Tener prisa en el amor es el error de muchas parejas

Tener prisa en el amor es el error de muchas parejas

La prisa es un mal consejo a la hora de tomar una decisión. Esto también se aplica a las promesas hechas en nombre del amor, antes de que la relación de pareja sea lo suficientemente madura.

Tener prisa en el amor es el error de muchas parejas

Última actualización: 25 octubre, 2022

Amores que de repente florecen y crecen sin control, en poco tiempo: los hemos visto, quizás también los hemos vivido. Vale, puede que Cupido haya hecho muy bien su trabajo y que nos encontremos ante un gran amor que lo demuestra desde el principio. Pero tener prisa en el amor puede llevar a seguir adelante, con consecuencias desastrosas.  



Les pasa sobre todo a las parejas más jóvenes ya las que tienen una edad más avanzada, que sienten el peso del tiempo sobre sus hombros, como si fuera una guillotina afilada. Se queman las etapas a una velocidad aterradora y cuando menos se lo esperan, el reportaje ya parece haberlo dado todo. La prisa les lleva a experimentar la relación en un solo momento y, de repente, de tan intensa experiencia sólo quedan cenizas hechas de odio y desinterés.

Enamorarse provoca un desequilibrio hormonal y neuronal. Un estado placentero que a cualquiera le gustaría vivir para siempre. Es posible extenderlo, de hecho, cuando en lugar de precipitarse en el amor, se frena un poco sin. Pero cuando lo bebes todo de un trago, la relación suele estar numerada.

El ser humano moderno lanza muchos proyectos porque tiene prisa por ver el final.

Tener prisa en el amor: el papel de las hormonas

Las hormonas son las protagonistas de las primeras etapas de una relación de pareja. La conmoción es tal que muchas personas literalmente se sienten ebrias de amor. Esta es la etapa donde la otra persona toma cada pequeño pensamiento. El corazón se agita, los ojos brillan y las mariposas en el estómago vuelan salvajes como si alguien hubiera trastornado su paz.


No hay duda de que tu pareja es el amor de tu vida. Ese cóctel de hormonas que afecta gran parte de la química cerebral altera nuestro juicio y nuestra capacidad crítica. Sí, el amor es ciego o, al menos, miope en términos lógicos.

Algunas parejas cometen un grave error en esta fase: la prisa por vivirlo todo en un momento se apodera de su razonamiento y les lleva a pisotear terrenos que pertenecen al futuro, y que aún no han analizado. Llueven promesas y juramentos; pactos y acceso ilimitado a la vida del otro. Por otro lado, ninguno de los dos se atreve a dar un paso atrás, por miedo a que el otro haga lo mismo.

Toma decisiones a la ligera

La prisa es un mal consejo a la hora de tomar decisiones importantes. Algunas parejas planean tener un hijo a pesar de que solo han estado juntos durante unos meses. O asumen ciertos compromisos sin conocer suficientemente a la pareja, sin haber llegado a una complicidad estable, sin haber tenido nunca una discusión.

Para consolidar una relación se necesita mucho más que una disrupción hormonal. Hay una necesidad de comunicación, y mucho más. También es importante dejar tiempo para la adaptación mutua. Por mucho que uno se sienta almas gemelas, se necesita tiempo para que surjan las diferencias y se encuentren mecanismos pacíficos para encontrar soluciones.

La prisa no muestra estas diferencias. Y si lo hace, no les permite darle la importancia que merecen. En la primera fase, uno está dispuesto a aceptarlo todo, sin ningún espíritu crítico. Esto sucede porque el objetivo no declarado en esta etapa es identificar lo más posible en el vínculo establecido.

El encanto del descanso

Hay muchas personas sedientas de experiencias intensas; se sienten vivos sólo cuando pierden momentáneamente la cabeza y se entregan sin reservas a enmascarar sus problemas cotidianos. Sé testigo de la victoria de tu equipo favorito, enloquece en un concierto o siente la adrenalina de saltar en paracaídas, por ejemplo. La primera fase del amor es una de estas experiencias.


Es maravilloso sentirse enamorado y experimentar este sentimiento al máximo. Sin embargo, debemos ser conscientes del hecho de que es solo una etapa de la relación y no de la relación como tal. Surgirá el deseo de hacer planes para el futuro, tal vez para mudarse juntos y formar una unidad familiar.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que todo lo que nace rápido muere igual de rápido... y no hay peor caída que la que nos hace despertar una mañana dándonos cuenta de que tener a un extraño a nuestro lado con el que no tenemos nada en común.


La convivencia puede hacer que el misterio inicial se desvanezca, pero tener prisa en el amor no le da a la relación el tiempo que necesita para madurar. Entonces, en el primer obstáculo la relación se desvanece antes de que florezca. Reflexionemos: medir y tomar descansos favorece la complicidad y ayuda a echar raíces más profundas en la tierra, que se convertirán en esperanza y apoyo al mismo tiempo.

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