Ambivalencia afectiva: el amor y el odio coexisten

Ambivalencia afectiva: el amor y el odio coexisten

La ambivalencia afectiva es la demostración de la alta complejidad del hombre. Somos seres capaces de odiar y amar al mismo tiempo, de sentir juntos cariño y decepción, entusiasmo y tristeza en un solo segundo... Son etapas normales y recurrentes.

Ambivalencia afectiva: el amor y el odio coexisten

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

La ambivalencia afectiva es una emoción compleja que da lugar a contradicciones y tensiones. Es un ejemplo de esto cuando amamos y odiamos a alguien al mismo tiempo. Sentir un fuerte afecto por una persona cercana, pero también experimentar cierto resentimiento hacia ella. Amar a un amigo, pero sentir que esa relación es dañina...



¿Por qué el hombre experimenta sentimientos opuestos y adversos? ¿Es este un fenómeno normal o responde a algún desequilibrio? La respuesta es sencilla: nos encontramos ante una realidad perfectamente normal que define a su vez la alta complejidad del ser humano en el campo emocional.

Este tema también está despertando interés en la comunidad científica, contando con un buen número de investigaciones y estudios al respecto. Un fenómeno que a primera vista tiene algo de romántico o de Shakespeare, para neurólogos, psiquiatras y expertos en psicología emocional responde más bien a una mecanismo preciso, un reflejo de cuán intrincado puede ser el tejido emocional de nuestras relaciones. 

Así, autores como Frenk Van Harreveld, del departamento de psicología de la Universidad de Amsterdam, señalan cómo la ambivalencia afectiva determina no solo lo que sentimos. Esta complejidad interna, de hecho, nos empuja a comportarnos de una forma u otra. Algunas mujeres, por ejemplo, experimentan una clara ambivalencia emocional durante el puerperio.

Aman a su pequeño recién nacido, pero durante los primeros meses pueden experimentar una mezcla caótica de emociones que van desde la angustia, el rechazo, la ternura y el miedo, debido a la alta adicción del niño.



"Sabes que cuando te odio, es porque te amo con una pasión que me trastorna el alma".

-Julie de Lespinasse-

Ambivalencia afectiva: características

La ambivalencia afectiva es sentida (agradable o no) por todos los seres humanos. Cuando se trata de emociones, nombres como Daniel Goleman o Paul Eckman pueden venir fácilmente a la mente. Bueno, cabe recalcar que este tema viene siendo estudiado desde principios del siglo XX.

Fue el psiquiatra Eugen Bleuler quien describió por primera vez la ambivalencia afectiva en 1911 como “presencia simultánea de dos sentimientos opuestos (atracción y repulsión), de dos direcciones opuestas de la voluntad respecto del mismo objeto”.

Desde entonces, el campo de la psicología ha estado constantemente interesado en un tema que parece tocar áreas distintas. Pero hay más, aunque la ambivalencia emocional es tan común en nuestras relaciones afectivas, en los últimos años, la psicología social también ha comenzado a interesarse por el tema.

¿La razón? Muchas de las decisiones que tomamos están orquestadas por la contradicción. (Quiero comprar esto, pero no puedo ahora, quiero mudarme a ese país pero no tengo el coraje de salir de mi casa, etc.).

La contradicción genera malestar

La ambivalencia afectiva o emocional genera un alto grado de malestar. Si hay algo que inquieta al cerebro humano es precisamente la contradicción, los puntos desalineados.

La energía y el desperdicio que producen estas disonancias son inmensos. Hasta el punto de que en ocasiones nos atascamos en sentimientos contrapuestos, como cuando somos conscientes del fuerte amor o afecto que sentimos por algo o alguien, pero nos retrata una sensación de angustia, rechazo o incluso odio.


Podemos amar a una persona, pero odiamos su comportamiento, sus actitudes y la forma en que nos trata. Todo esto se remonta fácilmente a la etapa de la adolescencia, un momento de nuestro ciclo vital en el que reina la contradicción, donde la búsqueda de nuevas experiencias va acompañada de miedo, ansiedad, deseo, intensidad y angustia todo junto. No es fácil metabolizar tantos sentimientos opuestos.



La ambivalencia emocional nos impulsa a decidir

Sabemos que la ambivalencia emocional es sinónimo de contradicción. Bien, adquiere un papel positivo cuando nos empuja a decidir, aclarar o incluso aceptar determinadas situaciones. Una madre que atraviesa el difícil período de su puerperio se irá acostumbrando poco a poco a su nueva realidad.

Cuando amamos y odiamos a alguien, nos vemos obligados a comprender la complejidad de este sentimiento. ¿Pesa más el amor? ¿Es normal la contradicción en una relación apasionada de pareja? ¿O tengo que tomar conciencia de mi odio para tomar una decisión?

La Dra. Laura Ress de la Universidad de Michigan en 2013 hizo un estudio para mostrarnos un aspecto interesante. La ambivalencia afectiva favorece la autoconciencia. El malestar generado es en realidad un elemento que nuestro cerebro debe calmar y resolver.

Se ha demostrado cómo estas contradicciones potencian nuestra creatividad, llevándonos a buscar canales para pensar, desahogarnos y encontrar respuestas originales para resolver esta contradicción.


Siempre que nos sintamos atrapados en estos laberintos personales, perseguidos por el Minotauro de la contradicción emocional, debemos detenernos, escucha y espera Quizás hay un aspecto que necesitamos resolver o aceptar.

La vida misma es contradictoria, en consecuencia también lo son los afectos. Amar no es fácil y requiere una gran responsabilidad y compromiso, primero con nosotros mismos y luego con los demás. Piénsalo.

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