Las buenas conversaciones traen felicidad.

Las buenas conversaciones traen felicidad.

¿Qué es mejor que una buena conversación? Como la que entretenemos con un amigo o con una persona recién conocida con la que se establece de inmediato una conexión inesperada. 

Las buenas conversaciones traen felicidad.

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Las buenas conversaciones crean un espacio seguro. Son un paraíso emocional donde podemos intercambiar información que nos enriquece, nos ayuda a generar confianza y calmar el estrés a través del refuerzo positivo. Desde un punto de vista fisiológico, conversar con conocidos y extraños actúa sobre nuestro cerebro como un poderoso sistema de recompensa y bienestar.



Una conversación dinámica, estimulante y productiva entre dos o más personas representa una verdadera alquimia para los procesos neuronales. Aunque sea de forma apenas perceptible, cada información que recibimos enciende el motor de la empatía; los circuitos de dopamina y serotonina se activan y nos inunda una agradable sensación de bienestar y motivación.

¿Cuántas veces hemos experimentado esta maravillosa inyección de energía positiva? Hoy en día existen muchas oportunidades para conversar con personas de todo tipo sobre los temas más dispares; en realidad, disfrutar de un diálogo verdaderamente gratificante es una situación que no ocurre tan a menudo. 

A veces el azar nos hace conocer a una persona con la que, tras unas frases, se establece una complicidad y una afinidad inmediatas. Esta es la magia de las relaciones. Esto es lo que pasó entre Henry James y Robert Louis Stevenson.

Los dos grandes novelistas se encontraron por primera vez tras la publicación de La isla del tesoro. A pesar de su carácter, orígenes (americano el primero, escocés el segundo), estilo de vida y literario, se estableció una amistad imborrable a partir de una conversación casual. Una amistad destinada a durar décadas a través de la correspondencia oa través de encuentros en persona compuestos por diálogos que terminaron en la madrugada.



Una buena conversación debe agotar al sujeto, no a los interlocutores.

-Winston Churchill-

Las buenas conversaciones y la conexión emocional.

Ciertamente, Henry James y Louis Stevenson, además de ser novelistas brillantes, poseían lo que ahora se llama inteligencia conversacional. Este término, introducido hace solo unos años por la psicóloga Judith E. Glaser, hace referencia a una herramienta crucial para nuestro desarrollo personal.

Como todos sabemos, no todos somos capaces de mantener un buen nivel de diálogo. Truman Capote, por ejemplo, decía que una conversación es ante todo un diálogo y nunca un monólogo. Pocas personas están dotadas de este tipo particular de inteligencia, lo que explica por qué rara vez encontramos una conversación ideal.

Pero es necesario delimitar esta reflexión: no es la falta de inteligencia lo que limita la calidad de un diálogo, es más bien la falta de habilidades emocionales. Hoy, de hecho, el campo de la inteligencia conversacional está ganando terreno; en él confluyen dimensiones importantes como la empatía, las habilidades sociales, el sentido común, la confianza y la integridad.

Conversar es más que hablar

Conversar es más que un proceso de comunicación o un intercambio de información. Es un acto más profundo y más satisfactorio. Al fin y al cabo, un diálogo, entendido como un espacio en el que interactúan dos o más personas, también está presente en el mundo animal.

  • Puede parecer sorprendente, pero algunos estudios como el realizado por la Universidad de York en junio de 2018 lo demuestran. Animales como cuervos, elefantes o incluso luciérnagas utilizan un sistema de comunicación entre otros tan fascinantes como reveladores.
  • En el caso de los seres humanos, sin embargo, podríamos decir que las buenas conversaciones son un escalón más alto que el simple proceso de comunicación.
  • Los resultados de otra investigación científica (Pérez, Carreiras, Duñabeitia) muestran que se sincroniza el ritmo de las ondas cerebrales registradas en dos personas que conversan. Según los investigadores “se trata de una comunión entre cerebros que va más allá del lenguaje y es un elemento clave en las relaciones interpersonales”.

Las buenas conversaciones traen felicidad.

Cuando hablamos con alguien pueden pasar dos cosas: o nos sentimos cómodos o no. No importa si la persona es un miembro de la familia o un extraño. Todos tenemos un colega o familiar con el que nunca nos sentiremos cómodos hablando.



Otras veces mantenemos una amena conversación con una persona que acabamos de conocer, con la que sentimos una afinidad inmediata. Un diálogo profundo no solo proporciona información interesante, también nos da un sentimiento de confianza y comprensión. En estos casos se abre la puerta a un universo emocional formado por relaciones interpersonales de mayor calidad.

En la medida de lo posible, por tanto, debemos buscar estas situaciones. Ensayos como el de Matthias Mehl publicado en la revista especializada Psychological Science nos recuerdan que la charla vacía, ociosa y forzada genera tensión e incomodidad.


Entonces nos convertimos en exploradores sociales capaces de entablar buenas conversaciones.; buscamos el apoyo de personas importantes para nosotros, con las que podamos mantener un diálogo abierto, ilusionante, ameno y gratificante. Al fin y al cabo, es ahí donde reside la felicidad, en esta dimensión segura en la que aprender, comprender y entrenar el afecto.

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