Última actualización: 03 de enero de 2017
Por extraño que parezca, a veces ayudar a otros a resolver sus problemas puede ser una gran solución para los nuestros. La depresión, la ansiedad social y muchos otros síntomas o trastornos pueden desaparecer cuando dejamos de centrarnos únicamente en nosotros mismos y rompemos las barreras que nos separan de los demás.
Contrariamente a lo que cabría esperar, además, en muchas ocasiones es más fácil ayudar a desconocidos que ayudar a personas que forman parte de nuestro círculo social. Si sufrimos depresión o nos consume la ansiedad, es muy probable que el miedo que nos atenaza siga ligado a nuestro círculo social más cercano.
“Amar no es solo amar; es sobre todo entendimiento.”
–Françoise Sagan–
Con extraños puedes disfrutar de una gran libertad. No nos conocen y viceversa. No hay expectativas, no hay imagen preconstruida, ni un millón de pruebas a las que someter al otro antes de aceptarlo. No hay un pasado compartido que condicione ni un presente que encadene. Por increíble que parezca, desde cierto punto de vista con extraños nos es más fácil mostrarnos en nuestra autenticidad.
Hannah Brencher y su historia con extraños
Hannah Brencher, habiendo terminado sus estudios y obtenido su título, se mudó a Nueva York. Necesitaba un cambio, porque se sentía totalmente abrumada por sentimientos de ansiedad y depresión. Su tristeza parecía inconsolable hasta que comenzó a hacer algo inusual: escribir cartas de amor a extraños, de forma anónima.
Hannah comenzaba todas sus cartas con esta frase: "Si encontraste esta carta, es para ti".. Y en su interior compartía mensajes como este: No nos conocemos. Nunca nos sentamos y nos reímos con una taza de café. Nunca bailamos en los mismos clubes ni bostezamos juntos a medianoche. Nada de esto me interesa. Porque es tan pequeño e insignificante comparado con las cosas que me gustaría que supieras: eres maravilloso. Eres importante. Tus manos están hechas para grandes cosas.
La mujer dejaba sus cartas en restaurantes, parques, autobuses y hasta en la sede de la ONU, al alcance de cualquier desconocido. Al escribirle, simplemente se centró en todo el amor que a ella misma le hubiera gustado recibir.. Pensó en las palabras que deseaba poder oír. Era como si se enamorara de esos extraños, solo para declararles su amor a través de esas cartas.
Después de escribir varias cartas, Hanna se dio cuenta de que al dejar de concentrarse en sí misma, su dolor y su sensación de soledad habían desaparecido. Pero no fue la única en el mundo que se dio cuenta de que es posible redescubrir las ganas de vivir ayudando a los extraños, hasta el punto de convertirlos en parte fundamental de la propia vida.
Depresión y ayudar a extraños.
¿Por qué ayudar a los extraños es una forma de ayudarse a sí mismo cuando sufre de depresión o ansiedad? La respuesta no es sencilla, pero tiene que ver con el hecho de que quienes sufren emocionalmente tienden a aislarse. Y al hacerlo, solo se suma a todos sus síntomas y problemas.
Todo está ligado a la imagen de incapacidad y vulnerabilidad que se desarrolla cuando se tienen problemas emocionales. Cuando sucede, todos estamos convencidos de que no servimos para nada, que somos capaces de muy poco y que no valemos mucho. También hay un sentimiento de carencia emocional que no puede ser llenado por nada ni nadie. Esto se convierte en un círculo vicioso: la tristeza conduce al aislamiento y el aislamiento a la tristeza. Al romper este círculo, todo comienza a aparecer bajo una luz diferente.
Una de las creencias de quienes padecen estos problemas neurológicos es “lo que me pasa a mí no le pasa a nadie más”. Esta es la gran mentira de los que tienen problemas emocionales. El sujeto no logra comprender que todo ser humano tiene su peso sobre los hombros y que tarde o temprano en la vida todos tenemos que afrontar momentos de gran sufrimiento.
Al ayudar a los extraños, esta creencia comienza a tambalearse. Nos ponemos en una posición de comprensión hacia los demás que, al final, sirve para entender lo que nos está pasando.
Gracias a un estudio realizado recientemente en Reino Unido, se pudo comprobar que quienes realizan trabajos altruistas o interactúan con personas desconocidas al menos dos veces por semana logran superar sus problemas de ansiedad y depresión de manera sorprendente. Esta actividad también contribuye a desarrollar una mejor imagen de sí mismo y a nutrir un sentimiento de orgullo personal. ¿Por qué no intentar ayudarnos ayudando a los demás? Es una maravillosa prueba de amor por la vida.
