Quejas que envenenan el alma: 5 consejos para dejar de quejarse

Quejas que envenenan el alma: 5 consejos para dejar de quejarseHay gente que se queja de todo. Estas personas se enfocan en el lado negativo de la situación y son incapaces de apreciar los aspectos positivos. Para estas personas, nunca nada es suficiente, están eternamente insatisfechas y siempre encuentran motivos para quejarse. Por supuesto, vivir así no es vivir, es morir un poquito todos los días. Además, las quejas incesantes no solo conciernen al oyente, sino también y sobre todo al que se queja. Quien se queja es un eternamente infeliz, alguien que es incapaz de sentir gratitud y se hunde en la amargura, viendo como cada día todo lo que le rodea es cada vez más oscuro.

¿Cómo son las personas que trabajan en "modo de reclamación"?

- Negatizan todo, incluso lo positivo. Son verdaderos especialistas que buscan pequeñas manchas solares. Nunca son felices, incluso cuando consiguen lo que se proponen. Siempre encuentran motivos para quejarse y asumen el papel de víctimas. Su frase favorita es: “Sí, pero…”. Es como si estuvieran mirando el mundo a través de lentes grises, para ellos siempre hay algo mal y ninguna razón es lo suficientemente buena para ser felices.
- No buscan soluciones. Las personas que trabajan en "modo de quejas" no buscan soluciones a sus problemas, porque así no deberían quejarse más. En realidad, se sienten cómodos en esta situación, han encontrado un equilibrio y al convertirse en víctimas, han aprendido a aprovechar las cosas negativas. Por lo tanto, su principal objetivo no es buscar respuestas o soluciones, sino simplemente despertar la compasión en los demás y llamar la atención.
- No reconocen sus errores. Estas personas tienen una profunda miopía con respecto a sus errores. Para ellos, la culpa siempre es de los demás, son incapaces de asumir sus propias responsabilidades. El problema es que tienen un locus de control externo, para ellos todo lo que sucede en la vida depende de la buena o mala suerte, por lo que terminan convirtiéndose en marionetas en manos del destino. Evidentemente, al ser incapaces de reconocer sus errores, no hacen nada para corregirlos, hundiéndose cada vez más en un círculo vicioso muy negativo. A lo largo del día nos quejamos mucho, más de lo que deberíamos y lo que podría considerarse ". saludable". Nos quejamos del tiempo, del transporte, de nuestro jefe o del vecino, porque la comida estaba demasiado fría o porque había demasiada publicidad en la televisión… Es probable que la lista sea interminable. De hecho, podríamos definir esta era como “la era de las quejas”. El problema es que las quejas no ayudan a solucionar el problema, al quejarse no tenemos el objetivo de solucionar nada, simplemente expresamos nuestro pesar por la situación. . Desde este punto de vista, las quejas no solo son ineficaces, sino también dañinas para nuestro equilibrio emocional, es interesante notar que algunos estudios han demostrado que incluso si estamos insatisfechos con algunos productos, el 95% de las personas no optan por quejarse directamente. a la empresa que los puso a la venta, por miedo o porque no quieren perder demasiado tiempo. En cambio, la gente prefiere quejarse con los amigos, por lo que sucede que mucha insatisfacción y frustración acumuladas terminan mostrándonos la factura porque generan una profunda sensación de impotencia. Quejarnos sin resolver nada nos hace sentir incapaces, y esto conduce directamente a la victimización, la desesperación y un sentimiento de impotencia. Evidentemente, estos son sentimientos muy negativos que no nos ayudan en la vida diaria, pero terminan minando nuestra autoestima y nuestro estado de ánimo, si acumulamos varios días quejándonos, año tras año, acabaremos causando solo daño.

¿Cómo dejar de quejarme?

1. Aceptar todo lo que no se puede cambiar. Las quejas a menudo provienen de un desajuste. A estas personas les resulta difícil adaptarse y aceptar que las circunstancias cambien. Por eso se quejan de que no todo es tan perfecto como les gustaría. En realidad, probablemente no tengan malas intenciones, pero quejarse no es la mejor solución. Para mantener nuestro equilibrio psicológico es fundamental saber qué batallas tenemos que librar y cuáles consideramos perdidas. Por tanto, es fundamental aprender a aceptar todas aquellas cosas sobre las que no tenemos poder. La próxima vez que estés a punto de empezar a rezar un rosario de quejas, pregúntate cuál es el propósito: ¿de verdad quieres resolver algo o solo quieres quejarte?2. Dejando de juzgar todo el tiempo. Todos tenemos una tendencia innata a comparar y juzgar. Sin embargo, cuando hacemos esto continuamente, adoptando una posición de superioridad, puede convertirse en un problema. Entonces, si quiere dejar de quejarse, primero debe aprender a no juzgar. No somos perfectos, también cometemos errores, por eso no tenemos derecho a juzgar a los demás. Antes de juzgar, haz un examen de conciencia e intenta ponerte en el lugar del otro. Tener una actitud empática te permitirá ser más comprensivo y menos inclinado a juzgar. Este es un cambio difícil, pero una vez que lo hagas, te darás cuenta de que estás viviendo con menos estrés y que eres mucho más feliz.
3. Ajuste de expectativas. Laméntele tiende a basarse en expectativas poco realistas. Cuando esperamos demasiado del mundo y nos decepciona, quejarse es una forma de consuelo. Sin embargo, tener expectativas demasiado altas implica que no podemos ver el mundo tal como es, significa que no podemos adaptarnos a los cambios. En última instancia, significa que estamos viviendo la vida con la actitud de un niño perpetuamente enojado. Por supuesto, esto no significa que debamos dejar de soñar, sino que debemos ser lo suficientemente flexibles para adaptarnos a los cambios a medida que surgen.
4. Controlando la mente. En muchos casos, las quejas provienen de ideas irracionales o pensamientos erróneos, como generalizaciones inadecuadas. Por ejemplo, podemos generalizar un problema que ha ocurrido en una circunstancia concreta y pensar que siempre ocurre así. Esa voz que habla en nuestras cabezas tiene un poder enorme sobre nosotros, por lo que no deberíamos tomar todas sus afirmaciones con certeza. De vez en cuando conviene cuestionar lo que nos decimos, preguntándonos no solo si es verdad, sino también cuestionando la utilidad de este diálogo interior.
5. Centrándose en las cosas positivas. Todas las cosas que suceden tienen un lado positivo, pero a veces no lo vemos porque solo nos enfocamos en lo negativo. Es como si los árboles individuales nos impidieran ver el bosque. No se trata de adoptar una actitud positivista hasta el amargo final, sino de aprender a disfrutar de los momentos positivos, en lugar de buscar continuamente la perfección y los defectos ocultos. Cuando comiences a enfocarte en las cosas positivas, te darás cuenta de que hay muchas buenas razones para sentirte agradecido Finalmente, antes de quejarte, recuerda que el cambio que quieres ver en el mundo debe comenzar en ti primero. Completar continuamente el formulario de queja para enviarlo al mundo no te ayudará, es como fingir que un león hambriento no te ataca solo porque eres vegetariano. Más bien, aprenda a aceptar la vida tal como es.
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