El amor no es una palabra, sino un acto.

El amor no es una palabra, sino un acto.

¡Cuántas veces tratamos de definir el amor y cuántas veces creemos que nuestra definición carece de "sustancia"! Marcelo Ceberio, Doctor en Psicología, intenta dar una definición del amor

El amor no es una palabra, sino un acto.

Última actualización: 12 de junio de 2020

El amor, como concepto abstracto, es muy difícil de definir: poetas, psicólogos y neurocientíficos han intentado explicar este sentimiento, aunque la verdad es que nadie lo ha logrado nunca del todo. En un aspecto, sin embargo, todos están de acuerdo: el amor no es una palabra.



Este noble sentimiento sólo puede definirse a través de la acción, resultando, de hecho, ser un significado absolutamente subjetivo. Exploremos el tema del amor en este artículo.

El amor no es una palabra, sino un acto.

Familia

La familia puede ser considerada como el núcleo de la sociedad por excelencia.. Un punto de intercambio entre creencias, significados, funciones, identidades, etc. La familia es, por tanto, uno de los principales pilares de la vida psíquica de las personas.

En el proceso de individualización de la familia (es decir, de la transición de "nosotros" a la de "individuo"), la acumulación de conceptos aprendidos constituye el bagaje que llevamos con nosotros y que luego se repetirá en otros grupos, parejas o en la constitución de la propia familia.

Dentro de la pareja, entonces, la familia sigue siendo siempre el barómetro y el modelo de referencia para cada socio. Es la familia la que proporciona un sentido de identidad independiente que está mediado por el sentido de pertenencia a ella.

Par

Partiendo de esta perspectiva, la pareja puede definirse como un sistema formado por dos personas, ambas portavoces de dos sistemas familiares, a su vez hijos de otros cuatro sistemas familiares, y así sucesivamente.


Una pareja está formada por dos personas del mismo o diferente sexo, provenientes de dos familias de origen, que forman un vínculo formado por proyectos y objetivos comunes.. Los socios buscan apoyo y estímulos en el conjunto de la nueva unidad familiar. Sumado a esto, la pareja debe relacionarse con el entorno y al mismo tiempo salvaguardar los espacios y necesidades individuales.


Una pareja es interdependiente: una parte se divide y depende de la otra, mientras que la otra cuida la autonomía individual de los miembros de la pareja.

Esta descripción delimita claramente los límites de la consolidación de una pareja. Esto parte de la conciencia de cómo ambos miembros son portadores de valores, normas, culturas, funciones, códigos, modelos, creencias, significados, rituales, estilos emocionales, información, etc. Estos valores forman parte del bagaje de cada pareja, que decidirá intercambiarlos y adaptarlos en mayor o menor medida a las necesidades de la otra persona.

La pareja se construye a partir de la sinergia de todos estos componentes que cada uno aporta como dote a la relación. Así como en el proceso de individualización desde la familia se pasa del “nosotros” al “somos”, en la construcción de la pareja se recorre el camino inverso. Lo que los socios aportan a la relación (propiedades y atributos) da forma a una pareja con identidad propia: la identidad de pareja.

Afinidad y diferencias de la pareja

Aunque no se excluye que los socios tengan propiedades en común, generalmente existe lo que se denomina "complementariedad". "Lo que tienes que yo no tengo, lo que tengo yo que no tienes". Es dentro de este esquema relacional que reside la esencia del vínculo.


Estas diferencias representan muchas veces el punto de unión de una pareja, pero al mismo tiempo pueden convertirse a la larga en motivos de recriminaciones y riñas. Por ejemplo, puede surgir el reclamo de ver en el socio una serie de características que nunca ha tenido en su bagaje.

Es un fenómeno derivado del camino de crecimiento individual y de pareja que cada uno de nosotros transita. Puede dar lugar a discusiones y dar lugar a agresiones y otras formas de defender a la pareja. Pero, ¿y el amor en este caso?


Innamorarsi

Una de las características distintivas del ser humano frente a otras especies animales es el amor. Muchos autores han tratado de dar una definición del amor. Románticos, poetas, científicos, artistas, terapeutas y muchos otros se han embarcado en esta difícil empresa.

Como término abstracto, el amor no es una palabra, por lo tanto es difícil de explicar, especialmente a partir del razonamiento racional o que se basan en la lógica.

Intentar traducir el amor a significados racionales e imponer, si es posible, una motivación lógica, puede llevar a profundas complicaciones. El biólogo Humberto Maturana nos dice que “el amor no tiene fundamentos racionales, no se basa en un cálculo de ventajas y beneficios, no es positivo, no es una virtud ni un don divino, sino simplemente el dominio de conductas que reconocen el otro como ser legítimo en convivencia con nosotros”.

El amor es un sentimiento que emerge poderosamente de las fauces del sistema límbico. No se tamiza a través del hemisferio izquierdo, racional y lógico, aunque a veces tratamos de comprender las características y peculiaridades que han llevado a una persona a enamorarse de otra. Tratamos de reflexionar sobre el amor cuando este ya se está produciendo o cuando ya no estamos convencidos del sentimiento que tenemos hacia la otra persona.


El amor no es una palabra, pero...

El enamorado siente y convierte el sentimiento en acciones que intentan ser consecuentes con lo que siente. Porque básicamente, esto es amor: un sentimiento. A diferencia de la emoción pura que es impulsiva, el sentimiento incluye variables emocionales, cognitivas y pragmáticas, así como un factor fundamental: el tiempo, encargado de ejercitar las tres variables recién mencionadas.

A veces, sin embargo, el amor se confunde con otras emociones.. Estar enamorado no es como estar atrapado, atado, perseguido o capturado. Estos son conceptos erróneos del amor, sentimientos y emociones confusos que son más bien síntomas de vínculos patológicos y disfunciones de comunicación.


En el amor siempre hay una cuota de pasión, pero la pasión no es obsesión. La pasión motiva, la obsesión oprime; el primero estimula y excita, el segundo sofoca y enloquece; la pasión atrae mientras que la obsesión genera rechazo.

Por lo tanto, podemos afirmar que el amor no es simplemente una simple palabra, sino un acto; el amor no tiene una definición precisa, pero se define por acciones que resultan en interacciones.

Un ser humano traduce en gestos, movimientos, acciones, palabras o frases -orales o escritas- la necesidad de transmitir este profundo afecto a otro.. Una transmisión que contiene la secreta expectativa de la reciprocidad amorosa y la complementariedad relacional que impide que la persona se sienta sola en este intercambio (el amor no correspondido es una de las principales causas de la desesperación).

Más allá de eso, esta transmisión también incluye una necesidad de seguridad, aunque utópica, ya que la búsqueda del reaseguro amoroso hace que se descuide el presente del amor, centrándose más bien en un futuro aún incierto. La difícil concentración en el momento presente lleva a consecuencias desagradables desde el momento en que prefieres mirar hacia adelante en lugar del aquí y ahora.

quien encanta a quien

Cuando dos personas se encuentran y aparece el deseo de amor por parte de ambos, se activa la comunicación verbal. Las palabras fluyen en armonía, aunque el miedo al rechazo a veces impide que este fluir se exprese libremente. Las frases adquieren una forma más poética incluso por parte de personas menos histriónicas.

Ciertas cadencias y tonalidades típicas aparecen en el discurso. Los gestos cambian, las expresiones faciales se vuelven sutiles y los movimientos lentos. Los ojos se estrechan, la boca se mueve de forma provocativa y la mirada da luz al juego de los amantes. Todo un complejo comunicativo destinado a seducir a la otra persona.

La génesis de una buena relación de pareja está dada, entre otras cosas, por estar con el otro de la misma manera y con la misma libertad que tenemos con nosotros mismos.

Desde un punto de vista neurológico, cuando dos personas se encuentran, se secretan fluidos endocrinos y bioquímicos:

  • El estómago se endurece y genera ansiedad. Este último produce un mayor apetito y transmite una sensación de voracidad al estómago. A veces, sin embargo, se produce el efecto contrario: el estómago se cierra y no deja pasar ningún alimento a través de él.
  • La secreción de adrenalina aumenta, colocando a la persona en un continuo estado de alerta.
  • Los músculos se tensan y te vuelves dependiente de los comportamientos de la otra persona. Comportamientos que transmitirán señales de atracción o aceptación, indiferencia o rechazo.

Todos estos son signos que acompañan al deseo de amor. Señales que, si coinciden, desencadenan la formación de una pareja. El crecimiento del vínculo conduce a un conocimiento de los valores, gustos, virtudes y defectos del compañero, generando una complementariedad que permite el lento avance de la pareja hasta la conformación de una unidad familiar.

El amor no es una palabra, sino una realidad que cambia con el tiempo.

Cuando la relación es estable, a menudo hay una disminución en los niveles de romance. (tanto verbal como paraverbal). No porque estemos menos enamorados, sino porque cambia el tipo de vínculo establecido. Durante el período romántico, los amantes se preocupan principalmente por ser correspondidos, y sus acciones están dirigidas a atraer la atención del otro. Esta es una fase en la que se trabaja para que la relación se materialice.

Esto no quiere decir, sin embargo, que una vez establecida la relación, el deseo de comprometerse con la pareja deba ser menor. Por el contrario, mantener viva la relación es un trabajo relacional que debe realizarse con cuidado y durante toda la vida.

La vida cotidiana, la rutina, el trabajo, el ejercicio relacional, el crecimiento personal de los socios representan, junto con otros factores, peligros para la estabilidad de la pareja. La razón por la cual el amor debe ser un trabajo realizado continuamente para generar nuevas definiciones del mismo. Definiciones que luego deben transformarse en nuevas acciones capaces de permitir un crecimiento de la pareja y del amor a uno mismo.

Añade un comentario de El amor no es una palabra, sino un acto.
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.