Emociones primarias: características y funciones

Emociones primarias: características y funciones

Emociones primarias: características y funciones

Última actualización: 05 de abril de 2018

Tenemos la mala costumbre, heredada de la filosofía, de oponer la razón a las emociones, como si estas alteraran el razonamiento. Atribuimos a las emociones ese carácter hedonista, trascendental e irracional que nos hace pensar que son inútiles. Pero esto es un grave error, Las emociones juegan un papel muy importante, nos ayudan a dirigir nuestro comportamiento y actuar con rapidez. Entre ellas, las más importantes son las emociones primarias: sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza e ira.



Estas emociones primarias aparecen durante el desarrollo natural de cualquier persona independientemente del contexto en el que se desarrollen. En general, consisten en procesos relacionados con la evolución y la adaptación, que tienen un sustrato neuronal innato, universal y un estado afectivo característico, que podríamos denominar sentimiento.

Emociones primarias: características

La sorpresa

La sorpresa se puede definir como una reacción provocada por un evento inesperado, nuevo o extraño. Es decir, cuando aparece un estímulo que el sujeto no contempla en sus predicciones ni en sus esquemas. La experiencia subjetiva que lo acompaña es un sentimiento de incertidumbre junto con un estado en el que la persona siente un bloqueo mental.

En cuanto a las reacciones fisiológicas, experimentamos una disminución de la frecuencia cardíaca, un aumento del tono muscular y una amplitud respiratoria. Además, sale un tono de voz alto, así como vocalizaciones espontáneas.

La función de la sorpresa es vaciar la memoria de trabajo de todas las actividades residuales para afrontar el estímulo inesperado. Este estado, por tanto, activa los procesos de atención, conducta de exploración y curiosidad. Esta emoción suele ir seguida de otra emoción que depende de la calidad del estímulo inesperado, mostrando así su positividad (alegría) o negatividad (ira).



Asco

El asco es una de las emociones primarias presentadas en los trabajos de Darwin sobre la emoción animal. Se caracteriza por un sentimiento de repulsión o evasión ante la posibilidad, real o imaginaria, de ingerir una sustancia nociva, que tiene propiedades contaminantes. El sentimiento subjetivo es un desprecio severo y una marcada aversión al estímulo.

Los efectos fisiológicos centrales son la aparición de diversos trastornos gastrointestinales acompañados de náuseas. Además, observamos un aumento general en la activación; visible a través del aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, la conductancia de la piel y la tensión muscular.

La función adaptativa que realiza el asco es la de rechazar todos los estímulos que puedan provocar una intoxicación. Las náuseas y el malestar ayudan a evitar cualquier ingestión nociva para el organismo. Con el tiempo, además, esta emoción también ha adquirido un carácter social, rechazando aquellos estímulos sociales que nos resultan tóxicos.

La paura

Entre las emociones primarias, el miedo es la más estudiada en animales y humanos. Es un estado emocional negativo con una activación muy alta que incita a la evasión y huida de situaciones peligrosas. Es un sentimiento de gran tensión junto con una preocupación por la propia seguridad y salud.

Los correlatos fisiológicos nos muestran un rápido aumento en la activación y preparación para escapar. La actividad cardíaca aumenta y la actividad respiratoria se acelera, produciendo una respiración superficial e irregular.

El miedo es un legado evolutivo que tiene un valor de supervivencia evidente. Esta emoción es útil para preparar el cuerpo e implementar conductas de escape o desafío ante estímulos potencialmente peligrosos. Además, facilita el aprendizaje de nuevas respuestas que alejan a la persona del peligro.


La alegria

La alegría, de las emociones primarias, es quizás la más positiva: se asocia directamente con el placer y la felicidad. Esta aparece, por ejemplo, como respuesta a la resolución de un objetivo personal o ante el alivio de un estado de malestar. Según la forma en que lo manifiestemos, puede parecer que no cumple ninguna función para nuestra supervivencia más que la de ser un mero reflejo de nuestro estado interior.


Sin embargo, la felicidad es uno de los sistemas que tiene el cuerpo para estimular la acción. Además, sirve como recompensa por comportamientos de beneficio propio. Cuando llevamos a cabo una acción que satisface un objetivo se desencadena la felicidad, y gracias a ella se repetirá esta conducta para volver a experimentar esa sensación de placer. Es quizás el energizante más natural con el que podemos contar.

A nivel fisiológico, sentimos un aumento del ritmo cardíaco y una mayor frecuencia respiratoria. En el cerebro, en cambio, hay una mayor liberación de endorfinas y dopamina.

La tristeza

Entre las emociones primarias, la tristeza encarna una mayor negatividad. Este La emoción se caracteriza por una disminución del estado de ánimo y una reducción significativa en el nivel de actividad cognitiva y conductual. A pesar de la mala reputación que tiene esta emoción, cumple funciones iguales o más importantes que muchas otras emociones primarias.

La función de la tristeza es actuar en situaciones donde el individuo se encuentra desvalido o no puede realizar ninguna acción directa para encontrar una solución a lo que le duele, como por ejemplo la muerte de un ser querido. Por ello, la tristeza reduce el nivel de actividad, con el objetivo de economizar las herramientas y evitar esfuerzos innecesarios.


Además, actúa de forma autoprotectora, generando un filtro perceptivo que centra la atención en uno mismo y no en el estímulo nocivo. Y lo más importante, fomenta la búsqueda de apoyo social que facilite la salida de la situación de privación.

La rabbia

La ira es el sentimiento que surge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que le resultan negativas. La experiencia que emerge es bastante desagradable, y también experimentamos una tensión que nos lleva a actuar. Es una emoción con muchas facetas y muchas veces ambigua, ya que puede estar más o menos justificada según la situación.


A nivel fisiológico vemos un aumento excesivo de la activación y una preparación para la acción. Observamos un aumento de la actividad cardiaca, del tono muscular y de la amplitud respiratoria. Además, tiene un aumento significativo de adrenalina en la sangre, lo que a su vez aumentará la tensión cognitiva.

La ira tiene una clara función evolutiva, nos aporta los recursos necesarios para afrontar una situación frustrante. Cuando nos enfrentamos a un peligro o superamos un desafío, este suministro de recursos para aumentar la activación nos ayuda a alcanzar el éxito. Si aún después del inicio de la ira no se alcanza la meta, la tristeza aparecerá en ese momento; para resolver el problema a través de otras herramientas.

Ya tengan un valor positivo, negativo o neutro, lo cierto es que todas las emociones favorecen nuestra supervivencia. Por otro lado, también conllevan el peligro, por su intensidad, de influir en nuestro comportamiento. Es en estos casos donde la regulación emocional adquiere un papel muy importante, ya que puede alejar elementos negativos.

Añade un comentario de Emociones primarias: características y funciones
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.