El miedo detrás de la ira

El miedo detrás de la ira

El miedo detrás de la ira

Última actualización: 02 de enero de 2017

La ira es el extremo desadaptativo de la ira o la rabia.. Estas últimas se consideran emociones sanas, básicas y universales, es decir, nos ayudan a resolver los problemas a los que nos enfrentamos, y todos las experimentamos alguna vez en la vida.

La ira tiene la función de protegernos de lo que nos puede hacer daño. En este sentido, podríamos decir que es necesario enfadarse cuando la situación lo requiere, poner límites que sean consecuentes con el mundo y con los demás y expresar nuestras expectativas y necesidades.



La ira, por lo tanto, ya no es funcional ya que no nos ayuda, sino que adormece nuestras acciones, dirigidos a la consecución de nuestros objetivos. También nos hace sentir muy mal emocionalmente, por no hablar de lo malo que es para nuestras relaciones sociales. Sucede que por miedo a sentir dolor, por miedo a sufrir, aguantamos hasta que la emoción dice ¡basta! y hay que expresarlo.

Como si fuéramos una olla a presión, nos llenan de molestias no reveladas y preguntas no dichas. De esta manera, nos enfadamos, condición que nos hace parecer personas hostiles y agresivas.

Otros dejan de tomarnos en serio o, a su vez, se enfadan con nosotros y la forma agresiva de expresar nuestro dolor nos hace perder la razón que nos acompañaba al principio.

Detrás de la ira hay mucho miedo

La persona irascible, aunque parezca dura, intransigente y que inspira respeto por donde pasa, es básicamente un ser muerto de miedo. Necesita usar esta forma de expresarse, esta ira para defenderse. ¿De qué quieren defenderse las personas enfadadas? Evidentemente de algo que les puede doler o hacer sufrir. Tienen mucho miedo al sufrimiento y utilizan la estrategia de la ira para librarse de él.



Surge la pregunta: ¿por qué estas personas deberían sufrir? La respuesta es clara: tienen miedo de no ver satisfechas sus expectativas, necesidades o pedidos, porque eso significaría que el mundo, la vida o los demás no siempre hacen las cosas como a ellos les gusta.


La persona enfadada cree que se encuentra en una situación peligrosa, ya que no ve satisfechas sus necesidades. Este presunto peligro la atemoriza y este miedo le envía al cuerpo la señal de luchar en defensa del ego. Si es necesario, elenojado adoptará cualquier estrategia que considere consonante con su salvación: gritar, intimidar, romper cosas, crear confusión, insultar... 


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