Ser comprensivo contigo mismo es un arte

Ser comprensivo contigo mismo es un arte

Ser comprensivo con uno mismo, guiar el propio crecimiento con amabilidad, querer lo mejor para uno mismo son actitudes mucho más constructivas que la autocrítica.

Ser comprensivo contigo mismo es un arte

Última actualización: 24 de febrero de 2020

Muchas veces cuesta ser comprensivo con uno mismo, más bien se tiende a ser crítico y duro en la autoevaluación., especialmente cuando crees que tienes un defecto o una carencia. Nos tratamos mal y sin piedad cuando cometemos un error, pensando que puede servir para mejorar. Pero la verdad es que al final se consigue todo lo contrario.



Para crecer, existe una alternativa a esta autocrítica excesiva: la autocompasión. Significa tratarte a ti mismo con más amabilidad, reconocer lo que tienes en común con los demás, pero también aceptar tus limitaciones.

Según la psicóloga estadounidense Cristin Neff, una de las más destacadas investigadoras en este campo, la autocompasión, y por tanto la comprensión con uno mismo, implica tres aspectos fundamentales: bondad hacia uno mismo, reconocimiento de la humanidad en común y conciencia. Veamos con más detalle en qué consiste cada uno de estos aspectos.

Ser comprensivo contigo mismo: amabilidad

Tener sentimientos de afecto por uno mismo no solo produce cambios en la mente sino también en el cuerpo. Cuando aliviamos nuestro dolor, ponemos en marcha el sistema de apego de los mamíferos..

Una de las funciones más importantes de este sistema es liberar oxitocina, una hormona que aumenta la sensación de confianza y los sentimientos de paz, seguridad, generosidad y vínculo, además de estimular la capacidad de sentir afecto y compasión por uno mismo.

La bondad hacia uno mismo le permite tratarse como un ser humano de valor, merecedor de afecto.


Marshall Rosenberg, autor de Nonviolent Communication, enfatiza la importancia de usar un lenguaje empático y no crítico cuando se habla a uno mismo. En cierto sentido, corresponde a tratarse bien, pues sugiere no recurrir a la crítica y adoptar una actitud comprensiva.


Reconocer la humanidad en común

El sentimiento de compasión surge del reconocimiento de que la experiencia humana es imperfecta. Ser comprensivo contigo mismo significa entender que todos podemos equivocarnos.

Cuando estamos en contacto con nuestra humanidad, también recordamos que el sufrimiento es compartido. Todos sufrimos o sentimos dolor en algún momento de nuestra vida.

Ser comprensivo contigo mismo no significa sentir lástima. La autocompasión lleva a una mejor comprensión de la situación, de una manera más amigable, y te empuja a encontrar mejores soluciones para tu crecimiento personal.

Tara Brach explica: “El sentimiento de no tener ningún mérito va de la mano con sentirse separado de los demás, aislado de la vida. Si nos consideramos imperfectos, ¿cómo podemos sentirnos completos? Es un círculo vicioso: cuanto más nos sentimos inútiles, más aislados y vulnerables nos sentimos”.

Los sentimientos que nos unen a los demás, como la bondad, activan el sistema de apego. Las personas que se sienten en sintonía con los demás generalmente no temen demasiado las circunstancias adversas. y responder con mayor flexibilidad a los desafíos de la vida.

Cultivar la plena conciencia

La tercera clave para ser más comprensivo contigo mismo es la conciencia o atención plena. Vivir el presente, con aceptación y sin juzgar, nos lleva a tener una visión más clara de nuestro sufrimiento.


Practicar mindfulness nos ayuda a comprender cómo nos sentimos y a reconocer las emociones y pensamientos por lo que son, sin dejarnos definir por ellos.

Se trata de observar lo que sucede en nuestro campo de conciencia en el aquí y ahora. Permitiéndonos comprender que los pensamientos sobre el pasado y el futuro son exactamente eso: pensamientos.

atención plena también nos proporciona las herramientas para responder a las diferentes situaciones de la vida partiendo de un estado de calma y relajación. Gracias a ello, evitaremos reaccionar de forma exagerada, sin provocar consecuencias de las que podamos arrepentirnos en el futuro.


Como ves, ser comprensivo contigo mismo equivale a un ejercicio constante de bondad y amabilidad contigo mismo, que no debe limitarse a un momento concreto, sino convertirse en una actitud de por vida.

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