Te olvido porque estoy cansado de olvidarme

Te olvido porque estoy cansado de olvidarme

Te olvido porque estoy cansado de olvidarme

Última actualización: 11 de diciembre de 2015

Te olvido por qué me amo, por qué Estoy cansado de ser ese satélite que gira a tu alrededor, perdido y roto. Como una luna que ya no brilla y que ha perdido su magia y hasta su luz.

¿Por qué a veces nos vamos a los extremos y perdemos el equilibrio y la autoestima por otra persona? Sin saber cómo, algo tira y tira de nosotros hasta que cada parte de nosotros se deshilacha., dejándonos con el alma hecha pedazos y sin alegría alguna.



 

Es importante recordar que toda relación afectiva se basa en vivir la vida junto a otra persona. Nunca debemos cometer el error de vivir nuestra vida para la otra persona, poniendo las llaves de nuestra felicidad en sus bolsillos.

A pesar de esto, todos sabemos que olvidar no es fácil y por ahora nadie tiene esa pastilla especial con la que esfumarse cuando una relación no funciona. Olvidar, de hecho, no es la solución a todos los dolores del alma y del corazón.

En cambio, se trata de "bajar el volumen" de la memoria poco a poco, de desactivar su importancia para que ese ruido no nos impida volver a vivir con equilibrio y dignidad. Porque quien nos hace olvidar lo que somos no tiene derecho a ocupar un lugar destacado en nuestra memoria.

Cuando me olvidé de mí

La necesidad de olvidar viene después de tomar una decisión. y haber dado un paso adelante. Esto implica un gran acto de valentía y madurez emocional, cuando comprendemos que necesitamos despedirnos de algo que nos estaba lastimando.



 

Cuántos días pasan, cuántas estaciones pasan detrás de las ventanas, el tiempo no nos hace olvidar. En cambio, ayuda a enderezar las cosas y, sobre todo, a madurar. Porque lo que es realmente difícil es olvidar quién nos hizo olvidar todo lo demás.

Si has tenido una relación como esta, en la que te diste cuenta que ya no eras quien realmente eres, por supuesto sabrás cuánto tiempo es necesario el proceso de rehabilitación y cuidado interior para poder "encontrarte a ti mismo". Sin embargo, ¿qué nos lleva al extremo? ¿Por qué nos dejamos llevar tan ciegamente por y para otra persona?

Estas son relaciones muy codependientes.

De una forma u otra, terminamos "diluyéndonos" en la persona que amamos, perdiendo así nuestra individualidad. El problema es que muchas veces lo hacemos voluntariamente, completamente enamorados y considerando el amor y la relación desde este punto de vista.

Poco a poco llega un punto en el que consideramos las necesidades del otro como más importantes que las nuestras. Te sorprenderá saber que, para que esto suceda, no siempre se necesita una imposición de un miembro de la pareja sobre el otro.

Dentro de la psicología popular, hablamos del síndrome de Wendy, que hace referencia al personaje literario Wendy Darling del cuento de Peter Pan. Por lo general, se trata de mujeres que conciben el amor como "entregarse por completo al otro", quedándose atrás y cuidando a la pareja y dejándose a sí mismos en un segundo plano.

Relaciones en las que el "poder" está contenido en una sola persona

Si uno de los dos miembros de la pareja tiene la tarea de tomar todas las decisiones y da prioridad al otro, la relación se desequilibra y está abocada al sufrimiento. La otra persona tendrá una autoestima e integridad vulnerables, será, metafóricamente hablando, un satélite que gira alrededor de un planeta, sin rumbo, sin luz y yendo cada vez más a la deriva día tras día. El olvido de uno mismo sucede de manera progresiva e irremediable.



Recordar es fácil para quien tiene buena memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón

Como tenemos corazón, el olvido es como un ancla hundida que en contadas ocasiones nos permite liberarnos de los recuerdos del pasado. A pesar de esto, a veces lo que buscamos no es olvidar la relación en sí, sino esa persona en la que nos habíamos convertido y que no se parecía en nada a lo que realmente somos.


 

Hay relaciones que nos transforman en alguien que no somos. Nos hacen frágiles, hacen vulnerables nuestros valores y juegan con nuestros sentimientos. Cuando nos miramos al espejo y no nos reconocemos por la tristeza impresa en nuestras expresiones, es hora de reaccionar

Quien nos transforma en otra persona no ama realmente lo que somos, sino la imagen que él creó o que él mismo tiene en su cabeza.

  • La persona que está a tu lado debe respetar tu esencia, tu luz, tu persona en todas sus facetas.
  • En el momento en que él quiera cambiar algo de ti, y le permitas justificarlo con la idea de que lo hace por amor, comenzarás a deambular por un abismo muy peligroso.
  • Siempre llegará un momento en el que compararás cómo te sientes y lo que te mereces. Si hay más quejas que alegrías, y si eres consciente de que mereces equilibrio y, sobre todo, felicidad, serás lo suficientemente valiente como para dar ese paso adelante.
  • Recuerda siempre que, en realidad, no se trata de olvidar cada día vivido juntos. Se trata de recordar sin que duela y eso es algo que conseguirás al seguir viviendo un día a la vez.

Cada vez será más difícil olvidar a quien te dio cosas buenas para recordar. Si por el contrario no te han dado más que lágrimas y desengaños, deja que salgan de tu mente y de tu corazón, como una astilla debajo de la piel que finalmente sale y te hace respirar.


Imágenes cortesía de Christian Schloe

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