7 lecciones de vida que nos dan los hermanos

7 lecciones de vida que nos dan los hermanos

7 lecciones de vida que nos dan los hermanos

Última actualización: 20 agosto 2015

Sonrío porque eres mi hermano. Y me río, porque no puedes hacer nada al respecto.

Podemos discutir con ellos, negarlos, ignorarlos, fastidiarlos y quejarnos de multitud de cosas. Sin embargo un hermano siempre será uno de los mayores tesoros que podemos tener en esta vida. Los hermanos son los "enemigos" con los que discutiremos más a menudo y, ciertamente, también los que más amaremos.



Una relación entre hermanos puede resquebrajarse, claro, pero en la mayoría de los casos siempre quedará un sentimiento de amor incondicional, que se fortaleció en esa lucha que de niños nos llevó a querer que prevalecieran nuestros juegos, nuestras opiniones o nuestra presencia.

No hay mejor regalo que un padre puede hacer con su hijo que no sea crecer con un hermano, compartir amores, juegos, alegrías, iras y tristezas. Por eso, hoy queremos hablar de las 7 maravillosas lecciones que nos da la convivencia con nuestros hermanos:

1. Cuidar al otro

A medida que crecimos, mis hermanos actuaron como si no les importara. Pero siempre supe que estaban ahí, listos para cuidarme.

Catalina Pulsifer

Aprendes a no preocuparte solo por ti, sino a cuidar al otro y a velar por su bienestar. Se desarrolla un instinto protector especial hacia los hermanos, que no es comparable a ningún otro de los que experimentamos.

Quizás para el mundo exterior crecemos y cambiamos con los años. Sin embargo, entre hermanos, sabemos que lo que está en nuestros corazones nunca cambiará, a pesar del paso del tiempo.


2. Sea paciente

A pesar de todas las veces que nos hemos quejado, ¿no es cierto que estaríamos dispuestos a hacer cualquier cosa por un hermano? El hecho de que las cosas no siempre pueden salir como queremos y cuando queremos es una realidad que quien tiene un hermano aprende rápido.


Podemos enojarnos, hacer drama, generar el peor de los caos, pero cuando necesitamos un gesto de consuelo, siempre podemos contar con un hermano o una hermana.

Los hermanos no necesitan decirse nada, pueden sentarse en silencio uno al lado del otro sin sentirse avergonzados, pueden calmarse sin decir una palabra, porque la sola presencia de tu hermano te enseña que, pase lo que pase, todo tiene solución.

3. Superarnos a nosotros mismos

Los que tienen hermanos saben mejor que nadie que las cosas siempre hay que ganarlas. Seguramente te ha pasado de competir con tu hermano por algo, y esta competitividad muchas veces ha sido motivo de frustración, pero te ha ayudado a sacar siempre lo mejor de ti.

Compartir tu vida con un hermano también te ayuda a aprender tanto de tus propios errores como de los de los demás. Sus errores son, de alguna manera, los tuyos también. Y lo mismo ocurre con sus éxitos, que recordarás con el paso de los años como una de las mayores alegrías de tu vida.

 

4. cuota

Aprendes a compartir tanto cosas materiales como inmateriales: tus espacios, tus juegos, tu ropa, tus padres, tu destino, etc. No hay nada en el mundo que sea solo para nosotros, de forma exclusiva, y vuestra relación fraterna os pondrá frente a un sinfín de circunstancias que os harán replantearos vuestras prioridades, continuamente.


En cierto modo, quienes tienen hermanos saben que no hay nada que sea 100% suyo, por mucho que lo reivindiquen. Esto será objeto de interminables discusiones, pero, después de todo, en realidad no es tan importante. Porque tener con quien compartir alegrías y derrotas no tiene precio.


Los hermanos viven fuera de los efectos del tiempo, porque aunque pasen los años para todos, entre hermanos seguirán compartiendo lo mismo chistes familiares, risas, lágrimas, sufrimientos y alegrías como si el tiempo nunca pasara. La unión fraternal permanece inalterable para siempre.

5. Trabajar en equipo y negociar

Cuando dos hermanos trabajan juntos, las montañas se vuelven de oro.

Proverbio chino

Aprender que no somos el centro del mundo es difícil. De hecho, el secreto de nuestro éxito está ahí mismo: en aprender a cooperar ya entender que no hay fuerza más poderosa que la comprensión y la unidad para lograr un objetivo común.

Vale la pena dejar todo lo demás de lado, porque tu relación con tu hermano te enseña que todas las diferencias se pueden superar si estamos comprometidos y dispuestos a cooperar. Desde pequeños, colaborando y negociando con nuestros hermanos, aprendemos que la unión hace la fuerza.

6. Perdona

Algunos gestos son más importantes que otros, y estamos seguros que la complicidad y las miradas de perdón entre dos hermanos son comparables a muy pocas cosas. ¿Cuántas veces hemos escuchado “ahora hacer las paces o…”? Esta amenaza de nuestros padres no hizo que nos sintiéramos nada convencidos de que nuestro hermano o hermana mereciera nuestro perdón, pero poco después nos acercamos para hacerle ese gesto de paz.



Y en ese momento aún podían pasar minutos, horas o días llenos de hostilidad, pero, de una forma u otra, entendimos que perdonar y dejar todo atrás era beneficioso para los dos. En breve, los hermanos nos enseñan que ninguna distancia es insalvable entre dos personas que se aman, ni de niños ni de adultos.

7. Ama incondicionalmente

No hay amor comparable al de un hermano.

Terri Guillemets

La relación entre hermanos nos enseña a amar por encima de todo, adorar a alguien que no siempre nos dice lo que queremos oír, que nos fastidia, que nos enfada, que nos roba cosas, que quiere lo que queremos, etc.

Puede suceder que haya momentos en la vida en los que nos alejemos de nuestros hermanos, pero siempre seguirán siendo esos amigos incondicionales, que no necesitábamos elegir.

Darías tu vida por tu hermano, y él la daría por ti. Pase lo que pase, la complicidad permanecerá, a pesar de las dificultades. De hecho, es precisamente en los momentos difíciles cuando un hermano o una hermana pueden transformarse en lo que más se parece a un superhéroe.

Finalmente, un hermano nos hace sentir únicos y especiales. Para ellos siempre seremos insustituibles, al igual que ellos lo serán para nosotros. Y esto es algo que no tiene precio, porque su valor es imposible de medir.

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