Querida vida, lo siento si te decepcioné

    Querida vida, lo siento si te decepcioné

    Querida vida, lo siento si te decepcioné

    Última actualización: 12 2016 noviembre

    Querida vida,

    lo siento si te defraudé. Perdón si te engañé y dejé de ser yo mismo por miedo al juicio de los demás. Perdón si dejé de escucharte, si desistí de ti, si pensé que me esperarías por siempre.

    Ser yo mismo en un mundo que trata de hacerme cambiar es realmente un negocio. Críticas, miradas inquisitivas, maltratos casi imperceptibles, hipocresías disfrazadas de abrazos, expectativas ajenas, relaciones tóxicas, estrés, etc.



    Todas estas razones me hicieron cometer errores al establecer mis prioridades. ¿Sabes lo que es? Que estaba equivocado. He confundido mi camino y mis esperanzas. Pensé que estaba trabajando para construir un futuro emocional saludable, cuando en realidad solo estaba construyendo castillos en el aire.

    Solo me di cuenta cuando decidí subir a la cima de la torre. Pero no había escalones. En ese momento me di cuenta de que por miedo al rechazo ya lastimar a los demás, me había abandonado.

    Renuncié a ser yo. lo reconozco Escuché el sonido de la campana anunciando el final del intervalo, y no pude evitar mirar sin palabras las manecillas del reloj.

    En ese trance, me di cuenta de que había cartas buenas y malas en mi mazo de cartas. He jugado muchas buenas cartas, pero tal vez lo hice con las personas equivocadas o de la manera equivocada. Ni siquiera esto importa ahora, porque me siguen llegando nuevos papeles. Y nuevas tarjetas significan nuevas oportunidades, que creo que nunca cambiarán.


    Aún así, tengo que admitirlo, siento que estoy cansado de jugar. Hay tanta gente que me ha fallado, tantas trampas en medio del juego, que de vez en cuando siento que todos se aprovechan de mi buena voluntad.


    Por otro lado, debo decir que Entendí que la familia, la salud, los amigos y la esencia de una persona son bolas de cristal que hay que saber mantener en equilibrio en el aire. Sentí en mi piel el desmoronamiento de los que cayeron y se despedazaron a mis pies.

    Lloré varias veces por romper esas esferas. Me di cuenta de que cuando esto sucede, todo cambia y cuando el daño está hecho, no se puede reparar. Gracias a esos golpes también entendí que la obra no es una bola de cristal como las demás, sino que es de goma y si se cae, rebota. Por eso no es tan importante en la vida como los demás.

    En este camino he aprendido a ser valiente. Y esta carta es prueba de ello, porque en realidad no hay mayor coraje que el de quien emprende un viaje dentro de sí mismo.

    Hoy también soy consciente de que si las personas tóxicas dejan de preocuparse por ti, el alivio emocional es tan intenso que te desborda. Es como si la basura se fuera sola de casa, aunque a veces mis valores no me dejan decir todo esto en voz alta.


    Lo sé. Entendí. Por esos disparos que aún suenan en mi cabeza, He decidido disculparme y perdonarme a mí mismo, lo que, después de todo, es casi lo mismo. Porque llega un momento en que se pueden fingir muchas cosas, menos el perdón. No importa cuánto pretendamos, las palabras no dichas y las lágrimas sin clasificar pesarán en nuestra mochila para siempre.


    Por eso hoy doy un paso adelante y corro hacia esa parte de mí que las personas equivocadas y las prioridades mal establecidas han oscurecido en un momento dado de mi vida. Por eso me despido de todo lo que me duele. Por esto me afirmo. Es por eso que me reconozco a mí mismo de nuevo. Para esto creo un punto de partida.

    ¡Por esto me daré otra oportunidad!

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