Cómo vivir con la tensión provocada por los deseos y límites inconscientes

Cómo vivir con la tensión provocada por los deseos y límites inconscientes

Cómo vivir con la tensión provocada por los deseos y límites inconscientes

Última actualización: 29 de mayo de 2017

Estamos en constante debate entre nuestros fervientes deseos y los límites de la realidad. La vida nos enfrenta a desafíos constantes y nosotros decidimos cuáles ignorar y cuáles aceptar. Sin embargo, en determinadas ocasiones nos encontramos atravesando situaciones al límite, que nos ponen a prueba y que, en muchos casos, nos permiten comprender que somos mucho más fuertes de lo que pensábamos.



También hay casos en los que nuestros deseos nunca se materializan y no sabemos por qué. Con el artículo de hoy queremos intentar plasmar en el papel estas razones encubiertas. Quédate con nosotros para tratar de averiguar de dónde vienen esos límites inexplicables que nos impiden alcanzar nuestras metas.

 “Nuestro deseo desprecia y abandona lo que tenemos para correr tras lo que no tenemos”.

-Michel de Montaigne-

Primero, pensemos en el hecho de que los deseos surgen como resultado de un interés por algo que no tenemos, o al menos no en la forma en que nos gustaría tenerlo. Además, sentimos una especie de carencia en nosotros mismos que consideramos necesaria.

Llenar ese vacío implica poner en práctica una estrategia, metodología o procedimiento muy concreto. Si lo logramos, todo estará bien. El problema surge cuando notamos que hemos logrado algo más. Lo que tanto deseábamos no es, en realidad, lo que deseábamos.

Este resultado es tan frustrante como cuando trabajamos duro para lograr una meta y finalmente fracasamos. Algunas veces también puede ocurrir que seamos incapaces de encontrar la motivación para cumplir los deseos en los que más habíamos invertido. Aunque utilizamos todos los recursos a nuestro alcance, no vemos ningún progreso y la meta parece quedarse a una distancia que siempre es demasiado alta para nosotros.



Es como si la realidad intentara ir en contra de nuestra intuición y nuestra razón, que por mucho que lo intente, no encuentra un punto de apoyo para lograr ese objetivo. ¿Qué está pasando realmente? ¿Dónde está ese obstáculo insalvable?

Mensajes que contaminan nuestros deseos

Muy a menudo no estamos seguros de lo que realmente queremos. No solo nos dejamos influenciar por los deseos de la comunidad expresados ​​en forma, por ejemplo, de publicidad, sino también por la opinión de familiares y amigos. Pues bien, aunque se den de buena fe, esas opiniones pueden no corresponder a nuestras necesidades reales.

La familia es, en sí misma, una verdadera fábrica de expectativas. Desde el momento en que nacemos, se crea una especie de "ideal" a nuestro alrededor. Si somos el hermano mayor es porque somos el mayor. Si somos el menor, se aplica lo mismo. Y así sucesivamente para las diferentes categorías, como el género o la apariencia física. También influye mucho el momento que vive la familia cuando venimos al mundo.

Al comienzo de nuestra vida, somos el resultado de los deseos de los demás. Nuestra existencia es fruto de un deseo. De alguna manera, hemos sido queridos, ya que, probablemente, si no, nunca habríamos nacido. Y si ese deseo no hubiera sido sólido, probablemente no habría sobrevivido a los primeros años de vida.

Sin embargo, el deseo que nos dio origen no siempre es claro ni saludable. Cuando nuestra vida comienza, solo podemos adaptarnos a los deseos de los demás. Parte del proceso de madurez, en efecto, consiste precisamente en liberarse definitivamente de este yugo. Comprender cuál fue el deseo que hizo posible nuestra vida y definir en qué medida coincide con nuestro proyecto personal.



Las reglas inconscientes

Vivimos en un mundo donde parece que todos están calificados para expresar una opinión experta sobre nuestros deseos.. Por supuesto, todo depende también del lugar que ocupamos en el mundo y el entorno en el que crecemos, sin embargo, el bien y el mal -eso es bueno desearlo o no- son categorías delimitadas, al menos en términos parciales, incluso antes de nuestra existencia. .

Las reglas se establecen durante nuestra infancia. Algunos son explícitos, nos dicen cómo “debemos” ser, nos premian cuando respetamos determinados modelos y nos castigan si no lo hacemos. Así aprendemos a seguir unos patrones de comportamiento que, a fuerza de refuerzo y repetición, acaban convirtiéndose en hábitos. Por eso, además de un buen repertorio de reglas definidas, existen otras tantas ocultas y mucho más difíciles de identificar.

Imaginemos ver a nuestra madre acariciando a su hijo rodeada de una inmensa tristeza. La vemos y, sin que ella diga nada, nos sentimos terriblemente culpables. Tal vez espera que la consuelemos, que la liberemos de su frustración, de su soledad o de su dolor. Tal vez nos está educando sobre esto. Y así es como, casi sin darnos cuenta, adoptamos su expectativa como regla inconsciente.


Siguiendo este ejemplo, Es probable que aquellos con una madre así tengan dificultades para definir y cumplir sus deseos. Se le puede hacer creer que buscar la independencia equivale a atacar a su madre o que ser feliz es una forma de traicionarla. Sin embargo, dado que todo esto sucede sin saberlo, la situación no parecerá tan clara. Más bien vendrá en forma de autosabotaje, retrasos o falta de objetivos.

Ganar la batalla entre los deseos y los límites

Si te sientes incapaz de determinar tus deseos, lo más probable es que algunas reglas inconscientes estén operando dentro de ti.. Lo mismo ocurre en los casos en los que aparentemente tienes objetivos claros en mente pero, por mucho que te esfuerces, no puedes alcanzarlos.


La clave para entender lo que realmente está pasando se remonta a la niñez. A los deseos de quienes han vivido a nuestro alrededor. Quizás puedas identificar esas expectativas que se crearon y, conscientemente, las rechaces y trates de separarte de ellas.

Para ganar la batalla entre los deseos conscientes y los límites inconscientes, Primero, necesitas identificar las fuerzas enmascaradas u ocultas que operan en tu vida. Para ello, es necesario realizar un ejercicio de introspección y el apoyo terapéutico puede ser de gran ayuda en este caso. En general, trate de ubicar los límites, sáquelos y derrótelos.

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