Una creencia equivocada: ¿cómo corregirla?

Una creencia equivocada: ¿cómo corregirla?

Cuando una persona comete un error y queremos señalar su error, debemos hacerlo con respeto, asertividad y empatía. Es igualmente importante no caer en el orgullo moral porque a veces podemos encontrar que estamos equivocados.

Una creencia equivocada: ¿cómo corregirla?

Escrito y verificado por el psicólogo. GetPersonalGrowth.

Última actualización: 26 de marzo de 2022

Todos deberíamos aprender un encontrar la manera correcta (y respetuosa) de corregir a alguien que persevera en una creencia equivocada. Vivimos tiempos de noticias falsas y es fácil dar por sentada una información errónea. Luchar contra esa necesidad constante que la mayoría de nosotros tenemos de "tener razón" es una tarea difícil.



Admitir que a veces nos equivocamos es fundamental. Este ejercicio de la verdadera modestia requiere esfuerzo, no hay duda, y si ya nos cuesta admitir que errar es de humanos, más cuesta señalar a los demás sus ideas erróneas. ¿Cómo hacer esto sin dar lugar a una discusión? ¿Existen estrategias para que una persona se dé cuenta de sus errores sin que afloren tensiones y emociones negativas?

En última instancia, es saber preparar un terreno fértil para el diálogo, en el que florezca la comunicación respetuosa, y también asertivo, en el que las ideas fluyan y los argumentos sean adecuados. Veamos cómo hacerlo.

Estrategias para corregir a una persona que sigue teniendo una creencia errónea

Todos queremos tener razón. Defender nuestra verdad es un virus que se propaga; nos aferramos a nuestras ideas como una vela a su mástil, como una llama a su mecha. Admitir el error, para muchos, significa mostrarse vulnerable y casi nadie gusta de ser contradicho o de presenciar una demostración del error de su juicio o de su propia observación.



por lo tanto, unos más otros menos, todos nos encontramos teniendo que corregir a una persona que persistía con una idea equivocada. Por ejemplo, a menudo sucede con las personas que nos importan. Ocurre cuando, a pesar de haber vivido las mismas experiencias, todos tienen un recuerdo diferente y alguien cae en los llamados “falsos recuerdos”.

Ya sea nuestra pareja, nuestro padre o nuestro mejor amigo, cualquiera puede tener fechas o situaciones confusas y luego nos vemos en la necesidad de convencerlos de que ciertas cosas nunca han salido como dicen. Sin embargo, no hacerlo bien probablemente generará discusiones. 

Otro ejemplo en este campo puede referirse al lugar de trabajo. ¿Quién no ha tenido el placer de demostrarle a un colega que lo que decía no era cierto o no era realmente el caso?

Para la mayoría de nosotros, estas situaciones son familiares y, aceptémoslo, nos gustaría poder manejarlas con más confianza. Así que veamos algunos conceptos clave.

Comience con una afirmación positiva, no señale directamente el error

Para corregir a una persona que persiste en un concepto erróneo, no se recomienda comenzar con expresiones como "Entonces lo que dices no es cierto", "No es tan", "Mira te equivocas", etc. Los términos "no" y "mal" predispondrán a la otra persona a ponerse a la defensiva incluso antes de empezar.

Lo ideal es ser habilidoso y argumentar con empatía, haciendo la entrada más positiva posible. Por ejemplo, “Sí, es cierto que fuimos a ese lugar a visitarlo, pero también es cierto que nos hospedamos en un hostal bastante antiguo. En este sentido, estoy de acuerdo contigo. Ahora, tu hermano no estaba en ese viaje porque en ese momento todavía estaba trabajando en (…)”.


Para corregir a una persona que tiene una creencia equivocada, hay que prestar atención al tono de voz

Cuando corregimos a alguien, cuando le señalamos sus errores, es muy fácil utilizar, casi instintivamente, un tono autoritario, irónico o provocador. Esto debe evitarse al 100%.


El tono de nuestra voz es tan importante como nuestros argumentos, por eso es fundamental mostrar cercanía, empatía y serenidad a la hora de comunicarnos.

Argumenta y ofrece datos, de lo contrario tu propia verdad no será más válida que la de la otra persona.

Cuando quieras corregir a una persona con una creencia errónea, no es necesario decirle claramente que somos nosotros los que tenemos la verdad en la mano. Porque una verdad sin argumentos queda en vano, un hecho sin datos que la sustenten es humo saliendo por una ventana.


Para mostrar (sin imposición) y probar que tenemos razón, necesitamos ofrecer argumentos sólidos. Y para ello es necesario comunicar, dar información detallada y objetiva de forma asertiva. Al mismo tiempo, es fundamental escuchar con empatía para poder responder adecuadamente.

Admitimos que no siempre podemos convencer al otro

En realidad a veces puede pasar: no siempre logramos mostrarle al otro sus errores. Así, en un intento de corregir una creencia errónea, debemos admitir que a algunos no les gusta ver las cosas de otra manera. Esto sucede, por ejemplo, en casos más sensibles como aquellos en los que una persona defiende el movimiento no-VAX o con los Testigos de Jehová y el problema de las transfusiones de sangre.

Hay hechos que no podemos entender y que entran en el campo de los valores, la religión, el fanatismo y esos malentendidos ideológicos que son tan difíciles de defender. Mostrar el error a quienes hacen de sus falsas verdades un escudo impenetrable es muchas veces complejo y desesperante.


En estas situaciones, pero también en otras más ligeras como las asociadas a los falsos recuerdos, solo tenemos que aceptar la situación si la persona no cede. Lo queramos o no, estamos casi obligados a vivir en un mundo en el que, a menudo, cada uno defiende sus propias falsas verdades.

En la medida de lo posible, intentaremos debatir con serenidad e inteligencia, con sabiduría y asertividad. Pero si todo fuera en vano, lo ideal será retirarnos cuando todavía estemos ilesos y después de haber hecho un bajo sacrificio emocional.

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