Los dolores de cabeza tienen mucho más que ver con las emociones de lo que piensas. ¿Quieres saber por qué? Aquí te lo contamos.
Última actualización: 01 de enero de 2022
El dolor de cabeza parece una sombra que nos envuelve con sus dolores insoportables. En ocasiones puede resultar altamente incapacitante, mientras que en otras se convierte en un compañero tenaz que acompaña nuestro día a día. Pero ¿a qué se debe? Hoy hablamos de la relación entre las heridas del alma y los dolores de cabeza.
Muchas veces es un velo invisible que afecta nuestra calidad de vida, así como la perturbación más común entre la población, desde la adolescencia. Cuando investigamos los desencadenantes de la migraña, los más comunes son el estrés, la ansiedad e incluso la depresión.
Dejando de lado los factores puramente orgánicos o fisiológicos que pueden hacerte más o menos propenso a padecer este trastorno, existen dimensiones psicológicas y existenciales que pueden agravar estas estados tan frecuente
Relación entre las heridas del alma y el dolor de cabeza
Son muchas las emociones que sentimos a diario, pero no todas son positivas. El estrés, la ansiedad o la tristeza provocan cambios químicos evidentes en el organismo.
El estrés, por ejemplo, provoca picos altos de cortisol que "darán forma", por así decirlo, a muchas de nuestras funciones vitales más básicas, como la presión arterial.
A su vez, el La tristeza activa una serie de neurotransmisores que pueden debilitar el sistema inmune, y esto puede causar dolores de cabeza persistentes.
Aunque hay otro dato a tener en cuenta, que quizás hayamos experimentado por nosotros mismos en algún momento. El estrés y la ansiedad estrechan muchas arterias, pero cuando relajamos - o intentamos - los vasos sanguíneos del cerebro se dilatan, creando así dolores de cabeza.
Es por esto que estas dolencias son tan comunes los fines de semana o, simplemente, cuando regresamos a casa después de un día de trabajo y estrés. En otras palabras, solo trata de desconectarte y descansar y aquí viene el dolor de cabeza.
Cualquier emoción negativa que invada nuestra mente tendrá un impacto en el cuerpo si es persistente en el tiempo.
La tristeza que dura meses nos quitará la energía segundo a segundo, como un devorador interior que se revelará en forma de cansancio y dolores de cabeza. A su vez, este estado se convertirá en una especie de uróboros, una criatura mitológica que se devora la cola formando un círculo.
El dolor emocional resulta en dolor físico y el dolor físico a su vez promueve la depresión. Un alto riesgo, por eso es importante aprender a gestionar las emociones día a día, marcando prioridades y poniendo límites.
Curar las heridas del alma para hacer feliz al cuerpo
"Cuida tus emociones y sé feliz", una frase común de autoayuda que no siempre es fácil de implementar. ¿Cómo se puede hacer esto? Necesitamos ese trabajo estresante para mantener a la familia. Problemas en casa, con la pareja, con los hijos, problemas económicos… ¿Qué hacer?
Los problemas de la vida no siempre se resuelven con decisiones extremas: dejar el trabajo o la pareja. Siempre debemos empezar con metas. a término corto, es decir, alcanzable.
Establece límites, sé consciente de hasta dónde puedes esforzarte y distribuir adecuadamente su tiempo: horas de trabajo, ocio personal y descanso. Encuentra siempre un tiempo para ti durante el día, para tus pensamientos, para tu identidad.
Que el tiempo que pases con tus padres sea siempre de calidad, fomente tu autoestima y evite que nadie te manipule, invada tu espacio personal o atente contra los valores que son importantes para ti. Protégete, quiérete, ilusionate con algo todos los días.
Conclusiones
Cuidarse a uno mismo alivia la tensión, de ahí el dolor de cabeza. Recuerda que la felicidad siempre se puede recuperar y que todos merecemos ser felices. Es una aspiración y una realidad.
Duerma bien, disfrute de la vida cotidiana, equilibre el estrés hasta dominarlo en un nivel adecuado para que la tensión que daña el cuerpo ya no exista. Evitar que los dolores de cabeza se conviertan en ese leivmotiv persistente en la vida a veces requiere pequeños cambios. Cuidarse física y emocionalmente es una obligación y un deber que no podemos descuidar.
Imagen: Vladimir Kush