Última actualización: 06 de marzo de 2016
Dicen que los ojos son “el espejo del alma”, pero también hay otra parte del cuerpo que es igualmente importante y que tiene la virtud de reflejar todo lo que sucede en nuestro interior. Hablamos de la piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo, una coraza que nos defiende del exterior y que está íntimamente ligado a nuestro sistema nervioso y al funcionamiento de otros órganos.
La piel nos informa, es nuestra barrera externa y con ella conectamos con lo que nos rodea. La piel es la superficie sobre la que se reflejan todos los órganos internos, los signos estéticos que aparecen en él revelan alguna información para diagnosticar enfermedades físicas y psíquicas.
“La piel no es solo un adorno estético: también es un reflejo de nuestro estado de salud, de lo que sucede en nuestro cuerpo”
La piel como órgano de expresión
Las enfermedades encuentran su principal vía de expresión en la epidermis, la mayoría de las reacciones de la piel, como sudoración excesiva, palidez y enrojecimiento, expresan ansiedad, estrés, miedo y tensión.
Desde un punto de vista psicosomático, la piel se vuelve opaca en situaciones de tristeza o decepción, Los estudios muestran que el 80% de las enfermedades de la piel tienen un origen psicológico. Más allá de las causas físicas o químicas, los dermatólogos relacionan las lesiones cutáneas con la incapacidad para expresar emociones.
A continuación indicamos los factores psicológicos en relación con la exteriorización cutánea de las siguientes enfermedades:
- La urticaria tiene que ver con la depresión. y se puede observar en esta lesión de piel la exteriorización emocional del abandono, y la irritación hacia la vida.
- La psoriasis manifiesta decepción, la epidermis que se descama progresivamente expresa dolor, las escamas nos cubren como una coraza.
- El acné tardío indica situaciones de cansancio y estrés.
- La picazón indica ansiedad y angustia.
- La alopecia, en muchos casos, responde al duelo o pérdida emocional severa.
La apariencia de nuestra piel es muchas veces el espejo de nuestra salud física y emocional.
La piel: el órgano que refleja las emociones
La piel también nos habla a través de los síntomas que preceden a las enfermedades. Los síntomas nos indican que algo está pasando en nuestro cuerpo, tanto por la naturaleza del mismo como por los efectos que tienen y los cambios que implican. La piel actúa como escudo protector frente a un mundo en el que estamos continuamente expuestos, es nuestra campana de alarma.
"Detrás de los síntomas están las enfermedades"
-Manuel Barroso-
Desde un punto emocional de la vida, la piel nos conecta con el mundo exterior, representa la imagen que el ser humano tiene de sí mismo. Ayuda a establecer contacto con otras personas, pero también puede ser un medio para aislarse, por ejemplo, a través de la vergüenza y su característica rojez que en muchas ocasiones nos paraliza o penaliza.
La piel evalúa nuestras interacciones con el entorno y con los demás, reflejando instantáneamente nuestras emociones. En situaciones de ira se pone roja, en circunstancias de dolor palidece, cuando tenemos miedo produce un exceso de sudoración.
Su función protectora es evidente, pero no menos importante es su sensibilidad, nos protege con un traje hecho a nuestra medida que refleja nuestros sentimientos en cada momento.
"Aunque pasemos muchos años viviendo en nuestros cuerpos, cuando algo sale mal, tenemos la impresión de vivir dentro de un extraño"
-Deb Shapiro-
Mantener una disposición positiva, aprender a reducir la ansiedad y eliminar el exceso de estrés son estrategias necesarias para mejorar la salud de nuestra piel. Escuchar nuestras emociones, reconocerlas en lugar de negarlas y aprender a gestionarlas mejora nuestro bienestar y repercute directamente en el aspecto de nuestra piel.
