Tener el coraje de nacer

    Tener el coraje de nacer

    Tener el coraje de nacer

    Última actualización: 10 de enero de 2018

    Nacer no es un momento, sino un proceso. Y sucede que lo experimentamos varias veces en el curso de la vida. En el ser humano, el nacimiento representa un desapego eterno de la otra persona. Entrar en un mundo desconocido y aceptar la condición de individualidad y, por tanto, de soledad que nos caracteriza. Por lo tanto, debemos tener el coraje de nacer.


    A lo largo de la vida, muchas veces nos encontramos en situaciones similares a las que vivimos cuando nacemos. Las grandes rupturas, las grandes despedidas, los nuevos comienzos...


    Estas son situaciones maravillosas y aterradoras al mismo tiempo.. Un auténtico reto que pone a prueba todo lo que somos. La mayoría de las veces es la vida la que nos pone frente a este tipo de experiencias. Pero el nacimiento también puede ser un proceso voluntario. Una decisión que tomamos cuando la evidencia nos muestra que ha terminado un gran ciclo y que ha llegado el momento de inaugurar uno nuevo.

    Se ha hablado mucho sobre el trauma del nacimiento. Al mismo tiempo, sin embargo, poco se sabe al respecto. Se supone que el feto pasas por momentos muy duros y desgarradores durante el parto. La necesidad de abrirse paso, de venir al mundo a través de penalidades y dificultades… es un momento dramático. Nos jugamos la vida, en el verdadero sentido de la palabra.



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