No anticipes el futuro, constrúyelo cada día

No anticipes el futuro, constrúyelo cada día

Anticiparse a eventos que aún no han ocurrido es una forma común de sufrimiento. Más bien, debemos comprometernos a transformar nuestro presente; después de todo, las oportunidades reales se crean aquí y ahora.

No anticipes el futuro, constrúyelo cada día

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Todos deberíamos aprender a no anticipar el futuro. Piénselo: no tenemos una bola de cristal ni tenemos un templo a mano donde las sibilas nos susurren todos los días lo que sucederá mañana o pasado mañana.



No lo hagamos, por lo tanto, no anticipemos el futuro y los acontecimientos que aún no han sucedido; nada más irracional que torturarse por un horizonte imaginario, fruto de un acercamiento mental encabezado por la angustia.

Lo sabemos, es muy fácil de decir, pero es casi imposible controlar el flujo automático de pensamientos. Tal vez en términos de bienestar mental sea el resultado de una simple autoconvicción, un chasquido de dedos y la renuncia a acciones y pensamientos que nos causan sufrimiento.

Desafortunadamente, sin embargo, no funciona de esa manera y es común pasando por períodos en los que sientes que has estado atrapado en el laberinto de la preocupación y el torbellino de la cavilación.

El psicoterapeuta Albert Ellis, en su libro Rational-Emotional Self-Therapy, afirma que las personas tienden a adquirir hábitos autodestructivos a lo largo de su vida, casi sin darse cuenta.

Anticiparse a lo que sucederá e imaginar lo peor es un hábito particular del ser humano. Desactivar este hábito en nuestro universo mental no es fácil porque es nuestro desde que hacemos uso de la razón. Sin embargo, es posible tener éxito; averigüemos cómo.


No anticipes el futuro, cambia el presente

Cuando comprendemos que hemos entrado en ese círculo vicioso en el que nuestros pensamientos no hacen más que anticipar el futuro, debemos respirar hondo y luego exhalar. La respiración consciente ayuda a aferrarse al presente.


Estamos hechos de carne, hueso y un cerebro que muchas veces corre más rápido que la vida misma. Sin embargo, nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan el aquí y el ahora. Hay que respirar hondo e infundir calma en el estómago, donde se concentran los nervios, dando equilibrio a los músculos entumecidos y paz mental, afectada por dolores de cabeza que van y vienen.

La mente ansiosa tiene un sistema de atención hiperactivo que lo deforma todo y crea tensión. Filtramos eventos futuros a través de la negatividad y nuestro cuerpo se activa completamente para entrar en modo de alerta. Algo así como esperar una amenaza; nuestros sentidos se agudizan y el cuerpo se prepara para lo que está por venir (ya sea real o imaginario). Esta es la razón de los dolores musculares, el malestar, el cansancio casi constante.

Predecir el futuro es una manera devastadora de sufrir. Pero entonces ¿Por qué lo hacemos? ¿Esta forma de pensar tiene alguna utilidad? Evidentemente no.

Enfócate en el presente ofreciéndote lo que necesitas

La vida real se trata del presente inmediato., pero rara vez habitamos esta dimensión del tiempo. La mente humana es un acróbata incansable: salta de un punto a otro, pasando del pasado al futuro.


Muchas veces nos lleva a pensar en el ayer, a centrarnos en los errores cometidos, en las oportunidades perdidas, en los sueños incumplidos... Instantes después, con una pirueta repentina, nos transporta al futuro para bailar entre los varios escenarios posibles, entre lo que puede pasar y lo que no.

Es necesario entrenar el enfoque mental para que esté ligado al presente, al aquí y ahora. A veces, sin embargo, la realidad puede ser complicada, delicada y delineada por una incertidumbre constante. ¿Qué podemos hacer cuando lo que tenemos ante nuestros ojos está lleno de dificultades? La respuesta es simple: debemos darnos lo que necesitamos. Y podemos hacerlo de varias formas:


  • No anticipes el futuro, no anticipes nada; enfócate solo en el análisis objetivo de lo que sucede y lo que debes hacer aquí y ahora para sentirte bien.
  • A veces, el futuro inminente llama a la acción. Y en ese caso, no tienes que posponer nada. Reaccionar, movilizar, transformar, ser proactivos...
  • En otros casos, por extraño que parezca, lo mejor es no hacer nada. Solo acepta; aceptar esa nueva realidad y cuidarla. ¿Cómo? Descansar, aceptar las emociones, mantener la calma.

Deja de predecir el futuro y atrévete a construirlo

Hay quienes dicen que vivimos en una era de distracciones y otros en la de la preocupación constante. De todas formas, es innegable que el mañana nos preocupa.


El hábito obsesivo de predecir el futuro es un intento casi desesperado de la mente por controlarlo todo. Si anticipo lo que puede suceder en los próximos días o meses, puedo anticiparme.

El problema surge cuando “siempre me preparo para lo peor”. Los niveles de ansiedad aumentan, y esta no puede ser una estrategia ganadora.

No anticipes el futuro, vive el presente

Dejar de predecir el futuro debería ser nuestro mantra de bienestar mental. El consejo es adoptar otro punto de vista: transformar el presente para hacer el mañana más prometedor.

Centrarse menos en lo que está pasando en nuestra mente y más en lo que nos rodea, aquí y ahora. Es precisamente allí donde surgen las oportunidades, donde más se nos necesita. Como dijo Mark Twain: "Pasé por una miríada de problemas, pero ninguno de ellos sucedió realmente".


Muy a menudo comprender que nuestros pensamientos nos están engañando ayuda a cambiar la atención a lo que está sucediendo ante nuestros ojos. Necesitamos el momento presente y que nos den respuestas que incluyan el autocuidado, el equilibrio y la calma, la conexión, la creatividad.

El arte de controlar los pensamientos y concentrarse requiere tiempo y fuerza de voluntad. Si lo conseguimos, los efectos serán terapéuticos. Comencemos hoy a comprometernos en esta tarea tan decisiva.

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