Ser antifrágil para moverse en la incertidumbre

Ser antifrágil para moverse en la incertidumbre

Los que son antifrágiles se mueven con confianza incluso en medio de las dificultades. No le teme a la incertidumbre porque ha aprendido de la adversidad y sabe florecer en el caos. Sabe manejar el estrés y ve oportunidades donde otros solo ven problemas. 

Ser antifrágil para moverse en la incertidumbre

Escrito y verificado por el psicólogo. ObtenerCrecimientoPersonal.

Última actualización: 15 2021 noviembre

Caos, incertidumbre, inestabilidad, eventos inesperados, hiperconexión, soledad, ansiedad. La sociedad actual podría definirse por estos y muchos otros sustantivos. En este escenario, una de las estrategias de supervivencia es aprender a ser antifrágil, un concepto interesante introducido por el ensayista libanés Nassim Nicholas Taleb en 2012.



Sobrevivir y prosperar en un escenario cambiante y desafiante es sumamente complicado. Sin embargo, no solo es posible, sino que hay personas que incluso logran prosperar en tiempos turbulentos.

Es costumbre asociar el término "antifrágil" a la figura de la Hidra, la mítica serpiente casi imposible de aniquilar porque en cuanto le cortaban una cabeza, nacían dos más de la herida. Es una metáfora que encaja bien con esos personalidades capaces de reaccionar a pesar del estrés, el dolor y las dificultades.

Obviamente no es fácil adoptar tal actitud. Es necesario pasar primero por una fase de debilidad para conocer la derrota, la caída, el fondo.

Solo cuando aprendemos de la adversidad, nuestras fracturas psicológicas sanan recubriéndose con un nuevo material, tan fuerte como el grafeno; así nos volvemos, como dice Taleb, antifrágiles.

Aprender a ser antifrágil: ¿qué significa?

En 2007, Nassim Taleb nos habló en su libro El cisne negro sobre eventos mundiales inesperados e impredecibles. Taleb, un investigador neoyorquino, experto en matemáticas y finanzas, nos empujó a tomar conciencia de lo acostumbrados que estamos a dar demasiadas cosas por supuestas, a dejar poco espacio al factor caos que, por otro lado, altera en ocasiones aspectos de nuestra realidad.



Un cisne negro puede ser, por ejemplo, una crisis económica o sanitaria; o una pérdida personal, un fracaso repentino. Aceptar que no es posible tenerlo todo bajo control es sin duda la principal lección de este esclarecedor libro. Pues bien, 5 años después, Taleb nos sorprendió con una nueva palabra, otro concepto que venía a complementar la idea anterior.

Moverse en este lago de aguas inciertas, donde de vez en cuando se avista un cisne negro, lo mejor es aprender a ser antifrágil. ¿Qué significa? ¿Para qué sirve? Es simple: manejar el estrés causado por eventos inesperados, desarrollar una actitud tranquila y atenta capaz de sobrevivir en todas las situaciones caóticas, a todas las experiencias duras, inesperadas y complicadas.

Puede ser frágil, fuerte o antifrágil.

Nassim Taleb describe tres comportamientos diferentes ante el desafío:

  • Sé frágil. Un estado que todo el mundo experimenta al menos una vez en la vida. Significa vivir en una angustia constante e insoportable. El ejemplo que se muestra es el de Damocles, cuya cabeza está amenazada por una espada que cuelga de un hilo. El estrés que acumulamos ante el solo pensamiento de que nos pueda pasar algo malo y no podamos salir de ello, nos sumerge en un estado de sufrimiento perenne.
  • Mantente fuerte, brillante y resistente.. El ejemplo es el del fénix: renacer después de ser destruido y levantarse aún más fuerte... pero sin mostrar gran inteligencia ni sabiduría.
  • Finalmente, Taleb propone aprender a ser antifrágil. Llegar a ser como la Hidra, alguien a quien se le puede cortar la cabeza, pero capaz de hacer levantar dos más de la herida recibida. Para ello, necesitas moverte inteligentemente en el caos, aprovechar el estrés o las dificultades para resurgir, crecer, redescubrir tu poder.

¿Son sinónimos antifragilidad y resiliencia?

La antifragilidad es básicamente un concepto económico. La resiliencia, por otro lado, proviene del mundo de la física. Ambas ideas han sido adoptadas en psicología, especialmente con respecto al crecimiento personal. Surge entonces la pregunta de si los dos términos no describen la misma realidad. La respuesta es no.



La resiliencia define nuestra capacidad para adaptarnos a la adversidad, aprender de ella y salir fortalecidos. Ser antifrágil va más allá de simplemente adaptarse a los momentos más difíciles, en el que se siente incertidumbre o desafío. Significa aprovecharlos, manejarlos con habilidad, ver en la incertidumbre una oportunidad de crecimiento y poder.


La antifragilidad surge indiscutiblemente de la misma fragilidad. Solo cuando hayamos experimentado personalmente los efectos del caos o del destino, podremos endurecer la piel, el corazón, la mente y entender que es fundamental reaccionar. Pero no basta con protegernos de las dificultades. Debes actuar con intuición para prosperar durante la tormenta de nieve. 

¿Cómo se aprende a ser antifrágil?

Ninguno de nosotros nace Hidra, y tal vez nadie querría serlo. Aprender a ser antifrágil significa convertirse en monstruos de piel dura y sangre fría. Este concepto no tiene nada que ver con la agresión. Más bien, se trata de trabajar sobre las siguientes dimensiones:

  • Aprende a manejar el estrés. 
  • Entender y aceptar todas nuestras emociones.
  • Usar la ansiedad a nuestro favor y no en nuestra contra: inyectar motivación, capacidad de superación, impulso hacia el éxito.
  • Sea creativo para dar diferentes respuestas a un mismo problema.
  • Aceptar la incertidumbre, entender que la vida puede cambiar, que lo que hoy damos por sentado puede que mañana ya no exista.
  • Reducir el miedo al cambio. También significa saber qué necesitamos en cada momento y dárnoslo, saber ver las oportunidades de crecimiento y aprovecharlas sin dudarlo.

Aprender a ser antifrágil podría resultar una estrategia de supervivencia ideal en muchos momentos de la vida. Es una propuesta interesante a evaluar para dar un paso adelante en nuestro proyecto de vida.


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