tu realidad no es la mia

    tu realidad no es la mia

    tu realidad no es la mia

    Última actualización: 28 octubre, 2015

    Estamos dispuestos a compartir contigo esta reflexión, simplemente arriesgándonos a que tú, al otro lado de una pantalla, no pienses lo mismo, pero todo es parte de este juego sin salida...

    Lo entenderás más tarde.

     

    No vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos...

     

    Detente por un momento y piensa en este concepto.


    Tú, con tus fortalezas y debilidades, tus experiencias y tus ilusiones sobre tus hombros, en cualquier parte del mundo, estés donde estés, miras la vida y lo que sucede de una manera que se adapta a tus particularidades y preferencias.


    Con mis fortalezas y debilidades, mis experiencias y mis ilusiones sobre mis hombros, en cualquier parte del mundo, donde sea que esté, miro la vida y lo que sucede de una manera que se adapte a mis particularidades y preferencias.

    Y en nuestro diálogo tratamos de intercambiar nuestros mundos, a veces pensando que son lo mismo. Por eso, de vez en cuando, nos cuesta llegar a un acuerdo o entendernos.

    Es posible que ambos hayamos sido testigos del mismo evento. o han estado involucrados en la misma situación, pero cada uno lo vive a su manera, en base a sus experiencias, preferencias, creencias, etc. Eso es según la forma de ser de cada uno de nosotros.

    Por eso todas las opiniones de los demás son tan válidas como las nuestras, por eso hay un relativismo de lo que vivimos, una subjetividad de nuestros mundos y una construcción de nuestra propia realidad.

    Tú con tu conocimiento, yo con mi riqueza de experiencia, aún estando en el mismo lugar y observando lo que parece ser lo mismo, damos forma a diferentes realidades.



    Veamos un ejemplo:

    Nos invitaron a una fiesta y decidimos ir. Sin embargo, justo antes de marcharte, te llama un amigo para confirmarte que empezarás a trabajar en su empresa, lo cual es definitivo, mientras yo he hablado con mi pareja y hemos decidido romper. Mi cuerpo me pide que me quede en casa, pero me animo y pienso que refugiarme en mi interior solo me hará sentir peor. Así que decido ir a la fiesta de todos modos.

    Nos vemos ahí. Tú que brotas alegría por todos los poros, yo que me ahogo en la tristeza, tratando de disimularla.

    A pesar de esto, comemos, hablamos, bailamos… y en cierto momento suena una canción que me recuerda a él, no puedo evitarlo y el ambiente de fiesta de pronto se vuelve confuso, nostálgico y melancólico a mis ojos. Mientras sigues bailando, lleno de entusiasmo, como si no hubiera un mañana, yo por fin decido irme a casa. Tú, en cambio, quieres quedarte un poco más.

    Cuando pensamos en la fiesta de la noche anterior, recuerdo esa canción que me entristecía, sus platos favoritos y la constante necesidad de ocultar mi tristeza para que nadie se diera cuenta. Recuerdas el baile salvaje y el hecho de que eras más extrovertido y divertido que de costumbre.

    Casi parece que fuimos a fiestas diferentes, ¿no crees? El caso es que era la misma fiesta, solo que tu la viviste en su mejor momento y yo en lo peor, centrando nuestra atención en diferentes aspectos.

    ¿Necesitas más pruebas?


    A menudo, cuando hablamos de sentimientos o conceptos abstractos como el amor, la amistad, la confianza o la libertad, pensamos que estamos hablando del mismo concepto, pero en realidad hay diferencias.



    Te proponemos que preguntes a tus seres queridos qué significan para ellos estos conceptos y verás que la respuesta te sorprenderá. Ciertamente, tienen matices diferentes a tu idea de los mismos conceptos.

    Sin embargo, cuando iniciamos una conversación, es importante preguntarle al otro qué significa para él o ella lo que se está discutiendo.. De esta forma, conocerás su punto de vista, su mundo, su realidad.


    El encuentro entre dos personas es la confluencia de dos mundos, de dos realidades que muchas veces hablan para mostrarse y conocerse.

    Por eso, necesitamos hacer preguntas a los demás y no tratar de exigir o imponer nuestro punto de vista. Recuerda siempre que lo que otros han experimentado no tiene nada que ver con tus experiencias.

    Recordar: no vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos.

    ¡Atrévete a descubrir otros mundos, otras realidades!

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