Vale la pena sentirse triste o roto de vez en cuando

Vale la pena sentirse triste o roto de vez en cuando

Vale la pena sentirse triste o roto de vez en cuando

Última actualización: 01 septiembre, 2016

Podemos sentirnos tristes o rotos de vez en cuando. No es necesario ser siempre las personas alegres que todos esperan, ni las que sonríen todo el tiempo y quieren hablar con los demás.

Tenemos derecho a dejar que nuestro corazón llore hasta que se seque. Es humano y es real. Que no, obedecería a la tiranía del optimismo desmedido, la represión emocional, el retraimiento en uno mismo, la toma de la vida.



Abraza la vida, sé consciente de que las emociones negativas no tienen por qué ser enfermizas. Esa tristeza, ira y frustración nos ayudan a caminar, a enfrentar lo que nos duele, a buscar el sentido de la realidad.

La importancia de valorar la vida

Lo escrito hasta aquí define la vida, la normalidad. No todo es rosa y flores, no todo nos hace sentir bellas y conserva la sonrisa en nuestro rostro. Es importante recalcar este aspecto, para educar nuestros pensamientos y comportamientos junto con nuestras emociones..

Esos días en los que no podemos levantarnos de la cama, en los que todo nos parece enorme y parece que el camino que hemos tomado se empieza a hundir, esos días son los mejores para reflexionar y no desanimarnos, para evitar que crezcan nuestros demonios. .

Es fundamental darse cuenta de que estar triste es nuestro derecho y parte de la vida.. Una fase de esos "micro dolores" necesarios para procesar y recomponer el mundo a nuestro antojo. Manifestaciones que, por otro lado, nos hacen entender que estamos vivos, que seguimos existiendo o que algo está cambiando.



Así, la profundidad psicológica que caracteriza los malos momentos se manifiesta en cambios de pensamiento, emociones y conductas. La capacidad de desprendernos de parte del lastre que nos oprime dependerá de cómo gestionemos ese malestar, es decir, del permiso que nos demos.

En este sentido, una buena metáfora es la muda de las serpientes. Cuando una serpiente tiene que mudar su vieja piel, opta por moverse entre dos piedras cercanas que la sujetan, la frotan y la ayudan a mudar la piel. Este movimiento le causa dolor, pero le ayuda a deshacerse de lo viejo para dejar espacio a lo nuevo..

Es el final de un proceso y el comienzo de uno nuevo. Y en esta transición inevitablemente se sufre. Si somos reacios a afrontar el cambio, la ansiedad aumentará, pero no podremos liberar lo que ya no nos da, lo que necesitamos, no podremos dar espacio a lo que quiere nacer. La liberación, por tanto, depende de la lección que subyace a esta ruptura.


Sentir que se nos rompe el alma nos hace reflexionar sobre aspectos en los que antes ni siquiera nos deteníamos. Este es un gran beneficio, pero solo podemos apreciarlo si abrazamos la presencia de los "demonios" que nos atormentan día tras día por el mal concepto que tenemos de ellos.

Es curioso cómo nos desnudamos cuando hace más frío, cómo nos despojamos de la ropa en busca de una felicidad que nunca llega porque tenemos un concepto equivocado de ella.. Vivimos en los extremos, porque sólo nos entregamos al fuego ardiente o al frío intenso. Y aquí es donde radica el problema.


Si abrazamos nuestras emociones y las sustentamos a través de nuestros pensamientos y comportamientos, tomaremos una decisión que será la base de nuestro crecimiento a lo largo de la vida. ¿Qué decisión? La de respetarnos, de aprender de nosotros mismos y de seguir caminando con las zapatillas adecuadas sea cual sea el camino a tomar..

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