Volver a ser niño y maravillarse: un camino hacia la felicidad

Volver a ser niño y maravillarse: un camino hacia la felicidad

Walt Streightiff dijo que “a los ojos de un niño no hay siete maravillas en el mundo; hay siete millones ". Nada más nacer comenzamos a descubrir el entorno que nos rodea, todo nos parece nuevo y sorprendente; la forma de una flor o un sonido son motivos más que suficientes para sorprendernos.

Pero a medida que pasa el tiempo, nuestra capacidad para asombrarnos disminuye. ¿Porque? Uno de los principales factores que impacta en nuestra capacidad de asombrarnos es el hábito. Por ejemplo, cuando tomamos un camino completamente nuevo tendemos a estar atentos a los detalles, pero una vez que lo hemos recorrido varias veces, lo recuperamos inmersos en nuestro pensamiento sin siquiera pensarlo.



La fuerza de la costumbre nos muestra el camino y evitamos considerar los detalles. Lo mismo ocurre en las relaciones de pareja. Al principio todo es nuevo, pero a medida que pasan los años en los que creemos que conocemos bastante bien a la otra persona, ésta pierde su encanto y empezamos a centrarnos en sus debilidades. Como resultado, la relación se deteriora.

También ocurre con la publicidad. A fuerza de ver tantos anuncios de la misma manera, a menudo terminamos viéndolos sin siquiera darnos cuenta. En marketing, esto se conoce como "ceguera publicitaria".

En cualquier caso, lo que pasa es que los estímulos pierden su poder de sorprendernos y dejan de llamar nuestra atención.

Nuestra parte de responsabilidad

 

Es obvio que cuando un estímulo es nuevo tiene todas las características para asombrarnos. Pero el hecho es que nosotros también tenemos nuestra parte de responsabilidad por la pérdida de esta capacidad. ¿Porque?


En primer lugar, porque desarrollamos la creencia de que ya nada puede sorprendernos, dado que lo hemos visto todo en la vida. En segundo lugar, porque nos cerramos a pequeños cambios ya que estamos demasiado inmersos en el frenesí de una vida que nos hace correr de un lado a otro sin permitirnos detenernos a pensar en lo que pasa a nuestro alrededor.


¿Cómo recuperar la capacidad de asombrarnos?

 

La buena noticia es que podemos recuperar la capacidad de asombrarnos y, por tanto, de ser mucho más felices. ¿Igual que? Siguiendo los consejos a continuación:

  1. Tenga en cuenta que todo está siempre en constante evolución. Todo lo que nos rodea está cambiando, el camino que tomamos continuamente es diferente cada día, aunque no nos demos cuenta ya que muchas veces vamos con prisa. Un ejercicio útil en este sentido es recorrer el mismo camino pensando que es la primera vez que lo recorremos. Abriendo los ojos descubriremos cosas nuevas que seguro nos sorprenderán.
  1. Disfruta el aquí y ahora. Simplemente vive el presente intensamente. Recuerde que el pasado es pasado y el futuro es incierto y, sin embargo, aún está por llegar. Aprender a disfrutar el momento que estás viviendo te hará más feliz.
  1. Usa siempre tus cinco sentidos. Cuando pasees por la naturaleza, libera tus pensamientos y ábrete a la experiencia. Considere que hay millones de especies de animales y plantas y que no puede conocerlas todas. También hay miles de colores y aromas diferentes. Hay un mundo enorme y variado por descubrir, solo preste atención.
  1. Busca la novedad. Escuchar nuevos géneros musicales y nuevos cantantes, estar abierto a nuevos estilos de pintura, asistir a obras teatrales alternativas, iniciar una nueva afición… En definitiva, se trata de hacer cosas nuevas que te hagan experimentar diferentes emociones.
  1. Vive experiencias de manera diferente. A menudo hay diferentes formas de hacer lo mismo. Por ejemplo, si sale a correr todos los días, cambia la ruta que toma. La cuestión es explorar todas las formas posibles de cambiar. De esta forma, cada actividad será mucho más placentera.
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