¿Trabajar bajo presión, habilidad o insensibilización?

¿Trabajar bajo presión, habilidad o insensibilización?

Trabajar bajo presión es considerado una habilidad por la mayoría de los empleadores. ¿Pero no es, en cambio, un gran error?

¿Trabajar bajo presión, habilidad o insensibilización?

Última actualización: 24 marzo, 2022

La capacidad de trabajar bajo presión ha ganado valor en los últimos años. El ritmo al que evoluciona el mercado laboral es alto y muchos empleadores piensan que los trabajos que conocemos hoy no se parecerán en nada a los que tendremos en unos años.



La pregunta que nos hacemos es hasta qué punto trabajar bajo presión es una habilidad o más bien un efecto desensibilizante. Podríamos preguntarnos si tal perspectiva está normalizando una situación que, siendo real y operativa, es no obstante dañina.

Todos han tenido que trabajar bajo presión. También es obvio que quien responde mejor a esta presión tiene ventaja, o más bien acaba. No está claro, sin embargo, la medida en que la presión a largo plazo afecta y la adecuación de un trabajo que expone al empleado a estrés constante.

"La fuerza más poderosa bajo cuya presión a veces nos vemos obligados a trabajar es nuestra propia conciencia".

-Lucian Blaga-

Trabajar bajo presión

Hasta cierto punto, el trabajo siempre produce presión.. Requiere esfuerzo y superación de obstáculos y problemas. Implica el gasto de energía, por lo que provoca un cierto nivel de tensión. También es claro que hay momentos o circunstancias en los que esta tensión sube, así como hay otros en los que disminuye.

Es importante que cualquier persona aprenda a trabajar bajo presión. Es decir, aprender a superar el estrés que surge de las dificultades, el cansancio o la presencia de varios estímulos a la vez. Sin embargo, estos aspectos no deben abrumar la capacidad del sujeto para manejarlos.



Por otro lado, cada persona tiene una tolerancia diferente al estrés. Algunos lo sortean muy bien, mientras que para otros es más difícil. Asimismo, no todas las actividades conllevan la misma presión. Un médico de urgencias se enfrenta a mucho más estrés diario que un peluquero.

En cualquier caso, así como hay presión también hay un nivel de tolerabilidad. Si se supera, aparece un desequilibrio. que podría tener consecuencias negativas.

Este nivel puede ser superado por una circunstancia específica o por efecto permanente. En estos casos, trabajar bajo presión ya no es una habilidad, sino un factor de riesgo.

Cuando se supera el límite

Los efectos de soportar un nivel de presión que supere el umbral de tolerancia de la persona pueden ser muy negativos. En primer lugar, causa estrés destructivo, una condición en la que las demandas del entorno superan la capacidad del individuo para responder a ellas.

El estrés tiene consecuencias que van desde condiciones de salud, como migrañas o indigestión, hasta efectos en el estado de ánimo que se expresan como mal genio, tristeza o frustración. Si dura demasiado, el cuadro podría empeorar.

El esfuerzo excesivo puede conducir a la fatiga laboral. Esta constituye una condición grave que compromete la salud física y mental de la persona.

Lo más preocupante es que una vez presente es irreversible. El estado antes mencionado puede bloquear permanentemente la capacidad de trabajar.

Establece límites saludables

Trabajar bajo presión es una habilidad si sucede dentro de límites razonables. Lo que se busca es realizar tareas exigentes en poco tiempo y con buenos resultados.


La presión viene de la dificultad de la actividad y el tiempo limitado disponible. Si se logra, hay un aumento notable en la productividad.


Sabemos que se ha superado el límite cuando los resultados de la tarea no son los adecuados, especialmente si esto sucede con frecuencia. No significa que no pueda completar la tarea, sino que puede llevar más tiempo y tal vez un nuevo método para completarla con éxito.

También está claro que trabajar bajo presión no es una buena idea cuando genera estrés constante o en dolencias físicas, a pesar de la culminación exitosa del trabajo. En definitiva, cuando el trabajo afecta la salud física o mental, hay que reconsiderarlo.


Es bueno aprender a trabajar bajo presión, pero es mejor no perder de vista los efectos que esto tiene sobre la salud y la calidad de vida. En particular, es importante no volverse insensible a lo que uno experimenta. De lo contrario, esto deja de ser una habilidad y se convierte en un problema.

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