¿Somos más auténticos a medida que envejecemos?

¿Somos más auténticos a medida que envejecemos?

¿Crees que te conoces mejor hoy que en el pasado? ¿Crees que eres más auténtico a medida que pasan los años? ¿Crees que en el futuro serás más auténtico de lo que eres hoy?

Estas fueron algunas de las preguntas que algunos psicólogos de la Universidad de Texas hicieron a un grupo de personas para averiguar si existe un patrón en la forma en que pensamos sobre nosotros mismos.

La abolición del antiguo "yo"

Inicialmente, los investigadores reclutaron a 250 estudiantes universitarios y les pidieron que indicaran en qué medida su "yo" de la era del instituto coincidía con el actual. También les pidieron que estimaran cuánto se parecía su "yo" actual al de cuando terminaron sus estudios.



Todos pensaron que el nivel de autenticidad aumentó con los años.

Los investigadores se preguntaron si este fenómeno también ocurrió en otras épocas, por lo que reclutaron a otras 134 personas de entre 19 y 67 años. Les pidieron que dividieran sus vidas en tres fases: pasada, presente y futura, y que escribieran una descripción de cada una, evaluando su nivel de autoconocimiento y autenticidad.

Una vez más, las personas informaron que se conocían mejor y se volvían más auténticas a medida que pasaban los años. Los psicólogos también encontraron que cuanto mayor es la autoestima, mayor es la expectativa de ser más auténtico a medida que envejecemos.

Este fenómeno se conoce como una "desviación del antiguo yo". En la práctica, cuando miramos a un pasado que consideramos lejano, tendemos a desviarnos del viejo "yo" en favor de la identidad actual. De hecho, en la mayoría de los casos, cuando miramos hacia atrás y desempolvamos el viejo "yo", somos capaces de analizarlo con cierta distancia psicológica, adoptando la perspectiva de una tercera persona, casi ajena a esa identidad.


Esta distancia se produce porque, aunque somos conscientes de que somos nosotros mismos, no nos sentimos del todo identificados porque encontramos demasiadas discrepancias con la forma de pensar y ser actual.


¿Pero es una ilusión o realmente somos más auténticos?

El permiso de la insolencia concedido por los años

Una amiga, que ya lleva varias décadas a sus espaldas, solía decir que "los años dan permiso a la insolencia". Se refiere al hecho de que con madurez psicológica tenemos el coraje de ser más auténticos, de expresar lo que realmente sentimos y pensamos "francamente". Nos conocemos mejor, sabemos lo que queremos y lo que no queremos, y esto nos da una tremenda confianza y seguridad en nosotros mismos para mostrarnos quiénes somos realmente.

Durante la adolescencia y la juventud, estamos completamente ocupados con la búsqueda de nuestra identidad. Suelen ser fases confusas en las que exploramos diferentes identidades. También necesitamos ser aceptados por el grupo, por eso muchas veces nos dejamos influir por los demás, subordinándonos a sus intereses y metas.

En la medida en que maduramos -que no siempre coincide con el paso de los años, dado que maduramos a través de las experiencias y no porque el calendario fluya- vamos consolidando nuestra identidad. Esta identidad no es estática, cambia continuamente a lo largo de la vida, comenzamos a comprender mejor quiénes somos, se definen nuestras metas, priorizamos nuestras necesidades y fortalecemos nuestro sistema de valores ... En definitiva, ponemos todo en su lugar en nuestra vida.

A medida que maduramos, adoptamos la frase de Oscar Wilde: “sé tú mismo. Todo lo demás ya está tomado ”. Aprendemos a aceptarnos a nosotros mismos, con nuestras virtudes y nuestros defectos, porque entendemos que somos maravillosamente e imperfectamente únicos.


El don de la experiencia es permitirnos estar, sin conflictos, con absoluta y simple naturalidad. Te permite ser lo que quieres ser. Entonces te das cuenta de que complacer a todo el mundo significa acabar decepcionándote a ti mismo y, en última instancia, te das permiso para ser auténtico.



Sin embargo, no debemos dar por sentada esta autenticidad, debemos trabajar para deshacernos de los lazos sociales que la limitan. El escritor estadounidense Patrick Rothfuss nos muestra una forma muy interesante de desarrollar este auténtico "yo": "sé lo suficientemente inteligente para conocerte a ti mismo, lo suficientemente valiente para ser tú mismo y lo suficientemente tonto para cambiar y, al mismo tiempo, seguir siendo auténtico".


Si sigues este camino, llegarás al punto en el que no tendrás que demostrar nada a nadie más que a ti mismo. Y esta increíble libertad es una recompensa más que suficiente.

 

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