Con solo verte, mi día se llena de alegría.

Con solo verte, mi día se llena de alegría.

Con solo verte, mi día se llena de alegría.

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Hay personas que capturan y encantan nuestra alma. Sus rostros poseen ese magnetismo emocional que, como la superficie de un lago transparente, los hace capaces de reflejar la nobleza de un buen corazón y la empatía presente en sus ojos. Personas que te hacen pensar: “Solo con verte, mi día se llena de alegría”.



Como nos enseña Enrique Rojas, profesor de psiquiatría, la personalidad siempre se refleja en nuestros rostros, porque “la esencia de la persona reside en el rostro”. Nuestro cerebro, nutrido en sus cimientos de sociabilidad y emociones, intuye y queda influido por esos rasgos severos o por esa dulce sonrisa que envuelve y alivia.

Hay miradas apagadas en las que se lee resentimiento y amargura, hay rostros que muestran desconfianza, pero tu rostro, tu presencia, alegra mis días por la sencillez de tus expresiones ajenas a la falsedad y siempre llenas de reciprocidad.

La comunicación más pura, la más sincera y significativa, no se transmite a través de las palabras, sino a través de los gestos. Cada movimiento facial proviene de nuestro ser más profundo, de ese mundo emocional capaz de conectar con quienes nos rodean, aunque muchas veces ni siquiera somos conscientes de ello. Te invitamos a reflexionar sobre este tema.

Las emociones se transmiten con gestos, no con rostros

Aunque ciertamente estamos acostumbrados a escuchar que “los ojos son el espejo del alma”, es necesario señalar algunos aspectos que no solo serán interesantes, sino también útiles. Paul Ekman, psicólogo pionero en la investigación de las expresiones faciales relacionadas con las emociones, explica en uno de sus estudios que las caras pueden mentir, porque la verdadera emoción se transmite con gestos.



  • Según Ekman, las personas son capaces de expresar hasta 18 tipos diferentes de sonrisas. La más genuina es la llamada “sonrisa de Duchenne” (los músculos de la boca se contraen, las comisuras de los labios se levantan mucho, las mejillas se contraen y se forman arrugas alrededor de los ojos).
  • Las sonrisas actúan como un "lubricante" social. Sin embargo, no todo el mundo parece sincero, ni todos los rostros, por atractivos que sean, despiertan confianza en nosotros. Seguro que tú mismo lo habrás experimentado alguna vez: hay pequeños microgestos que, casi instintivamente, nos inquietan y desconfían de nosotros.
  • Otro aspecto curioso a tener en cuenta es que también tenemos nuestra propia "experiencia gestual" almacenada. Las expresiones de nuestros padres, amigos o exparejas quedan almacenadas en nuestro cerebro junto con un componente emocional de placer o desagrado.

Todo ello determinará, casi instintivamente, cómo unas personas y sus rostros nos producen una sensación u otra. Nuestro rostro es todo un libro de gestos complejos, que los demás también interpretarán según su propia experiencia.

  • La apertura emocional es el primer paso para establecer una adecuada "conexión" con la persona que amamos. En esta dimensión estaría la capacidad de establecer una sólida confianza, ofrecer reconocimiento y una correcta expresión de las emociones para estrechar vínculos y construir.
    • La empatía es el arte de la comprensión y la cercanía, facilita la comunicación, el confort y la resolución de problemas. Es una dimensión esencial que no se transmite sólo en palabras. La mirada que sabe comprender e intuir es una forma maravillosa de abrazar a la otra persona, de transmitirle un “te entiendo, estoy aquí, contigo”.
    • Un apego basado en la confianza y el respeto mutuos es la mejor manera de construir relaciones positivas.. Son vínculos en los que no hay necesidad de controlar, robar el espacio personal o requerir una atención continua y obsesiva.

    Para finalizar, como curiosidad, te contamos que el escritor Joe Navarro, consultor psicológico del FBI, nos explica que cuando amas o aprecias a una persona, siempre buscas su mirada. En ese espejo en el que reflejas por qué te sientes tan valorado y amado, obtienes alegría. Los ojos son la parte de nuestro cuerpo sobre la que no tenemos control: son el reflejo de la sinceridad.



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