Una madre no es una mejor amiga, es una madre.

Una madre no es una mejor amiga, es una madre.

Una madre no es una mejor amiga, es una madre.

Última actualización: 15 agosto 2016

Hay personas que creen que la mejor relación entre madre e hija es la de "mejores amigas". Sin embargo, esta situación corre el riesgo, con el paso del tiempo, de favorecer la aparición de una rivalidad mutua, la pérdida del respeto, la confusión de roles y la invasión de la privacidad.

Los niños necesitan de un adulto que les dé ejemplo, que sea un referente en cuanto a autoridad y respeto, que los guíe y les ofrezca protección y apoyo; de esta manera pueden ser emocionalmente estables y gozar de buena salud mental, elementos que ponen orden en su existencia.



“El futuro de un niño es siempre obra de su madre”.

(Napoleón Bonaparte)

Cuando ves a tu madre como tu mejor amiga, el límite correcto de la relación madre-hija desaparece. Este bono debe acompañar y educación; una aparente amistad lo transforma en un lazo de control y sobreprotección hacia su hija. En consecuencia, ya no es posible construir un modelo de respeto y autoridad, porque la madre es considerada a la par de un par.

En relaciones tan enfermizas y confusas, se crea en la hija un alto nivel de inseguridad, ya que sus decisiones están sujetas a la supervisión y aprobación de la madre, que de lo contrario se sentirá traicionada. Esta sensación de sobreprotección es completamente dañina para el desarrollo de la personalidad de la niña, ya que se crea una adicción tóxica entre ambos.

Las diferentes formas de ser madre

Cuando la figura de autoridad no está clara para la hija, se sentirá vulnerable. La confianza en uno mismo sufrirá. Cuando tenga que tomar decisiones, siempre dudará y se autofrenará en su aspiración de independencia.



El hecho de que la relación madre-hija no sea de amistad no significa en absoluto que no pueda ser íntima y enriquecedora para ambas. Sin embargo, una cosa es ser amigas y otra ser madre e hija; son conceptos muy diferentes. Sin duda, una madre siempre querrá lo mejor para su hija, pero eso no le da derecho a violar su privacidad con el pretexto de estar cerca de ella como una amiga.

Es fundamental comprender el origen de este fenómeno. En la mayoría de los casos, este comportamiento maternal pone de manifiesto los conflictos emocionales relacionados con la adicción. A veces, tales conflictos van acompañados de depresión y temor de que la hija repita los mismos errores que cometió su madre. Después, la madre debe necesariamente resolver estos problemas internos sola o con la ayuda de un experto.

¿Cómo se puede mejorar esta relación?

Las hijas saben que no tienen que obedecer a sus amigos. Por eso, una madre debe ser cariñosa, pero también decidida. Además, una hija no necesariamente tiene que conocer los problemas íntimos de la madre: esto provocaría miedos infundados, tristeza y confusión sobre la relación con los padres.

Le recomendamos que haga estos informes transparentes; es importante que la confianza se construya espontáneamente y no como una imposición. De lo contrario, se creará un estado permanente de angustia y desconfianza, que degenerará en un inútil derroche de emociones.

Si la madre o la hija identifica aspectos negativos en la otra, lo mejor es demostrarlo: no es sano callarse lo que puede molestar. Es necesario expresarse en un ambiente de sinceridad y respeto; de esta manera, la relación será sana y libre.


Lo que ambos necesitan aprender

La hija, sobre todo si es menor de edad, debe entender que hay decisiones en su vida que tendrá que tomar la madre. Imagínate la locura que se desataría si estas decisiones las tomara un amigo. Lo que se le perdona a una madre puede no ser justificable para un amigo.



Los malentendidos entre madre e hija siempre se pueden resolver; elegir el momento adecuado para hacerlo es fundamental. El cariño y la confianza depositada son los ingredientes básicos; después de eso, bastará con añadir un poco de sentido común para sanar las diferencias o tensiones que hayan podido surgir entre ambos.

Es importante que la hija aprenda a resolver sus problemas y, al hacerlo, gane independencia. Es justo que sepa que su madre siempre estará ahí para apoyarla y darle consejos, como solo una madre es capaz de hacer. La niña también debe entender que hay aspectos de la vida que pueden permanecer privados, que no se debe exagerar en términos de confianza, porque cada uno tiene su propia historia personal y su propio camino a seguir.


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