Nadie puede curarte mejor que tú.

    Nadie puede curarte mejor que tú.

    Nadie puede curarte mejor que tú.

    Última actualización: 27 de marzo de 2015

    En los últimos días, la vida me ha dado una lección muy importante. Ha sido un período de profundo crecimiento que me gustaría compartir con ustedes porque creo que, aunque de diferentes maneras, a todos nos suceden situaciones similares de vez en cuando.

    Cuando comencé mi formación como profesora de yoga, aprendí que uno de los principios básicos del yoga es el ahisma. Ahisma significa "no violencia". Muchas veces pensamos que esto solo significa no ser agresivos con los demás, pero no somos conscientes del grado de violencia que podemos infligir sobre nuestro propio cuerpo.



    Paradójicamente, este camino de aprendizaje en mi caso nació de la medicina india, pero en sentido contrario. Aprendí "por el contrario" que hay cosas que pueden ser demasiado violentas para mi cuerpo.

    Durante una semana seguí un tratamiento que se suponía tenía el objetivo de "desintoxicar" mi cuerpo, pero que solo sirvió para generar un gran bloqueo del que estoy tratando de recuperarme.

    me estoy cuidando, tratando mi cuerpo con mucho amor, ternura, delicadeza, respetando el mio sensibilidad. He aprendido que es fundamental respetar nuestra sensibilidad, y que debemos ser los primeros en hacerlo.

    Y no es sólo una percepción subjetiva. Hay algo que, como docente, suelo enseñar a mis alumnos: debemos conocer en profundidad el funcionamiento de nuestro sistema nervioso y el nuestro cerebro, su mecanismo biológico.

    Porque también nosotros estamos hechos de un cuerpo, y de su bienestar depende la calidad de nuestra vida.

    Se ha demostrado que el poder curativo y regenerador natural de nuestro organismo se activa sólo cuando la respuesta de relajación también está activa, y no la respuesta al estrés.



    Cuando algo desencadena la mecanismo de estrés, todas las capacidades curativas del cuerpo se bloquean o disminuyen, así como el potencial de nuestro sistema inmunológico y nuestra capacidad de asimilación de nutrientes.

    Se lo que nos cura es la capacidad de nuestro cuerpo para relajarse, lo que no debemos hacer es agredir nuestro organismo ni sobrecargar nuestro sistema nervioso.

    Al contrario, todo lo que tenga que ver con la delicadeza, el cuidado, la escucha del cuerpo y la calma, nos ayuda enormemente.

    Por ello, cada vez están más de moda técnicas como la "biodanza" o ciertas formas de meditación que pretenden generar sensaciones positivas, nutritivas y relajantes. Las técnicas y metodologías asistenciales se alejan de las terapias de choque, e en cambio buscan el cambio a través del amor, el cariño y el cuidado, la creación de un espacio seguro y confortable, libre, de coche escuchando.

    Un espacio en el que, de forma natural, nuestro mecanismo cuerpo-mente pueda reorganizarse de forma más saludable y tender de nuevo hacia el bienestar, la paz y la felicidad. Todo esto, sin tener impactos negativos ni en el cuerpo ni en la psique.

    Muchas personas han experimentado el shock de terapias y tratamientos demasiado bruscos e intensos, que dejan a la persona más desestructurada de lo que ya estaba antes de empezar. Una de las enseñanzas es que lo más importante para sanarnos a nosotros mismos es siempre nuestro criterio e intuición, los mensajes que nos envía nuestro cuerpo, que también pueden ser contrastados con los de otras personas.


    Como les digo a menudo a mis alumnos, "ustedes son los únicos que mandan en su vida".


    Si quieres empezar a profundizar en el conocimiento de ti mismo, te invito a que te hagas algunas preguntas que yo mismo me he hecho después de esta experiencia. Seguro que te serán tan útiles y esclarecedores como lo han sido para mí. Tómate unos minutos de silencio para responder desde dentro.


    ¿En qué áreas de la vida confío más en las voces de los demás que en las mías?

    ¿En qué ocasiones confío mi bienestar a los demás en lugar de escuchar lo que me dice mi cuerpo?

    ¿Ha habido casos en los que abusé de mí mismo?

    ¿Cómo? ¿Qué hábitos me hacen daño?

    Ahora que seguramente te has dado cuenta de muchas cosas, necesitas tomar acción. Porque la conciencia sin acción es de poca utilidad.

    Mi propuesta es esta: en los próximos días, elige uno de los hábitos o comportamientos con los que te haces daño y cámbialo. Asimismo, deja de exponerte a la influencia de alguien o algo que no te está haciendo bien.


    Por ejemplo, podrías decidir dejar de pasar el rato en un lugar determinado o con una persona determinada. Puedes optar por dejar de dejar toda tu energía entre las cuatro paredes de un gimnasio con música a todo volumen, y optar por dar un paseo por el parque, rodeado de pájaros, y sentirte en paz aquí y ahora.

    Renuncia a algo que te duele, con el objetivo de mejorar tu vida. Date permiso para cuidarte con delicadeza y amor. Porque eres lo más preciado que tienes.

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