¿Por qué pasó esto?
La respuesta es simple: porque tendemos a reproducir inconscientemente los patrones que vimos en nuestra infancia, porque es mucho más fácil perpetuar lo que sabemos que atrevernos a hacer algo nuevo, de hecho, lo más probable es que ni siquiera podamos pasar una hora juntos. a alguien sin criticar o quejarse de algo. En la medida en que este juez que tenemos dentro de nosotros crece, borra todo rastro de positividad, de esta manera nos encontramos atrapados en un cÃrculo vicioso, de manera que cuanto más criticamos y menos aspectos positivos vislumbramos, más nos centrarnos en lo que no nos gusta y menos seremos capaces de ver lo que realmente nos atrae. Este es un mecanismo horrible que conocemos muy bien.Los peligros de dar carta blanca al crÃtico que llevamos dentro
No imponer lÃmites a este crÃtico interno significa dejarlo crecer libremente, hasta el punto de que se salga de control y nos cause un daño enorme. Un estudio de la Universidad de Stanford mostró que dedicar solo media hora al dÃa a quejarse o escuchar a alguien que lo hace, puede provocar cambios importantes en la función cerebral. Según este estudio, las quejas en curso afectan a las neuronas del hipocampo, un área relacionada con la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Al parecer, el simple hecho de quejarse y criticar sin pretender encontrar una solución provoca la atrofia de esta área cerebral.Otro estudio similar, realizado en la Universidad de Missouri, analizó a más de 800 adolescentes y adultos jóvenes durante un perÃodo de seis meses. En este caso, se ha comprobado que quienes tienen la costumbre de quejarse y criticar suelen tener un mayor riesgo de padecer depresión o ansiedad.Dar carta blanca al crÃtico interno puede tener enormes repercusiones:
- Hiperbolización del prisma negativo. Cuando nos enfocamos más en criticar lo que no nos gusta en lugar de apreciar las cosas que nos gustan, corremos el riesgo de desarrollar una visión pesimista del mundo. De hecho, al utilizar principalmente las lentes de la crÃtica acabaremos por atrofiar las lentes que nos permiten ver cosas bellas y positivas. De esta forma corremos el riesgo de construir una cosmovisión que no nos deja esperanzas y nos sumerge en la depresión.- Desarrollo de un "yo" hipertrófico. A medida que crece el crÃtico dentro de nosotros, ocupa el espacio de todos los demás aspectos de nuestra personalidad que nos permiten sonreÃr ante la vida. De esta manera terminamos desarrollando un "yo" hipertrófico, transformándonos en una persona que solo puede señalar errores y quejarse, por lo que nos convertimos en la sombra de lo que podrÃamos ser porque hemos alimentado solo una parte de nuestro "yo".
- Pérdida de la capacidad de sentir placer. Todas las situaciones a las que nos enfrentamos a diario tienen un lado positivo y otro negativo, centrarnos solo en el aspecto negativo nos impide apreciar las oportunidades y los aspectos positivos, por lo que poco a poco perderemos la oportunidad de disfrutar de las cosas. De esta forma no solo perderemos el interés por los demás, sino también nuestra capacidad de disfrutar de la vida. En ese momento comenzaremos a morir.
Tres estrategias para explotar el potencial de la crÃtica que tenemos dentro
Por supuesto, el crÃtico interior no es un monstruo. De hecho, es útil porque nos ayuda a darnos cuenta de lo que está mal y, de alguna manera, nos anima a mejorar. Cuando no estamos satisfechos con una situación, nos anima a cambiarla. El problema comienza cuando el crÃtico interno no hace más que quejarse, asà que la próxima vez que te quejes o critiques algo, asegúrate de seguir estos tres pasos:1. No critiques para criticar, averigua tus razones. ¿SabÃas que el 95% de los consumidores nunca se quejarÃa de un producto frente a la empresa que lo produce, pero la mitad de ellos se quejan de la calidad de este con amigos? El problema no es la crÃtica en sÃ, sino la queja sin sentido. Entonces, cuando te quejes, pregúntate siempre cuál es la motivación subyacente. ¿Qué quieres lograr? ¿Cuál es tu objetivo con esta crÃtica?2. Pregúntese qué quiere cambiar. Antes de quejarse por el simple placer de hacerlo, pregúntese qué es lo que realmente quiere cambiar. Una estrategia eficaz es ser más precisa. Si te tomas el tiempo de expresar lo que realmente sientes y lo que te molesta, te quejarás menos y podrás identificar el problema real más fácilmente.3. Renunciar a la actitud pasiva y adoptar una proactiva. En lugar de nombrar todo lo que te molesta en una serie interminable de crÃticas, deja de lado esta actitud de gemido y aprende a mantenerte activo. En este punto comprenderás que algunas cosas no pueden cambiar, acéptalas. También notarás que hay muchas otras cosas en las que puedes influir, asà que haz algo para cambiarlas, aunque sea un pequeño gesto, sin darnos cuenta, muchas veces volvemos nuestra atención a las cosas que no nos gustan o que nos gustarÃa. gusta cambiar. AsÃ, nuestro campo de atención se convierte literalmente en detector de cosas negativas, obviamente las cosas positivas existen, el caso es que nos cuesta verlas, porque no nos molestan. Para ayudarte, te propongo un desafÃo muy sencillo: intenta pasar un dÃa entero sin tu crÃtico interior. Silencialo cada vez que intente criticar algo, cada vez que actúe para encontrar algo negativo en tu rango; al contrario, busca siempre algo positivo, algo que te haga sentir bien. Puede ser un simple detalle como una florecilla que acaba de florecer, una cualidad que amas en tu pareja o algo que hayas logrado con éxito en el trabajo. Se trata de sacar a la luz todas las cosas hermosas por las que nos sentimos agradecidos y que normalmente escondemos. crÃtica y negatividad por debajo. Por un dÃa, solo concéntrate en lo que te gusta, lo que te mueve y lo que te apasiona. Puede que te resulte difÃcil al principio, ya que has pasado muchos años dejando que tu crÃtico interior determine tu vida. Sin embargo, si al final del dÃa te has sentido bien, quizás sea el momento de empezar a desarrollar otros aspectos de tu personalidad, aquellos que pueden hacerte más feliz, y asà quitarle un poco el aliento a esa voz interior que siempre encuentra algo que hacer. decir sobre todo.