no solo damos la bienvenida a la otra parte de nuestro universo emocional, sino que también facilitamos una conexión más íntima, a la vez que auténtica, con todo lo que nos rodea.



Necesitas tener una gran fuerza para permitirte ser vulnerable. En un mundo donde la seguridad, la eficiencia y la fuerza son tan valoradas, aquellos que se atreven a dejar caer su armadura de aparente perfección demuestran claramente un coraje extraordinario. Y esta forma de actuar no muestra una derrota o un acto de debilidad en absoluto.

La vulnerabilidad es un valor; no es una falta de fuerza o coraje. Es otro lado del carácter humano. Básicamente, otra parte de nuestra naturaleza, que nos permite ser más sensibles a nuestras necesidades y, al mismo tiempo, empatizar con el dolor y las realidades emocionales de los demás.

"Estoy muy agradecida porque sentirme tan vulnerable significa que estoy viva".

-Rene Brown-

La vulnerabilidad es un valor.

No somos superhéroes, somos personas.

Mario Benedetti afirmó que la perfección no es más que una corrección certera de los errores. Sin embargo, seamos realistas, las personas no están dispuestas a aceptar los errores, fracasos y cambios que a veces impone el destino. De alguna manera, la sociedad nos ha acostumbrado a navegar en un universo ordenado hecho de apariencias, de máscaras con las que aparentar resolución y buen humor aun cuando en nosotros palpitan miedos, dolores y angustias.



Desde un punto de vista cultural, la vulnerabilidad emocional e incluso física siempre ha tenido una impronta despectiva e incluso vergonzosa. Quien se desvía del modelo de perfección, fuerza y ​​determinación -y acepta las dudas y los errores como parte del juego- llega a sentirse mal consigo mismo porque no encaja con lo que la sociedad espera y refuerza.

Por otro lado, es curioso que en el mundo de la literatura, la poesía o la filosofía existencial de autores como Martin Heidegger, la vulnerabilidad se entendiera como necesaria y constructiva. Los trabajos del Dr. Robert D. también nos recuerdan que esta dimensión es otra área de existencia. Por otro lado, todos somos limitados, sensibles, mortales y erráticos.

El equilibrio entre la vulnerabilidad y la fuerza

Es maravilloso, por ejemplo, mostrar nuestras habilidades y destrezas en ciertas actividades o desafíos, es maravilloso demostrar lo buenos que somos en cierta área de especialización. Sin embargo, admitir que a veces no puedes hacer o saber todo es igual de aceptable. De hecho es así; es una realidad

Responsabilizarse de sus errores, mostrar dolor, frustración o tristeza ante circunstancias que están fuera de nuestras posibilidades, o incluso admitir que estamos pasando por un mal momento, es todo admirable y recomendable. No hay nada de malo en nada de esto, ni perdemos valor en expresar que nuestra fuerza convive con nuestra fragilidad.

La vulnerabilidad es un valor, la dureza no lo es.

La dureza de carácter, la personalidad que hace uso de una actitud dura y aparentemente infalible, no llega a ningún punto álgido en la vida.. Al menos no en lo que de verdad importa: la felicidad, el bienestar, el respeto, la convivencia. Ni siquiera en el ámbito profesional son más recomendables ciertas habilidades basadas en la dureza, la resolución y la implacabilidad.



Hoy en día, ya es evidente que aspectos como la sensibilidad, la empatía y la vulnerabilidad crean mejores ambientes de trabajo; se alcanzan mejores acuerdos y se humanizan los contextos en los que operamos.

Eres perfecto cuando te permites ser vulnerable

Brené Brown, profesora e investigadora de la Universidad de Houston, afirma que la vulnerabilidad es la cuna del amor, de la pertenencia, de la alegría, coraje, empatía y creatividad. ¿Por qué afirmar que cuando nos permitimos ser vulnerables somos imperfectos?

Por ejemplo, los que nunca se han dado permiso para estar tristes lo están. Quien nunca se ha atrevido a abrirse a alguien para comunicarle sus emociones, sentir el dolor o la felicidad de los demás. Infeliz es el que está obsesionado con mostrar siempre a los demás su competencia, la dureza de su carácter, la inflexibilidad y la incapacidad para asumir la responsabilidad de sus errores. Estas son las dinámicas que muestran la imperfección, y es ahí donde acecha la infelicidad.


Valiente es el que es capaz de mostrarse con sus luces y sombras, con sus virtudes y defectos. El coraje es caer cuando no puedes prescindir de él y levantarte en el momento adecuado. El poder de la vulnerabilidad nos humaniza, nos da perfección porque nos hace aceptarnos a nosotros mismos ya los demás con toda la riqueza interior. Nada puede ser más reconfortante.

Añade un comentario de La vulnerabilidad es un valor.
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

End of content

No more pages to load