Trampa de la motivación: esperar

Trampa de la motivación: esperar

Tendemos a decir que estamos desmotivados porque nos sentimos perdidos, inseguros y desanimados con respecto a nuestra meta. Esto es mientras esperamos las ganas de seguir adelante como por arte de magia. Sin embargo, según Russ Harris, simplemente estamos confundidos. Estamos a punto de contarte sobre la trampa de la motivación.

Trampa de la motivación: esperar

Última actualización: 02 de enero de 2020

¿A quién no le gustaría sentirse motivado? Saber aprovechar ese impulso que nos empuja a continuar, a seguir adelante, que nos susurra que es posible realizar nuestro sueño, que nos estimula a seguir luchando porque sentirnos inspirados tiene realmente su encanto. Y entonces existe la trampa de la motivación.



Cuando nos sentimos motivados todo nos parece posible, o al menos todo lo que tiene que ver con nuestro objetivo. Sin embargo, muchos caen en la trampa de la motivación cuando las fuerzas flaquean y surgen la desilusión y las dudas, o cuando quieren lograr algo pero no saben por dónde empezar. Profundicemos en el tema.

En primer lugar, la preparación es la clave del éxito.

-Alexander Graham Bell-

¿Qué es la motivación?

Según el médico y psicoterapeuta británico Russ Harris, no tener motivacion es imposible, ya que en cada acción que llevamos a cabo existe un cierto grado de motivación. De alguna manera, cada comportamiento en el que nos involucramos sirve para lograr algo.

Dar un discurso, comer un pastel, conducir, avisar que estamos enfermos, hacer una llamada telefónica, sentarnos en el sofá, leer un libro o hablar de cualquier tema. En cada una de las acciones enumeradas hay un propósito, una intención, una motivación, aunque no nos demos cuenta.


Pero entonces ¿En qué consiste la motivación? Según Harris, en el deseo de hacer algo. Sentirse motivado no es sentir una poderosa magia que nos lleva a actuar por instinto, ni es una inspiración divina que nos invade, sino que son las ganas de hacer algo. Nada mas.


Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor. Llevamos meses escribiendo una novela, pero desde hace una semana nos sentimos desmotivados porque no tenemos tiempo y estamos cansados ​​del trabajo. Ya no escribimos, pero pasamos ese rato viendo la televisión, hablando o tumbados en el sofá.

En esta situación, nuestras ganas de ver la televisión o de tumbarnos en el sofá son mucho mayores que nuestras ganas de seguir escribiendo la novela. Ahora bien, lo importante para nosotros es que queremos escribir, pero no tenemos ni el tiempo ni las ganas. Nos sentimos agotados. Pero entonces, ¿Para qué vemos la tele o nos quedamos en el sofá? 

Puede ser para relajarse, para estar cómodo o para calmarse, o para sentirse bien por un momento, porque estamos evitando molestarnos en escribir. A la larga, esta conducta no nos ayuda a hacer realidad nuestro sueño.

¿No sería mejor si en lugar de la falta de motivación, simplemente esa motivación que evita que nos sintamos mal y que nos empuja a hacer lo que queremos a largo plazo - dejar que nuestra motivación para escribir se abra paso, publicar un libro o compartir lo mejor de nosotros mismos con los demás?

Cuando decimos que no nos sentimos motivados, lo que en realidad queremos decir es que nos gustaría hacer algo importante para nosotros, pero que no estamos dispuestos a actuar si no nos sentimos felices, seguros, confiados y llenos de energía. . Así, mientras nos sintamos cansados, inseguros, desanimados o perezosos, difícilmente nos dedicaremos a ese algo...


No te quedes sentado esperando que llueva algo del cielo. Lucha por lo que quieres, hazte cargo de ti mismo.

-Michel Tanus-

El vacío motivacional y la trampa de la motivación

Cuando concebimos la motivación como un sentimiento, es muy probable que nos quedemos inmóviles. Así como cuando nos sentimos bien, positivos o entusiastas, podemos decir que nos sentimos motivados, pero si estos sentimientos se desvanecen o desaparecen, podemos decir que nos sentimos desmotivados. Pero ¿por qué razón?


Muy simple. La motivación entendida como sentimiento nos lleva a caer en la trampa de ocultar los sentimientos más adecuados antes de emprender cualquier acción, llevándonos a permanecer inmóviles, a la espera. Esta es la trampa de la motivación. El punto es: ¿realmente creemos que la motivación aparecerá como por arte de magia?

Sin embargo, si entendiéramos la motivación como un deseo más que como un sentimiento, cambiaría: probablemente cambiaríamos de actitud. En este sentido, podríamos evaluar nuestros deseos e identificar qué nos motiva en cada una de nuestras decisiones. Además, podríamos distinguir entre los deseos que pretenden prevenir el malestar y los que son afines a nuestros valores.

Depende de nosotros llevar una vida guiada por el deseo de evitarlo todo o una que esté basada en valores. Sí, no podemos olvidar que entre nuestros instintos más primordiales se encuentra el deseo de evitar el malestar, por lo que no es posible eliminar esta tendencia; en cambio, podemos decidir actuar de acuerdo con nuestros valores. El punto no es necesariamente estar motivado, sino comprometerse con lo que queremos.


Entonces, según Russ Harris, el compromiso es el primer paso; sentirse motivado viene después. es decir que las acciones son lo primero y los sentimientos lo segundo. Mucho mejor y más satisfactorio es actuar de acuerdo con nuestros valores, más aún si luego aparecen los sentimientos que deseamos. Sin embargo, esto no siempre sucede, ya que no hay garantías en términos de sentimientos.

Los argumentos de nuestra mente

A la trampa de la motivación hay que añadir todos aquellos mensajes que los medios de comunicación, ciertos libros y ciertos la gente continuamente nos pregunta qué estrategias se necesitan para sentirse motivado. A menudo se trata principalmente de disciplina y fuerza de voluntad. Al creer estos mensajes, volveremos a caer en la trampa de la motivación.


  • Primero, nos aventuraremos en busca de esa fórmula mágica que nos haga sentirnos motivados, en lugar de comprometernos con la acción.
  • En segundo lugar, cuando no la hayamos encontrado, tomaremos la decisión de dejar la empresa porque la disciplina o la fuerza de voluntad que nos caracteriza no es suficiente.

En este punto, reflexionando, nos daremos cuenta de que la disciplina y la fuerza de voluntad son solo otra forma de indicar el compromiso que se basa en un conjunto de valores, así como hacer lo necesario para conseguir lo que queremos, aunque en algunos momentos no nos sintamos motivados.

Solo tenemos que deshacernos de la creencia de que el deseo aparecerá como por arte de magia para empezar a cultivar el compromiso adquirido con nuestro objetivo. No lo olvides: primero debemos actuar de manera coherente con nuestros valores, independientemente de cómo nos sintamos. Y, una vez adquirido este hábito, aparecerá la disciplina o la fuerza de voluntad.

Ha llegado el momento de dejar la sala de espera de la motivación para dar paso al compromiso con nuestro objetivo, y de acuerdo con nuestros valores. Solo así aparecerá el anhelado deseo, ese que de alguna manera nos empuja a hacer realidad nuestros sueños.

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