10 habilidades esenciales que no te enseñan en la escuela

10 habilidades esenciales que no te enseñan en la escuelaEn los últimos siglos la escuela se ha transformado esencialmente en un depósito de información, un mero medio de transmitir los conocimientos que la humanidad ha acumulado a lo largo del tiempo. Así, en la escuela aprendemos matemáticas y física, geografía e historia, pero no se nos dan las lecciones realmente importantes, no estamos preparados para la vida, de hecho, la escuela a menudo se convierte en una simple herramienta para limitar nuestra mente. En lugar de potenciar el pensamiento autónomo y la búsqueda de conocimiento, la enseñanza escolar consiste en una serie de recetas hechas de leyes y teoremas antiguos para aprender de memoria. De esta manera, corremos el riesgo de perder algunas de nuestras habilidades más preciadas, como la creatividad y la imaginación. Y a medida que aprendemos teoremas y decimales, a medida que desarrollamos el pensamiento lógico, se descuidan algunas de nuestras habilidades más importantes. Es como si contratáramos a un jardinero para nuestro jardín y él solo se ocupa de podar las plantas, olvidándose que también hay que regarlas, alimentarlas y protegerlas. De esta manera, es muy poco probable que el jardín crezca y prospere, en el mejor de los casos sobrevivirá.

La escuela debería abrir nuevas ventanas a través de las cuales ver el mundo, no cerrarlas.

1. Negociar. En las escuelas convencionales prácticamente no hay lugar para la negociación, es el maestro quien decide todo. Así se transmite la idea de que hay ganadores y perdedores, personas que mandan y otras que solo tienen que respetar las reglas sin hacer preguntas; por lo que no es de extrañar que, como adultos, nos acerquemos a las relaciones en términos de victorias / derrotas. Sin embargo, la capacidad de negociación es de vital importancia, no solo para obtener un descuento en el precio, sino también para relacionarse con evitar fricciones sociales. Hay una habilidad que podría ahorrarnos muchos dolores de cabeza y ataques de ira: aprender a enfocarnos en los puntos en común en lugar de aumentar las disparidades.
 2. Sigue una pasión. Una de las consignas de la escuela, y también una de las más escuchadas a lo largo de nuestra vida como estudiantes es: "deber". Desde pequeños se nos enseña que hay cosas que 'deben' hacerse, aunque no nos gusten. De esta manera se sofoca por completo nuestro sentido de la felicidad, se nos hace creer que el deber siempre está reñido con el placer. Por lo tanto, no es raro que la mayoría de las personas hagan un trabajo que no les gusta y vivan una vida que no les gusta. Nadie nos enseña que cuando encontramos nuestra pasión, lo que realmente nos motiva y lo que hacemos bien, tarde o temprano acaba convirtiéndose en nuestro trabajo y en una gran fuente de satisfacción para nosotros.
3. Acepte el error. La escuela penaliza severamente los errores, transmite la idea de que cometer errores no es bueno. Los juicios escolares no tienen en cuenta el esfuerzo ni la persona, solo los aciertos y los errores. No es de extrañar que después de varios años sienta una verdadera repulsión por los errores. De hecho, algunas personas no logran avanzar porque el miedo a cometer un error ha sofocado su motivación. Sin embargo, en la vida real, la mayor parte del aprendizaje se realiza mediante ensayo y error; cometemos errores para aprender. Por tanto, los errores simplemente nos dicen que estamos un paso más cerca de lograr nuestro objetivo, porque hemos excluido un camino. Los errores son lecciones que nos permiten crecer, no pesados ​​arrastrando piedras que solo generan sentimientos de culpa.
4. Manejar las emociones. La sociedad en su conjunto no nos enseña a gestionar las emociones, sino a ocultarlas o reprimirlas. Cuando categorizamos las emociones como positivas o negativas, deseadas o no deseadas, asumimos que algo anda mal con nosotros, como cuando nos enojamos o cuando nos sentimos tristes. La demonización de algunas emociones y la exaltación de la Psicología Positiva han hecho que muchas personas se sientan inadecuadas. Sin embargo, las emociones son parte de nosotros y no son positivas ni negativas, son simplemente indicadores y, como tales, debemos considerarlas. Lo que importa no es la reacción emocional, que en muchos casos es automática, sino la forma en que manejamos la tristeza o el enfado resultante. Reconocer y aprender a canalizar nuestras emociones es una habilidad fundamental que muy pocas personas logran desarrollar, pero que determinará toda nuestra vida.
5. Hacer frente a la adversidad. Tarde o temprano, la adversidad llama a nuestra puerta. Cuando esto sucede, es mejor estar preparado. Pero nadie nos enseñó a lidiar con los problemas ni nos dijo que toda crisis es también una oportunidad. La resiliencia es la capacidad fundamental de no colapsar al salir fortalecidos de los problemas; pero es algo que aprendemos por casualidad, después de sufrir y fracasar en la vida. Sin embargo, se ha observado que las personas que han percibido los problemas como oportunidades de crecimiento desde el principio se enfrentan mejor a los obstáculos. De hecho, un estudio realizado en el hospital King's College London reveló que, en las mismas condiciones clínicas, las personas que afrontan el cáncer con una actitud fatalista e indefensa tienen peor pronóstico que aquellas que muestran espíritu de lucha y se comportan con resiliencia.
6. Motivarsi. La escuela nos anima a utilizar la fuerza de voluntad. Pero nadie nos ha dicho nunca que es un recurso limitado. Un experimento muy interesante realizado en la Universidad de Utrecht lo demuestra. En este caso, algunas personas que hicieron dieta fueron sometidas a una extenuante prueba psicológica, que requirió una gran cantidad de fuerza de voluntad y autocontrol. Luego se les dio varios alimentos para elegir. Aquellos que se habían quedado sin fuerza de voluntad eligieron a menudo alimentos ricos en calorías, mientras que aquellos que habían pasado la prueba de una manera más sencilla y relajada eligieron alimentos más saludables. Entonces, en lugar de apostar por el autocontrol y la fuerza de voluntad, deberíamos aprender a motivarnos a nosotros mismos, encontrar buenas razones que nos ayuden a mantener el camino, especialmente cuando se pone difícil.
7. Busque el equilibrio. La escuela nos enseña a trabajar duro para sacar mejores notas. Pero no nos enseña a equilibrar el resto de esferas de nuestra vida para sentirnos más satisfechos. Por eso no es de extrañar que haya personas que se dedican por completo al trabajo, que no tienen tiempo libre y descuidan a sus familias. Cuando no tenemos sentido del equilibrio, somos incapaces de establecer prioridades y corremos el riesgo de descuidar las mismas áreas de la vida que pueden brindarnos la mayor satisfacción. Sin embargo, vivir de forma equilibrada es fundamental para ser felices y desarrollar plenamente nuestras capacidades. De lo contrario, nos convertimos en una versión triste de lo que podríamos haber sido.
8. Siente gratitud. La gratitud es un secreto bien guardado, es uno de los caminos que conduce directamente a la felicidad, incluso si la mayoría de la gente la subestima. Cuando somos capaces de experimentar y expresar gratitud, somos mucho más felices. No se trata simplemente de agradecer cuando alguien nos hace un favor, que es lo que nos enseñan en la escuela, sino de buscar activamente motivos para agradecer. Se trata de aprender a concentrarnos en lo que tenemos, en lugar de quejarnos de lo que no tenemos, aprender a apreciar las pequeñas cosas y estar agradecido por ellas.
9. Valorar el tiempo. El tiempo es lo más preciado que tenemos, pero, curiosamente, también es algo que desperdiciamos con sorprendente facilidad. Por supuesto es fácil olvidar su valor cuando todos los días la escuela transmite contenidos que no nos interesan o que no tienen aplicaciones prácticas. Pero cuando empezamos a pensar en términos de tiempo, nuestra vida puede hacer un cambio radical, porque somos capaces de darle todo el peso debido. Saber organizar y planificar el tiempo cada día es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar a lo largo de nuestra vida, pero todo comienza con la conciencia de la enorme importancia y valor del tiempo.
10. Descúbrete a ti mismo. A lo largo de los años jugamos diferentes roles sociales, somos amigos, padres, profesionales, vecinos… Por eso es fácil que perdamos nuestra identidad, olvidándonos de cuáles eran nuestros sueños y aspiraciones. De hecho, no es raro que uno de los roles sociales que jugamos a diario acabe creciendo tanto que se adueñe de nuestro "yo", debilitándolo. Pero para vivir plenamente es necesario estar en sintonía con el "yo" más íntimo, que sigue cultivando pasiones y maravillándose de la vida. Si perdemos este "yo", si permitimos que la atrofia y los roles sociales dicten lo que debemos hacer, simplemente estamos cavando nuestra propia tumba.
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