¿Están relacionadas las emociones y el dolor físico?

¿Están relacionadas las emociones y el dolor físico?

Las emociones también provocan dolor físico, sobre todo cuando estamos preocupados, nos sentimos defraudados, invadidos por la ansiedad. ¿Cuál es la causa de este fenómeno?

¿Están relacionadas las emociones y el dolor físico?

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Las emociones y el dolor físico tienen una conexión casi directa que muchos de nosotros hemos experimentado de primera mano en más de una ocasión. Ese problema en el trabajo que a veces se convierte en malestar y acidez estomacal. Una discusión con la pareja que resulta en un dolor de cabeza. La preocupación que surge por una actividad que hemos pospuesto durante algún tiempo y que se convierte en dolor de espalda o calambres.



También podríamos hablar de otro fenómeno, a saber, el síndrome del corazón roto. Cuando vivimos el final de un amor, nos sentimos abandonados o traicionados, el sufrimiento emocional es inmenso y hasta devastador. Y el cuerpo también sufre.

Hay fatiga, frustración, agotamiento e incluso entumecimiento de los músculos y las articulaciones. ¿Por qué pasó esto? ¿Cómo es posible que el cuerpo duela hasta este punto en presencia de grandes preocupaciones o cuando nos rompen el corazón? Estás a punto de averiguarlo.

¿Cómo se relacionan las emociones y el dolor físico?

Desde hace unas décadas ya La psicología y la medicina han destacado una profunda correlación entre el dolor emocional y el dolor físico. Este fenómeno, al que se le ha dado el nombre de "somatización", nos muestra la unión entre mente y cuerpo, aspecto que en los siglos pasados ​​había sido cuestionado por el modelo cartesiano clásico.

No es sorprendente que muchos médicos sean conscientes de que un diagnóstico de depresión tiende a coincidir con la aparición de dolor de cabeza, dolor muscular, trastornos digestivos e incluso la exacerbación del dolor crónico. Aunado a esto, la investigación neurobiológica indica que gran parte de las manifestaciones del dolor físico están asociadas al estrés emocional.



El estudio realizado por la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EEUU), nos dice que es necesario tener en cuenta los factores psicológicos y emocionales al hacer un diagnóstico. Puede ser, por ejemplo, que el dolor de estómago no se deba a una úlcera sino a un trastorno de ansiedad.

Tristeza e ira, las emociones con mayor impacto en el cuerpo

El Dr. Afton Hassett es científico e investigador del Chronic Pain and Fatigue Research Center de la Universidad de Michigan (EE.UU.). Este experto destaca que el amplio abanico de emociones (positivas y negativas) que experimenta el ser humano tienen un cierto impacto en el organismo.

Esta impronta puede ser ventajosa o desventajosa. La tristeza y la ira son las emociones menos agradables para el cuerpo. Por ejemplo, el maltrato infantil, el abandono de un progenitor, un duelo o una relación amorosa complicada son experiencias que dejan marcas en el cuerpo. Entre estos, el más común es el dolor de espalda.

En este vínculo entre las emociones y el dolor físico es importante enfatizar el papel de la ira. El Dr. Hassett explica que las personas particularmente irritables o que han reprimido sus sentimientos e incomodidades tienden a mostrar hipersensibilidad al dolor con el tiempo. Generalmente sufren de dolor de estómago, migraña, dolor en las articulaciones.

Emociones y dolor físico: ¿cuál de los dos es más intenso?

¿Qué duele más, la pérdida de un ser querido o una fractura de hueso? ¿Nuestra pareja abandonándonos o una quemadura en la piel? Por paradójicos que puedan parecer estos aspectos, la respuesta parece no dejar lugar a malentendidos: El dolor emocional duele más que el dolor físico.


Así lo avala un estudio publicado en la revista Psychological Science y realizado por los doctores Adrienne Carter-Sowell, Zhanheng Chen. Los puntos clave para entender esta asociación entre emociones y dolor físico son los siguientes:



  • El sufrimiento emocional en muchos casos se prolonga en el tiempo. Mientras que el dolor físico es momentáneo, el dolor emocional puede durar años, incluso toda la vida.
  • No somos buenos para lidiar con las emociones negativas. La falta de duelo por una pérdida o ruptura puede hacer que este sufrimiento sea crónico. Lo mismo ocurre con la ira de la que hemos hablado. Si escondiéramos durante años nuestras frustraciones e ira por determinados hechos o circunstancias, esa ira acabaría dejando marcas en nuestro cuerpo.
  • Por otro lado, los autores del estudio destacan un aspecto interesante. El dolor físico no se puede experimentar de la misma manera, mientras que tendemos a desencadenar el dolor emocional varias veces. Esto significa que no podemos tener una percepción idéntica de la fractura repetida de un hueso, pero podemos revivir el sufrimiento de un evento pasado.

Observaciones finales

Las emociones y el dolor físico son dos caras de la misma moneda. Los experimentamos a menudo: ese dolor en el pecho, esos calambres, ese dolor de cuello, ese dolor punzante en las sienes… ¿Qué podemos hacer en estos casos? La respuesta es sencilla, pero difícil de aplicar: debemos acostumbrarnos a gestionar las emociones. No pospongamos para mañana lo que nos preocupa y nos duele hoy.


Una discusión que acabó mal, un estrés mal gestionado, una preocupación que no resolvemos, una ruptura dolorosa que no nos deja seguir adelante... Todo ello tiene consecuencias que van mucho más allá de la mente.

Tengamos esto en cuenta: si no podemos lidiar solos con el dolor emocional, siempre podemos recurrir a un buen profesional.

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