Regulación emocional en entornos sanitarios

Regulación emocional en entornos sanitarios

Los retos a los que se enfrentan cada día médicos, enfermeras, fisioterapeutas y todos aquellos que trabajan en el sector salud generan en ellos una serie de emociones que repercuten en su salud. Es difícil permanecer indiferente ante la gran carga laboral, emocional y profesional que supone trabajar con personas con problemas de salud.

Regulación emocional en entornos sanitarios

Última actualización: 29 de mayo de 2020

La regulación emocional en entornos de salud ayuda a los especialistas de la salud reconocer la utilidad y la transitoriedad de las emociones. También les ayuda a administrar su influencia y no dejarse abrumar por ellos.



La regulación emocional consiste en una serie de habilidades encaminadas a reconocer, gestionar y controlar nuestras emociones. Desde un punto de vista psicológico, se concibe como un proceso básico dentro de la inteligencia emocional. Esta inteligencia es crucial para el desarrollo de las habilidades comunicativas, imprescindibles para trabajar con los pacientes.

Para practicar la regulación emocional en entornos sanitarios, primero es necesario conocer con precisión a qué se refiere este mecanismo y en qué consiste. Aprender sobre los medios de regulación emocional "Adquirir la capacidad de abrirse tanto a los sentimientos agradables como a los desagradables" (Fernández, 2010).

El modelo de regulación emocional basado en el proceso emocional de Hervás (2011) identifica una serie de pasos a seguir antes de llegar al control total:

  • Apertura emocional: nos permite identificar, experimentar y expresar emociones.
  • Atención emocional: capacidad de reconocer emociones y ser consciente de ellas.
  • Etiquetas emocionales: habilidad para identificar emociones y darles un nombre.
  • Aceptación emocional: capacidad de no rechazar las emociones sentidas.
  • Análisis emocional: reflexionar y comprender el significado y las implicaciones de las emociones.
  • Regulación emocional.

La relación pensamiento-emoción

Hay uno Relación bidireccional entre emociones y pensamientos. Ambos se retroalimentan, y el colapso de uno pone en riesgo al otro. Un pensamiento negativo constante, del que no podemos despegarnos, afecta cómo nos sentimos. Al mismo tiempo, una emoción negativa que no se ajusta a la realidad afecta a nuestro pensamiento.



Un ejemplo común en los trabajadores de la salud es que creen que no pueden ayudar completamente a los pacientes debido a la falta de tiempo. Esta insatisfacción genera emociones como la frustración, el estrés o la impotencia. A su vez, estas emociones alimentan el pensamiento, provocando un empeoramiento progresivo de la situación.

Una solución a estos problemas es cambiar la situación a través de la acción. Sin embargo, en algunos casos, las cosas no se pueden cambiar. o las posibilidades de hacerlo son bajas, especialmente en el sector salud (cuando se trabaja con enfermedades terminales, cuando los síntomas persisten o cuando los recursos o el tiempo son limitados).

En este caso es fundamental contar con las herramientas adecuadas para gestionar tus emociones y ofrecer atención de calidad a todos los pacientes.

Estrés en especialistas de la salud y regulación emocional en entornos de salud

Varios estudios establecen una relación directamente proporcional entre la inteligencia emocional y el estrés profesional. Los datos indican que un mayor entrenamiento en inteligencia emocional reduce el estrés y aumenta la prevención del burnout (Bajo Gallego y González Hervías, 2014).

El burnout, o síndrome del trabajador "quemado", genera insatisfacción en el trabajo, la degradación del ambiente laboral, la reducción de la calidad del trabajo, el ausentismo, el abandono de la profesión y la adopción de posiciones pasivo-agresivas hacia los pacientes.

-Leal-Costa, Díaz Agea, Tirado-González, Rodríguez Martín y Van Der Hofstadt, 2015-

Los beneficios del mindfulness para los pacientes

Mindfulness se traduce como atención plena y consiste en centrarse en el presente, en el aquí y ahora, siguiendo las siguientes pautas:


  • sin juzgar
  • sin expectativas
  • Abierto a todo lo que nos rodea.
  • Por curiosidad o con mente de principiante
  • Adoptando una actitud de autocompasión

Se ha probado que la práctica del mindfulness aumenta la regulación emocional. Además, en los pacientes, esta práctica puede:


  • Aumentar el bienestar general e reducir los estados emocionales disfuncionales y los síntomas físicos de enfermedades crónicas.
  • actuar como factor protector ante el empeoramiento de la función cognitiva global en pacientes con Alzheimer.
  • Sea positivo para los pacientes con síntomas de estrés, ansiedad y depresión.
  • Contrarrestando los efectos negativos del estrés crónico en pacientes con cáncer.
  • Alivia el dolor físico, mejora la salud general, las relaciones sociales y la salud mental en pacientes con fibromialgia.

El propósito del mindfulness no es dejar la mente en blanco, sino aceptar los pensamientos y sentimientos que experimentamos, liberándonos de ellos. Dándonos cuenta, por tanto, de que ambos fenómenos son transitorios y no definen quiénes somos.


La persona que practica mindfulness regularmente puede aprender a autorregular sus emociones con maestría.

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