El arrepentimiento: ¿una emoción inútil?

El arrepentimiento: ¿una emoción inútil?

El arrepentimiento: ¿una emoción inútil?

Última actualización: 13 marzo, 2015

"He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No era feliz. Que los glaciares del olvido me abrumen y dispersen sin piedad".

Así comienza el poema Il remorso, escrito por Jorge Luis Borges. Ya desde estas primeras líneas se puede entender lo pesada que es la sensación que sentimos cuando sabemos que hemos hecho algo que no estaba bien.


En estas primeras líneas, Borges lamenta haber dejado escapar su felicidad. A todos nos pasa, a lo largo del día, ser protagonistas de acciones que generan una sensación de incomodidad y pesadez. También existen otro tipo de remordimientos, preocupaciones menores que simplemente nos recuerdan que hemos actuado en contra de nuestros principios.: si estamos a dieta y comemos un postre, por ejemplo, inmediatamente nos invade un sentimiento de culpa por haber ingerido más calorías de las que deberíamos.


El remordimiento es un sentimiento que a menudo se asocia con otra emoción, la del arrepentimiento.. Todos cometemos errores y nos arrepentimos, pero hay casos en los que el sentimiento de culpa se convierte en una carga emocional tan grande que interfiere negativamente en nuestro bienestar personal o en las relaciones que tenemos con los demás.

Hay otros autores, como Wayne Dyer, que en cambio describen la culpa como una emoción útil. Dyer cree que "el sentimiento de culpa lleva a desperdiciar los momentos del presente, porque nos inmoviliza debido al comportamiento pasado". Por esta razón, propone transformar el sentimiento de culpa en una lección que nos lleve a aprender de los errores del pasado: de esta forma no nos quedaremos inmóviles por su culpa, sino que podremos encontrar una solución a esta situación que nos genera malestar.



¿Pedir disculpas o lavarse las manos?

Es posible remediar estos sentimientos negativos, pero depende de las circunstancias. No todas las acciones tienen las mismas consecuencias y algunas son más dañinas que otras; pero siempre tenemos la opción de disculparnos y reparar parcialmente el daño causado. Es importante asumir la responsabilidad de nuestras acciones, porque siempre será mejor aceptar que nos equivocamos que culpar a alguien más.


Sin embargo, hay gente que parece capaz de limpiar su conciencia simplemente usando agua y jabón. Todos recordaréis la escena de Poncio Pilatos, que tras tomar la decisión de enviar a Jesús a la muerte, se lava las manos. Según un experimento realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, este acto realmente puede ayudar a aliviar la culpa. Parece que, según los resultados del estudio, lavarse con agua y jabón ayuda a reducir las molestias que nos provoca haber actuado de forma contraria a nuestros principios.


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