Cuando la familia no ayuda en momentos difíciles

Cuando la familia no ayuda en momentos difíciles

Incluso en los momentos más difíciles agradecemos la ayuda sincera y cercana de nuestros seres queridos. Sin embargo, a veces la familia, en lugar de ayudarnos, nos hace hundirnos aún más con su actitud fría o sus críticas.

Cuando la familia no ayuda en momentos difíciles

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 24 marzo, 2022

Cuando la familia no ayuda en momentos de dificultad solo hay una salida: aceptar sus elecciones.



Pues suele ocurrir que además de no contar con el apoyo de los seres queridos, algunos de ellos contribuyen a aumentar el sufrimiento al expresar juicios y críticas.

En serio, solo deterioran aún más los recursos psicológicos que usamos para hacer frente a las dificultades personales.

En la parte introductoria de Anna Karenina, Lev Tolstoy dice que “Todas las familias felices son iguales; cada familia infeliz, en cambio, es desafortunada a su manera”.

No hay duda: ese microcosmos llamado familia que se nos asigna con arrogancia cuando venimos al mundo, siempre tiene algunas particularidades. Y esto es tan cierto que nunca hay dos iguales y, en algunos casos, incluso se comportan contra natura.

Es decir, lejos de ofrecer seguridad y felicidad y alimentar a sus miembros con valores propios, algunas familias les cortan las alas e infligen heridas. Traumas, además, que podemos acarrear durante mucho tiempo en el transcurso de nuestra vida.

Así pues, si hay un aspecto que conocemos bien cuando crecemos es que la madurez es un hecho que nos obliga a cortar ese cordón umbilical que nos une a la familia de origen para realizarnos.

Lo hacemos para ejercer nuestra libertad y para llevar una vida propia al son de las decisiones personales, de los caminos emprendidos en soledad y con determinación.



Sin embargo, a veces puede suceder: caemos y fallamos. En algunos momentos, el obstáculo se presenta y entonces nos gustaría sentir la comprensión y cercanía de nuestros seres queridos.

Sin embargo, hay familias que, en lugar de ofrecer su apoyo, pueden hundirse aún más. Lo hacen transmitiendo desánimo, proyectando el sentimiento de culpa en el individuo, subestimándolo e incluso demostrando desapego emocional.

Cualquiera que es bueno en casa es también un buen ciudadano.

-Sofocle-

Cuando la familia no ayuda: abandono emocional

Generalmente se dice que las personas son rehenes de sus propias familias. Las experiencias compartidas con los miembros de la familia construyen nuestro equipaje emocional y psicológico, para bien o para mal.

Una volte el no tener un espacio propio intensifica esta interferencia. Los padres, hermanos o tíos muy a menudo conservan alguna influencia sobre nosotros.

Es por eso que muchas personas recurren a menudo a la psicoterapia para gestionar conflictos no resueltos, pero también heridas infligidas por familias disfuncionales en las que a menudo se producen violaciones, críticas y desacuerdos.

Salvador Minuchin, reconocido terapeuta estructural, dijo que las principales responsabilidades de una familia son la tolerancia, el compromiso y el apoyo.

Cuando estas dimensiones fallan, todo se derrumba. Cuando la familia no ayuda, no muestra comprensión o empatía hacia uno de sus miembros, ese microcosmos se esfuma.

En tiempos difíciles, necesitamos que nos tomen de la mano en lugar de ayudar

Cuando enfrentamos un desafío, no siempre necesitamos que otros resuelvan nuestros problemas. Las dificultades no siempre se pueden resolver con dinero o recursos materiales. Y de hecho el denominador común que predomina es el agradecimiento mostrado por habernos acompañado.


Por poner un ejemplo, en un estudio realizado por el psicólogo Thomas Wills de la Universidad de Manoa, en Hawaii, presenta un dato interesante al respecto.


El tipo de apoyo que más beneficia a las personas es el que no ves. Es decir, valoramos el amor de nuestros seres queridos; nos da consuelo para sentirnos apreciados, comprendidos y protegidos.

El cariño sincero de nuestros seres queridos genera en nosotros el mayor bienestar. He aquí entonces que cuando la familia no ayuda, y además nos da la espalda dejándonos un vacío emocional total en nosotros, el dolor se vuelve intenso.

Familias que creen que están ayudando, pero que en realidad hacen lo contrario

En algunos casos, podría presentarse otra situación igualmente dañina. Así como hay familias que pueden abandonar a sus seres queridos, negándose a brindar apoyo y mostrar cercanía, hay otros que eligen ayudar, pero lo hacen de manera equivocada.


Son esas familias las que realizan una serie de acciones y despliegan recursos que en realidad no hacen más que agudizar el sufrimiento.

es bueno saber que en realidad dar tu apoyo es un arte que no todos saben practicar; a veces es mejor no hacer nada que hacerlo mal. Actuar sabiendo qué hacer, qué decir y qué no decir requiere habilidades que no todos tienen.

En algunos casos, entonces, En la familia puede haber situaciones en las que uno acaba hundiéndose aún más debido a padres o hermanos que creen que están haciendo lo correcto.

Cuando la familia no está ayudando, ¿a quién recurrir en momentos de necesidad?

En nuestra cultura, la familia es poco más que una institución, casi un icono sagrado desde el cual todo trasciende. Sin embargo, la mayoría de los conflictos, desacuerdos, decepciones y traumas se originan en este contexto a menudo sobrevalorado.

IEl mundo está dividido en familias felices e infelices.; unos nacemos en lo primero, otros en lo segundo. Entonces, ¿qué hacer cuando nos encontramos ante un obstáculo? ¿Qué hacer si la familia no ayuda? En cierto modo, la experiencia ya nos dice quién sí y quién no.


Todos traen consigo su propia riqueza de experiencias e tienes que ser inteligente al elegir a quién pedir ayuda. A veces encontramos un valioso apoyo en personas con las que no compartimos la composición genética.

Además, es bueno tener en cuenta un detalle: siempre es mejor no poder confiar en nadie que confiar en un círculo claramente patológico.

En tiempos de necesidad y en dificultades, hay que mantener la claridad para saber en qué hombro apoyarse. Vamos a pensarlo.

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