Esclavos de nuestras metas: cuando las metas nos atrapan

Esclavos de nuestras metas: cuando las metas nos atrapan

El establecimiento de objetivos es un arte que no todo el mundo domina a la perfección. Hay quienes planifican metas inalcanzables y estas terminan consumiendo toda su fuerza y ​​energía, mientras que otras se proponen metas muy por debajo de su potencial, por lo que nunca llegan a aprovechar todas sus capacidades. Pero incluso cuando nos hemos fijado los objetivos correctos, corremos el riesgo de ser abrumados por ellos.

¿Qué significa esto?

Tomemos el ejemplo hipotético de un buen corredor de maratones. Sabe que tiene las habilidades y habilidades necesarias para participar en los Juegos Olímpicos e incluso para ganar algunas medallas. Luego planee participar y ganar como meta. En este sentido, establece un plan de entrenamiento diario para prepararse para las competiciones.



Hasta ahora todo va bien, pero esta persona puede obsesionarse con su objetivo. Podría hacer que su vida diaria gire en torno a este objetivo hasta el punto de que no pueda relajarse y disfrutar de otra cosa que no sea entrenar para prepararse para la carrera. En este caso, es como si su vida estuviera en espera, e incluso si su objetivo es realista y tiene buenas posibilidades de lograrlo, sería interesante preguntarse si el costo emocional que tiene que pagar vale la pena.

En realidad, no es difícil convertirnos en víctimas de nuestros propios objetivos, porque muchas veces nos parecen tan motivadores que actúan sobre nosotros como un rayo de luz que nos ciega y no nos permite ver todo lo que nos rodea. Es perfectamente comprensible que nos esforcemos por lograr un objetivo, especialmente si sabemos que tenemos las habilidades para hacerlo, pero subordinar toda nuestra vida a esto no es nada saludable. Afortunadamente, hay una manera de establecer metas sin convertirse en esclavo de ellas.



  1. Aprecia los pros y los contras. Hay metas que, a primera vista, pueden parecer muy prometedoras, pero cuando las analizamos desde una perspectiva más objetiva, nos damos cuenta de que requieren un enorme esfuerzo, tiempo y dedicación. Pregúntese si los beneficios que obtendrá valen la pena el esfuerzo para lograrlos. Al hacer esto, recuerde que lo único precioso que tiene y que nada ni nadie puede devolverle es su tiempo, el tiempo que le llevará lograr su meta. Así que decide cómo usarlo sabiamente.

 

  1. No se deje engañar por la promesa de felicidad. Numerosos estudios han demostrado que tenemos una visión distorsionada de la satisfacción que nos pueden brindar las experiencias positivas. Esto significa que, casi siempre pensamos que cuando alcancemos la meta seremos más felices de lo que realmente seremos. Pero recuerda que lo que importa no es la meta, sino el camino.
  1. Elige el camino correcto. Hay muchas formas de lograr un mismo objetivo, elige la menos traumática, aunque implique un largo camino. Si llegas demasiado cansado a la meta, no tendrás ganas ni fuerzas para disfrutar de la victoria. Antes de elegir el camino a seguir, conviene imaginarse recorriendo este camino en 3,4 o 5 años. ¿Cómo te imaginas a ti mismo? Si se ve cansado y solo en el futuro, será mejor que reconsidere todos los pasos que ha tomado para lograr su objetivo.
  1. Revise periódicamente sus metas. Está claro que cuando hemos invertido tiempo y esfuerzo en lograr un determinado objetivo nos sentimos apegados emocionalmente a él, pero a veces es más prudente olvidarlo y plantearnos uno menos ambicioso o simplemente cambiar nuestro plan de acción. Recuerda que cambiamos y el mundo que nos rodea también cambia, si nos aferramos a un objetivo planificado en el pasado podríamos correr el riesgo de atrofiarnos.
  1. Recuerda quien eres. Puede parecer una tontería, pero lo cierto es que cuando las metas son muy ambiciosas, nos consumen hasta el punto de perder incluso de vista quienes somos. Recuerda que tú no eres tu objetivo, no conseguirás más ni menos tanto si lo haces como si fallas. Sobre todo, recuerda siempre que eres una persona que también tiene otras necesidades, aspiraciones y sueños.
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