El compañero espera que él adivine lo que está mal.

El compañero espera que él adivine lo que está mal.

Si está inquieto o preocupado por algo, dígalo. No esperes a que tu pareja adivine cuál es el problema, porque el amor no hace magos ni mentalistas. El compañero no puede hacer una lectura exacta de nuestra mente. Saber comunicar asertivamente es fundamental.

El compañero espera que él adivine lo que está mal.

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 15 2022 noviembre

“Mi pareja espera que adivine qué le pasa y como no encuentro el motivo de su malestar, acaba enfadándose”. Este razonamiento puede parecer infantil, si no fuera que parece más de lo que piensas.



Muchas personas que esperan que sus parejas sean mentalistas, adivinos y lectores de pensamientos. Desafortunadamente, esto no es posible. Aún así, sucede muy a menudo.

Hay quienes, lejos de exponer asertivamente el objeto de su preocupación, decepción o simple enfado, optan por una actitud pasiva para que sea la pareja la que tenga que adivinar el motivo de su malestar. Esto provoca una doble frustración.

Al problema básico se suma la idea de que el compañero no puede leer entre líneas. la razón de su sufrimiento. Esta imagen, a diferencia de lo que pueda parecer, no es exclusiva de las mujeres.

No son sólo las mujeres las que esperan que sus parejas deduzcan, a lo Sherlock Holmes, qué es lo que las inquieta. Los hombres también se dedican a este hermetismo; dejan la pelota en la cancha de su pareja para que ella investigue el origen de su estado de ánimo.

Nadie tiene un detector mental capaz de hacer lecturas psíquicas. El amor no es cuestión de adivinanzas ni de magia, pero sabiendo compartir de manera madura e inteligente.



El compañero espera que adivine lo que está mal: ¿por qué lo hace?

-¿Qué sucede contigo?

-Nada.

-¿Estás preocupado por algo?

-¿Qué opinas?

Algunos más, algunos menos habrán tenido esta conversación en persona o incluso vía WhatsApp. Es cierto que a veces hay una razón obvia para la tensión o la ira que se siente y lo más probable es que la pareja no sea plenamente consciente de esta realidad.

Recurrir a "no tengo nada" o "¿qué te parece?" es una mala estrategia de comunicación. Es un mal gestor emocional tanto la persona que no se identifica y no ve ningún problema como la que no lo expresa y no lo expone con claridad.

Hacer uso de la protección, la ironía o la actitud defensiva no ayuda ni contribuye a mejorar la situación. El aspecto desconcertante es que esta situación se da con mucha frecuencia. Tratemos de entender por qué.

La trampa de la expectativa: si me amas, tienes que adivinar qué es lo que me incomoda

Cuando el compañero espera que adivine lo que me molesta, hay un problema en la relación. Si esto sucede con frecuencia, a menudo se debe a falsas expectativas. Ejemplos son los siguientes:

  • Asumiendo que tu pareja tiene que entendernos cada segundo y en cada matiz. Si tengo dolor, si algo me preocupa, me asusta, me enoja o me molesta, la otra persona debe notarlo de inmediato. Porque, al fin y al cabo, el amor es sólo eso, una simbiosis perfecta de dos que son uno.
  • Piensa en el amor como una dimensión mágica. Ideas como un alma gemela, la mitad perfecta capaz de sentir las mismas emociones provoca numerosos problemas en la relación.

Las relaciones son realidades autoconstruidas que necesitamos redefinir de manera saludable. Solo así dejaremos de sufrir.



Falta de asertividad y pasividad: no digo mis problemas, pero hay que solucionarlos

Las personas pasivas abundan en el campo afectivo. Son las personas que menos se esfuerzan a nivel emocional y que, lejos de hacer uso de la asertividad, optan por el silencio y la distancia.

Hombres y mujeres que no comparten sus problemas, ya sea porque siempre están a la defensiva o porque tienen poca capacidad de comunicación.

En estos casos, se añade un condicionante y es la necesidad de que el socio valga por dos. “Si tengo un problema y me amas, es tu obligación averiguar qué está mal y hacerme la vida más fácil; Si algo me hace infeliz, hay que notarlo y arreglarlo para que las cosas vayan bien entre nosotros”.

El compañero espera que él adivine lo que está mal porque no sabe cómo abrirse emocionalmente.

“No tengo nada, pero estoy insatisfecho y espero que ustedes resuelvan esta situación”. Cuando se espera que la pareja adivine lo que está mal en la relación, generalmente tienen pocas habilidades de manejo emocional. Puede haber una clara dificultad para percibir, comprender y regular los propios sentimientos, entonces surge el bloqueo y el hermetismo.


En estos casos es necesario sé paciente y ayuda a la otra persona a poner en palabras su mundo interior. El estudio realizado en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) recuerda que esta falta de autorregulación y asertividad es el principal problema en las relaciones interpersonales.

Todos deberíamos trabajar en este aspecto. Al fin y al cabo no somos adivinos y siempre debe ser la otra persona la que nos diga de forma asertiva, objetiva y clara qué es lo que le pone nervioso.

Debemos aprender a decir en voz alta lo que nos preocupa cuando nos preocupa (y no después)

Cuando la pareja espera que él adivine lo que está mal, es obvio que tiene una idea equivocada del amor. Muchas veces esperamos que la otra persona sea más empática con nosotros, ¡Pero ten cuidado!


La empatía no es literalmente adivinar lo que está pensando tu pareja. Puedo sentir que se siente incómodo, pero no siempre sabré por qué.

Debemos aprender a decir lo que nos hace sentir mal en el momento exacto. Es saludable decir en voz alta lo que nos preocupa en el presente.

En el caso de que la pareja haga algo que la ofenda, recurrir al silencio y esperar a que se dé cuenta y se disculpe es una estrategia infantil que indica falta de asertividad.

Conclusiones

Una relación requiere poca magia y mucho trabajo diario. Porque amar es invertir en lo que se quiere, no esperar a que las cosas se resuelvan solas oa que el otro se erija como un adivino capaz de leer mis dolores y resolverlos por mí. Hagámoslo juntos, aprendamos a comunicarnos.

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