El síndrome del espejo

El síndrome del espejo

El síndrome del espejo

Última actualización: 03 septiembre, 2015

Cuando nos miramos en el espejo, el efecto que puede causar ver nuestro reflejo influye en la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. La llamada "Síndrome del espejo" es más frecuente de lo que piensas.

Con el hábito de mirarnos y analizarnos en el espejo, puede surgir la necesidad de aprender a convivir con nuestro cuerpo y de considerar nuestros problemas y defectos antes de buscarlos en los demás.



El síndrome del espejo nos habla de la relación entre las personas afectadas por este problema y su imagen: la distorsionan hasta ver defectos que no existen y los magnifican. El espejo, que muchas veces tenemos en nuestro dormitorio, baño u otras estancias de nuestra casa, es un mediador de relaciones.

En la mayoría de los casos, la "pareja" formada por una persona y su imagen es bastante asimétrica; puede convertirse en una relación enfermiza llena de problemas, sufrimientos, dificultades, preocupaciones, luchas, etc.

Así como cuando nos encontramos viviendo con alguien, debemos aprender a vivir con nuestro cuerpo todos los días y, sobre todo, con lo que vemos a través del espejo.. Ese reflejo no es más que la proyección que tenemos de nosotros mismos.

"Espejo espejo de mis deseos, ¿quién es la más bella del reino?", dijo la malvada bruja de Blancanieves. Quería hacer todo para verse siempre joven y bella.

En realidad, no tenemos pociones ni hechizos para hacerlo: la fuente de la juventud no existe, pero existe la capacidad de amarnos por lo que somos, de aceptarnos sin importar la edad, el peso, las arrugas y las medidas.


El síndrome del espejo se convierte en una patología a tratar cuando degenera en casos como la bulimia o la anorexia, dos trastornos muy comunes en las niñas durante la adolescencia. Por muy delgados que sean, los adolescentes (pero también les puede pasar a los chicos) siempre se ven gordos y feos, y esta es la resultado de una distorsión cognitiva.


¿Cómo sobrellevar el síndrome del espejo?

En primo del local, Deben evitarse los prejuicios y las comparaciones: no somos ni mejores ni peores que los demás, simplemente somos diferentes.

Más gordo, más delgado, más alto, más bajo, más guapo, más feo... no son más que juicios arbitrarios. Las modas cambian, y con ellas los cánones de belleza. Para darse cuenta de esto, basta con echar un vistazo a las pinturas que datan de hace tres siglos.

Cada uno de nosotros es hermoso por sus peculiaridades, somos únicos e irrepetibles, los seres más maravillosos de toda la creación. Esto no significa convertirnos en narcisistas y admirar constantemente nuestra imagen, creernos por encima de todo y de todos, hacer alarde de nuestra belleza, sino aprender a amarnos y aceptarnos como realmente somos.

Es esencial ser autocrítico, reírse de sus errores y defectos. Un poco de humor saludable puede aligerar tu vida y mejorar la relación que tenemos con nuestro cuerpo y con los demás.

también es importante convertirnos en nuestros mejores amigos y cómplices, lo que significa no emitir un juicio prematuro sobre nuestra imagen, basándonos únicamente en lo que nos devuelve un espejo. Si nos sentimos felices, satisfechos y de buen humor, ¿realmente importa el tamaño de nuestras caderas, la barriga que tengamos o la forma de nuestra nariz?


Es fundamental amarnos primero a nosotros mismos, para luego poder amar a los demás y ser amados por ellos.: si no nos respetamos, nadie más lo hará.

La única persona con la que te puedes comparar es contigo mismo. Simplemente hay que luchar y superarse cada día, tratar de ser mejor persona y desarrollar nuevas habilidades.. Puedes analizar cómo eras ayer y cómo estás hoy, pero no para criticarte, sino para saber cómo actuar para mejorar.


La percepción de nuestro cuerpo es sólo un reflejo de nuestro estado interior. No tienes que preocuparte por el aspecto de tu cuerpo; Seguro que tendrás una impresión diferente si te miras un día en que estás triste y te enfrentas a un momento en el que te sientes feliz.


Si te aceptas como eres, tendrás la capacidad de reírte de tus errores y equivocaciones, sin importar lo que muestre el espejo; ese será el momento en que seréis personas verdaderamente felices y equilibradas.

Verás que cuando te ríes de ti mismo, podrás hacerlo también con los demás.

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