Vínculo traumático: Me lastimas pero te necesito

Vínculo traumático: Me lastimas pero te necesito

El vínculo traumático se caracteriza por un apego insano a un agresor narcisista. La víctima, en lugar de evitar la relación, tiende a dejarse llevar. Esto es muy similar al síndrome de Estocolmo.

Vínculo traumático: Me lastimas pero te necesito

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 15 2022 noviembre

Las relaciones amorosas en las que el amor hiere y destruye la felicidad y la autoestima son más comunes de lo que pensamos. A pesar de ello, la persona es incapaz de romper ese vínculo, porque el afecto y la atracción son cegadores, hasta el punto de minimizar el daño. El vínculo traumático traza una red psicológica muy similar a la del síndrome de Estocolmo.



Vista desde fuera, esta situación puede parecer extraña y contradictoria. ¿Por qué se llega a tolerar lo intolerable? ¿Por qué seguir estando con alguien que nos humilla, maltrata y abusa emocionalmente?

Lo cierto es que muy a menudo en el campo de las relaciones humanas se activan mecanismos psicológicos latentes que es bueno saber. En primer lugar, será inútil decirle a la persona que se aleje de la pareja lo antes posible.

La codependencia puede ser tan intensa que la mente deja de ser racional: las emociones y el apego malsano toman el control. El vínculo traumático es destructivo, pero alimenta necesidades básicas como el miedo al abandono.

Un vínculo inducido por un trauma tiene como protagonistas a una víctima y un agresor emocional. Una relación en la que el primero anhela ser amado y cuidado, mientras que el otro intenta conservar el poder.

¿Qué es el vínculo traumático?

La idea del vínculo traumático comenzó a explorarse durante la década de XNUMX gracias a las investigaciones de los psicólogos Donald G. Dutton y Susan L. Painter. Analizaron cientos de casos de mujeres maltratadas que vivían con sus agresores.



La primera conclusión a la que se llegó fue que, incluso en situaciones normales, a veces el miedo no es un mecanismo que favorezca la huida o el enfrentamiento. Estos lazos están marcados por la sumisión y un claro desequilibrio de poder: una persona somete a la otra.

El sumiso está atado al otro por un loco afecto al que no reacciona. ¿Cuál es la razón de esta permisividad y tolerancia del sufrimiento?

Típicamente estas relaciones siguen un patrón circular que va más o menos así: “ahora te doy cariño, ahora te maltratan, te enfadas, me perdonas y luego empezamos de nuevo”.

El vínculo traumático es el pegamento que une a la víctima con el agresor y que alimenta un círculo compuesto principalmente de sufrimiento.

El apego y la personalidad narcisista

En la década de XNUMX, los psicólogos Donald Dutton y Susan Painter realizaron un estudio para comprender mejor estas relaciones.

La investigación encontró que muchas mujeres que intentaron dejar a sus parejas abusivas fracasaron porque habían desarrollado un apego emocional extremo. A esto se sumaba la baja autoestima y la personalidad dominante del agresor.

No es sorprendente la mayoría de las conexiones traumáticas se establecen con perfiles narcisistas. Como todos sabemos, estas figuras son capaces de manipular, controlar y dirigir a sus víctimas, impidiendo cualquier forma de resistencia psicológica y emocional.

El ciclo del abuso y la adicción: cuando el cariño destruye

El patrón emocional, cognitivo y conductual de la víctima muestra su adicción al amor malsano. En última instancia, es un apego que lo tolera todo.


La codependencia consiste en baja autoestima, idealización de la pareja, miedo a la soledad y autosacrificio hacia el narcisista.

Allo stesso modo, para que el vínculo traumático se mantenga, muchas veces se desencadena un ciclo de abuso muy preciso que sigue ciertas fases:


  1. La relación se caracteriza por tensiones frecuentes (peleas, abusos, humillaciones, ofensas…).
  2. La víctima decide reaccionar ante una afrenta más grave.
  3. El maltratador actúa rápidamente modificando su conducta, mostrando afecto, arrepentimiento y expresa disposición al cambio.
  4. Se produce la reconciliación, que en promedio es intensa y gratificante. Esta fase es seguida por un breve período de aparente armonía.
  5. El abuso y el maltrato reaparecen y el ciclo comienza de nuevo.

Una de las principales características del vínculo traumático es que cuando la víctima es perjudicada por su pareja agresiva, espera recibir su consuelo y perdón. Esta loca necesidad repercute en el vínculo traumático mismo.

¿Cómo comportarse en caso de una relación traumática?

El vínculo traumático se alimenta del desequilibrio de poder en el que se alternan momentos de castigo con momentos de recompensa (como las reconciliaciones). Para resolver el problema, la víctima debe romper este patrón, pero esto puede ser difícil ya que a menudo se encuentran completamente aislados.


Los narcisistas suelen separar a la víctima de familiares y amigos, por lo que les resulta más difícil acabar con el vínculo traumático de una vez por todas.

El apoyo social es fundamental en estos casos: amigos, compañeros, vecinos y servicios sociales deben ser figuras atentas y sensibles a estas realidades.

Maneras de dejar atrás un vínculo traumático

Para sobrellevar y dejar atrás un vínculo traumático, las siguientes estrategias serían útiles:

  • Separación de la víctima del agresor. La víctima debe reconocer y tomar conciencia del abuso emocional, el maltrato, la codependencia y el apego enfermizo que caracterizan el vínculo traumático.
  • Desarrollo de una red de apoyo.. La persona debe identificar nuevas figuras a las que acudir para hablar, compartir, sentirse escuchada y ayudada. Este acercamiento a figuras alternativas al agresor te permitirá ver tu realidad de una manera diferente, así como sentirte más fuerte y plantearte nuevas metas.
  • La terapia psicológica en estos casos es fundamental sanar la herida traumática y reconstruir la identidad y la autoestima, así como ofrecer nuevas estrategias a la persona para que no vuelva a caer en relaciones emocionalmente abusivas.

Conclusiones

Muchas veces quienes muestran una mayor tendencia a desarrollar estos lazos afectivos han sufrido traumas durante la infancia o los motivos radican en la educación recibida.


El trabajo del psicólogo en estos casos debe ser más profundo y delicado para sanar los signos de un trauma que persiste y que constantemente se manifiesta en cada relación. Sin duda una realidad muy compleja.

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