Sentimiento de abandono: ¿dónde se origina?

Sentimiento de abandono: ¿dónde se origina?

Sentimiento de abandono: ¿dónde se origina?

Última actualización: 02 septiembre, 2020

Algunas personas sufren de una constante sentimiento de abandono lo que les produce un fuerte malestar interior, ya que viven con el temor de que las personas que los rodean tarde o temprano los abandonen. Hablamos de grandes observadores que analizan con detenimiento cualquier palabra o acción para comprobar cuánto temen: “nadie quiere estar conmigo, nadie me quiere, soy indiferente a todos”.


En muchas ocasiones, se equivocan. Sin embargo, cuando iniciamos una relación temiendo que la otra persona nos abandone, es posible que esto suceda. La razón de esto es que el miedo se vuelve tan fuerte que estas personas terminan estableciendo lazos afectivos poco saludables. Este miedo les lleva a controlar, molestar y desconfiar de su pareja. Eventualmente la relación se rompe y termina.


También sucede que las relaciones cambian con el tiempo. Los amigos que tenemos ahora y con los que tenemos una fuerte amistad, en el futuro, pueden salir de nuestra vida. Las vidas y las relaciones se transforman. Desafortunadamente, el constante sentimiento de abandono que experimentan algunas personas les impide ser conscientes de ello. Su miedo a perder a sus seres queridos les hará creer que cualquier cambio en una relación es malo.

El apego que se desarrolla en la infancia.

Para entender a una persona que experimenta un continuo sentimiento de abandono, es necesario prestar atención al tipo de infancia que tuvo. Aunque es una etapa de la que tenemos un recuerdo muy vago, en ella se desarrolla el apego. Este es un vínculo muy importante que marca todas nuestras relaciones en la edad adulta.

“Para ser adultos independientes y seguros, debemos ante todo haber sido niños dependientes, afectuosos y apoyados; en pocas palabras, seres queridos ".


-Sue Gerhardt-


El apego es el vínculo emocional que todos los niños desarrollan con quienes los cuidan, personas que se preocupan por sus necesidades y las hacen sentir seguras. Según diversas investigaciones, si durante la edad adulta experimentamos un sentimiento continuo de abandono, esto se debe a un desarrollo malsano del apego. Por lo tanto, es posible que hubiera deficiencias en la infancia. Veamos algunos de los más frecuentes.

Factores que provocan la sensación continua de abandono

  • Falta de amor. Si los padres no abrazan, acarician o brindan afecto físico de alguna manera, el niño crecerá con falta de afecto. Lo mismo ocurrirá si nunca se le dice nada agradable. Existen diferentes tipos de manifestaciones afectivas, no son solo físicas y necesarias.
  • Tutores ausentes. Muchas de las personas que sufren un constante sentimiento de abandono se encuentran en esta situación porque sus padres les han prestado poca atención. Tal vez estaban muy concentrados en sus relaciones, tal vez estaban ausentes o muy ocupados. En cualquier caso, el niño experimentó una profunda sensación de ausencia.
  • Ejemplos de relaciones enfermizas. La interacción entre los padres es fundamental para construir la certeza de que no seremos abandonados. La infidelidad, por ejemplo, suele ser muy perjudicial para la seguridad del niño. En estos casos, es común que interpretes que todas las personas son "infieles" y lo abandonarán.

El sentimiento constante de abandono es una carga muy pesada, pero en la infancia era un mecanismo de defensa para sobrevivir. En lugar de desarrollar un apego seguro, el niño ha desarrollado un vínculo inseguro-ambivalente, que estará presente en todas las relaciones de su vida adulta.


La persona sospechará y estará alerta ante cualquier posible engaño. Al mismo tiempo, sin embargo, dependerá de alguien más que pueda satisfacer todas sus necesidades emocionales.



La repetición de los mismos modelos.

Si te sientes identificado por la descripción anterior, quizás hayas tenido parejas que te son infieles o con apego extremo a sus padres o que no te brindaron la atención necesaria. Puede que estés repitiendo inconscientemente los mismos patrones de tu infancia. La única diferencia es que se reproduce en otros contextos y con otras personas.

La primera vez que descubrimos el impacto de nuestra relación con nuestros padres en nuestra vida adulta, podemos sentir ira. Tal vez empecemos a culparlos por todo lo que nos pasa. No obstante, es necesario recordar que hicieron todo lo que pudieron en ese momento.

Además, ahora que hemos crecido, somos los únicos responsables de nuestras acciones y las decisiones que tomamos. Culpar a otros no nos ayudará. La única herramienta útil será trabajar sobre nosotros mismos.

La mejor manera de curar el apego malsano adquirido en la infancia está trabajando en tu autoestima. Esto te permitirá descubrir tus carencias y eliminar la necesidad de buscar a alguien que las supla. Comenzar a cultivar la confianza te ayudará a confiar en ti mismo y en los demás. Esto te ayudará a tener relaciones más sanas.


Tenga en cuenta que no puede verificar o deshacer lo que sucedió cuando era niño, pero puede decidir arreglarlo ahora. Para hacer esto, tienes que toma el control de tus sentimientos. El camino hacia las relaciones saludables no es fácil, pero vale la pena.

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