Madurez sentimental: ¿qué es y cuándo se alcanza?

Madurez sentimental: ¿qué es y cuándo se alcanza?

Madurez sentimental: ¿qué es y cuándo se alcanza?

Última actualización: 05 de mayo de 2020

Los sentimientos son realidades más elaboradas que las emociones. Incluyen estos últimos, pero también consisten en un elemento racional, tienen una duración más larga y raíces más profundas. Ahí madurez sentimental por tanto, puede definirse como un sentimiento producido por la experiencia y la inteligencia emocional.

La madurez sentimental nunca es absoluta, sin embargo, cuando se alcanza cierto nivel, se convierte en un rasgo de personalidad relativamente estable. Siendo el resultado de un trabajo sobre uno mismo, en efecto, no es demasiado sensible a la sucesión de los acontecimientos.



“La mayor forma de madurez es en el tiempo de la cosecha. Esto sucede cuando tenemos que aprender a cosechar sin quejarnos si la cantidad es escasa y cómo cosechar sin disculparnos si la cantidad es abundante".

-Jim Rohn-

Como ocurre con otras realidades psicológicas, la madurez sentimental no es tanto un concepto o un discurso, sino el resultado actualizado de una práctica. Se implementa a través de diversas habilidades, actitudes y comportamientos. Veamos algunos de ellos.

Manifestaciones de madurez sentimental

1. Autoconocimiento

El autoconocimiento es la capacidad de identificar objetivamente las características que nos definen. Supone haber desarrollado también la capacidad de autoobservación, es decir, saber revisar las propias acciones y sacar conclusiones de ellas.

El autoconocimiento también nos permite predecir nuestras reacciones ante diversas situaciones, así como reconocer nuestras inclinaciones y aversiones. Afecta la capacidad de ser consciente de las propias acciones y de identificar la propia motivación.

2.Busca la estabilidad

Uno de los rasgos típicos de la madurez sentimental es la búsqueda de la estabilidad. Esto no debe confundirse con la necesidad de crear zonas de confort en las que asentarse. ni con el deseo de quedarse quieto y dejar de avanzar.



La búsqueda de la estabilidad se trata más bien de la necesidad de dar continuidad a las propias acciones y de asegurar que estén vinculadas entre sí. Es lo opuesto a la dispersión. Puedes ser un aventurero, pero estable en tu forma de vida. La verdadera inestabilidad consiste en repetir ciclos de comenzar algo y nunca terminar por completo, pero siempre avanzando hacia un nuevo comienzo.

3. Realismo

La capacidad de adaptarse a los hechos, de apreciarlos por lo que son., minimizando la mediación de la subjetividad. En otras palabras, tratar de ver el mundo tal como es, no como nos gustaría o temíamos que fuera.

El realismo conduce a la madurez sentimental y ésta, a su vez, refuerza el realismo y la adaptación. Son dos dimensiones que se retroalimentan. Ser realista no significa dejar de soñar o de hacernos ilusiones, sino reconocer la diferencia entre lo que pasa dentro de nosotros y lo que pasa fuera.

4. Cuida todas las dimensiones de la personalidad

Otro aspecto en el que se refleja la madurez sentimental es la capacidad de explorar las distintas dimensiones que componen nuestra vida. Somos cuerpo, espíritu, creación, pensamiento, plenitud, sufrimiento...

Demasiadas veces limitamos nuestra existencia al ámbito laboral, sentimental o familiar. O tal vez solo nos dedicamos al dolor o la diversión, tratando de escapar de todo lo demás. Una vida plena toca todas las diferentes dimensiones del ser.

5. Comprender los altibajos

Cuando alcanzas la madurez sentimental, comprendes que los altibajos son inevitables en la vida. Cualquier situación, por estable que sea, implica aciertos y desaciertos, momentos de tristeza o alegría, de satisfacción y de descubrimiento de límites.



Con madurez entendemos ante todo que un momento negativo no significa que todo se desmorone, ni que un momento positivo indique que todo siempre estará bien. Llegamos a comprender que la vida es así y que vale la pena vivirla, sin huir ni escapar.


6. Coherencia entre realismo, voluntad y compromiso

El autoconocimiento y el realismo conducen a una condición que es parte integral de la madurez sentimental: la consistencia. La capacidad de hacer lo que quieras mientras asumes la responsabilidad por ello.

Se logra un equilibrio entre las intenciones que se convierten en compromisos, la voluntad de cumplirlos y el deseo de que así sea. No hay lugar para arrepentimientos sobre la vida actual o pasada de uno. Simplemente vive de la manera que quieres vivir y asumes el costo que conlleva.

7. Autorregulación

La autorregulación es la capacidad de modular reacciones y acciones adaptándolas al contexto y objetivos. Evitar que la intensidad de las emociones o reacciones no se convierta en un obstáculo para uno mismo.


La autorregulación no significa represión. No se trata de “aguantar” o dejar ir. El concepto es saber expresar lo que sientes de manera que se entienda y estimule la comprensión, no el conflicto.

Son pocos los aspectos por los que el ser humano alcanza la plena madurez. Los enumerados son aspectos de la vida sobre los que nunca se debe dejar de trabajar, en la búsqueda constante del mejor punto de equilibrio. Si lo conseguimos, nuestra vida será más plena.

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